Lo que más ha llamado la atención del terremoto de Italia es su poder destructivo con una intensidad de 6.3 en la escala de Richter, que ha dejado 247 muertos por ahora y pueblos enteros destruidos, si lo comparamos con el ocurrido, casi a la misma hora en Birmania, de 6.8, con sólo  4 muertos y escasos edificios derrumbados. ¿Por qué esa diferencia? Las autoridades europeas empiezan a reflexionar sobre ese asunto. Saben que en el Viejo Continente hay una zona que va desde el sureste de España, pasando por Italia, la península balcánica y Grecia muy propensa y escasamente preparada para este tipo de catástrofes.

Los sismólogos advierten que el terremoto de Italia “puede a volver a reproducirse en cualquier parte del cinturón que abarca la placa continental y colisiona con la africana”. El 11 de mayo de 2011 fue en la localidad murciana de Lorca. Dejó nueve muertos. Dos años antes otra vez en Italia. El problema, según los expertos es que “los hipocentros de estos seísmos se localizan cerca de la superficie y eso lo hacen más devastadores”. Cuanto más cerca del cielo abierto, peor es la intensidad de la onda expansiva.

Luego hay que tener en cuenta las edificaciones. “Los edificios en Europa no están preparados ante tales eventualidades”. No ocurre como en Asia, y concretamente China, Corea y Japón, donde las edificaciones requieren una serie de especificaciones para amortiguar los efectos de un seísmo. “Habría que empezar a plantearse eso mismo en España, Italia y Grecia”, dice Leonardo Seeber,  de la Universidad de Columbia.

El centro de Italia es una zona montañosa, los Apeninos. Los sismólogos dicen que las condiciones han cambiado. Los movimientos tectónicos de las placas continental, más conocida como euroasiática, y la africana han cambiado de sentido. Y eso mismo convierte a la zona “de alto riesgo”. Los edificios son de piedra, y muchos de ellos tienen valor histórico por lo que no se tocan. El daño que pueden hacer si se derrumban es tremendo.

Eso es lo que ha ocurrido este jueves en Italia. Fuentes oficiales elevan, ya, a 247  el número de víctimas mortales.  El número de heridos todavía no se ha podido determinar ya que muchos de ellos están siendo atendidos en los hospitales de campaña instalados en la zona. Ya han sido contabilizados casi 400. Los desaparecidos se cuentan por decenas. Para ellos, el tiempo cuenta en su contra.

Las provincias más afectadas han sido la de Rieti, Norcia y Perugia.  Las localidades  Amatrice  Accumoli.   Arquata del Tronto y Castelsantangelo han  sido arrasadas.

El hipocentro, superficial,  a 8,7 kilómetros de profundidad. Tal y como ocurrió en la localidad murciana de Lorca, la relativa escasa profundidad del mismo ha producido mayor intensidad de la onda expansiva y, por lo tanto mayores daños.

Y a ello hay que sumar la hora en que se produjo. La población se encontraba durmiendo en sus casas que se derrumbaron. Durante 15 segundos, el seísmo se sintió en Roma, la capital, a unos cien kilómetros al sur del epicentro. Pero también en lugares más lejanos, como Venecia y Nápoles.

“La situación es un drama. El pueblo ya no está. Nuestra emergencia es que necesitamos unidades especiales para sacar a la gente de debajo de los escombros”, ha manifestado el edil de Amatrice, Sergio Pirozzi.

No es la primera vez que Italia se ve afectada por un grave terremoto. El 6 de abril de 2009, en L’Aquila. Un seísmo de 6,2 de magnitud dejó 300 muertos y cuantiosas pérdidas. En Amatrice, una mujer afectada ha dicho que “han muerto menos que en el terremoto de 2009, pero porque en el pueblo hay muchos menos habitantes”. Así es, la población de Amatrice apenas sobrepasan las 3.000 personas. Tres cuartas partes del pueblo han quedado totalmente destruidas.

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