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Entre el Neoliberalismo y el New Deal

Javier Pérez Cobo
Javier Pérez Cobo
Graduado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, especializado la Segunda República y Guerra Civil española, progresista, interesado en devolver la memoria y dignidad a quienes lucharon por la democracia y libertad.
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análisis

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Desde finales de la década de 1970 hasta la actualidad hemos asistido al desarrollo de políticas que, intentando salvar el capitalismo existente, han arrasado con los cimientos construidos tras la Segunda Guerra Mundial. El mundo avanza día a día, sin embargo, lo hace con cada vez más dificultad, pues da la sensación de que, las desigualdades son tan marcadas, que el propio capitalismo, a la larga, no va a poder soportar este modelo.

Estos días de confinamiento, uno se pregunta si, la crisis sanitaria que vivimos, será la gota que colma el vaso en un sistema que parece dar, cada vez con más claridad, signos de flaqueza.

Esta nueva crisis está dejando múltiples evidencias de la debilidad de las políticas neoliberales a largo plazo. La brecha social, la disminución del estado y, en este caso, la de los servicios públicos, solo ha traído como consecuencia, mayor pobreza y por tanto, mayor desigualdad.

La crisis de 2008 ya evidenció fisuras en estas políticas, sin embargo, parecieron solucionarse con una mayor flexibilización del trabajo junto a la reducción de servicios públicos que, a la larga, nos ha pasado factura.

El colapso que estamos viviendo en la sanidad de Madrid, es más claro ejemplo de estas políticas, pues el Partido Popular, que gobierna desde hace décadas, ha precarizado los servicios y a los funcionarios. Ahora lo vemos en la sanidad, pero también desde el año pasado hemos asistido a una reducción de los medios tanto físicos como humanos en transportes tales como autobuses o trenes.

Desde Europa se habla ya de un gran New Deal como respuesta a la crisis, de hecho, el diario inglés Financial Times recogió hace unos días diversos artículos en los que se hablaba de las respuestas fiscales y económicas que debería llevar a cabo la Unión Europea para capear esta crisis lo mejor posible.

La pregunta es: ¿Realmente es posible que, con la situación actual de endeudamiento y perdida de competitividad, los estados europeos puedan emprender unas políticas similares a las del New Deal?

Desde luego estas hipotéticas reformas pasarían por la extensión de unos servicios públicos mermados por décadas de privatizaciones junto con la creación de un fuerte tejido industrial. Aunque esto sobre la teoría pareciera esperanzador, no parece que el capital europeo esté dispuesto a contribuir a esto, perdiendo millones y millones que, podrían ahorrarse si se mantienen deslocalizados en países africanos o asiáticos.

En cualquier caso, a mí personalmente, esta crisis me está haciendo reflexionar lo importante que son los servicios públicos, ya no solo para garantizar la atención adecuada a la sociedad, sino para proveer a todos los individuos de las mismas oportunidades de desarrollarse dignamente.

Este punto es fundamental, pues es el estado quien debe prevenir y proteger que la desigualdad entre las capas sociales de la sociedad no aumente como en la última crisis económica a la vez que garantiza las oportunidades anteriormente mencionadas.

El mantenimiento de estos servicios públicos, pasa en primero lugar por repensar el sistema fiscal que tenemos, en el que los que, desde hace unas décadas, los más tienen son los que menos aportan, cayendo el mayor peso fiscal en las clases medias, o desde 2008, en lo que queda de ellas.

Esto también pasa por la ruptura de imaginarios que están muy asentados en nuestra sociedad, ya que provocan que quienes menos tienen crean justo que, el que más tiene no debe ser quien más aporta al sistema porque, es más “listo” o “currante” que los demás por haber “triunfado”. Estos individuos tienen la obligación moral y social de aportar más para que, quien más lo necesite no caiga en la marginalidad económica y, en consecuencia, social.

En cualquier caso, lo que es evidente es que Europa necesita ser responsable con quienes más lo necesita, recuperar su cara amable, si es que la tuvo en algún momento y practicar políticas fiscales y sociales justas, pues vienen tiempos difíciles y el capital siempre se olvida de quien más sufre, el estado no puede también darles la espalda.

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