El artista Antonio López presentó este martes 19 de septiembre, su libro “Cuerpos y flores” en el Museo Thyssen – Bornemisza, donde se enfrascaran alguna de las obras más relevantes de su creación.

Reconocido por su paisajismo, en la que destaca aquella maravilla donde se vislumbra una Gran Vía hastiada por el vacío y la nada, y que fue empleada años más tarde por Alejandro Amenábar para desambientar la mítica escena de Abre los ojos, con la que sorprendió por el contraste de la congestión diaria que allí se vive, siendo capaz de congelar un instante deshumanizado, y con aquella alma crepita que el pintor retrató.

En esta ocasión y para su primer libro de artista, López ha preferido centrarse en un par de elementos que retratan la fragilidad; los cuerpos y las flores, según palabras del propio genio.

El autor manchego está encumbrado dentro de la generación que es adalid, los realistas de Madrid, y en la que destaca a los ojos del gran público, por sus más sonados estereotipos, el principal, aquel que lo llevó a tardar más de 20 años para entregar el retrato familiar del rey emérito Juan Carlos I.

La colección encorsetada dentro del las páginas, recoge 60 obras entre pintura, boceto y escultura de la totalidad o en detalle de determinadas facciones de estas. En la recopilación se incluye una lámina de giclée de “Rosas de Ávila”, así como un estuche tallado en madera de arce cubierto por vidrio en el que está grabada “La mujer de Coslada”.

A pesar de su rechazo previo para que este libro saliera adelante, el pintor ha reconocido sentirse muy satisfecho con el resultado final, reseñando además que ha estado muy encima, porque consideraba que se tendría que ofrecer la mejor versión de su producción.

En un repaso sobre la actualidad de su trabajo, López desliza que hoy día le llegan pocos encargos, aunque incide en que el sigue indagando en sus leitmotivs habituales: la ciudad y las flores.

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