Cualquier acción inteligible se dirige a la realización de objetivos específicos. Carecer de ellos sería como emprender una travesía sin rumbo. Sería el desastre. El hundimiento.

Por tanto convengamos que, cuando cierto accionar de un equipo de gobierno afecta de un modo negativo a la situación de amplios colectivos sociales o es un acto premeditado, o resulta de la negligente actuación de unos incompetentes.

En Estrategia, sin embargo, se suele afirmar que, cuando se analizan las acciones de los jugadores en un escenario, jamás debe considerarse a las mismas como ininteligibles. Esto es, se deben considerar como acciones premeditadas, inteligentes, que tienden a un objetivo claro y definido por su modelo de proyecto social, económico y político.

Aquí, para clarificar el tema, debemos reconocer que los objetivos son siempre futuros, mientras que los resultados son siempre pasados. Lo que parece obvio no lo es, cuando se nos recuerdan objetivos que nada tienen que ver con las consecuencias de los actos de gobierno que padecemos, por ejemplo. Si se afirma que el paro ha descendido por la creación de empleo, se evita a la vez definir su calidad y cuantía. No siempre se aclara que lo que ha disminuido es el paro registrado, consecuencia de la salida del sistema de personas que ya no encuentran sentido a permanecer en él. Son expulsados de la cobertura. Víctimas de los errores y abusos de los gestores públicos y privados. Se enmascara la realidad.

Precisando conceptos, un objetivo es una situación a crear. Bien, dicho lo cual, el resultado de este modelo que nos pretenden imponer, hasta ahora no ha sido prometedor. Básicamente esto es así, porque se confunden los términos.

Que una economía crezca no es garantía ni de bienestar, ni de equilibrio entre esfuerzos y recompensas. Un indicador, por decir algo, es la caída de las sucesivas recaudaciones fiscales. De aquí, si de una vez estos gestores se sinceraran, deberían afirmar que su objetivo es consolidar e incrementar el beneficio de grupos específicos de empresarios.

Otro asunto es la ininterrumpida aparición de casos de corrupción o, al menos de falta de ética en la práctica del desempeño de cargos. Martinez Pujalte mediante.

 Pero, como dicho reconocimiento de lograr objetivos discrepantes con las afirmaciones públicas, no sería bien recibido por las almas buenas e ingenuas. Entonces tratan de alterar los principios de la comunicación honesta, dando lugar al periodismo de nuevo cuño. Ello supone alterar los significados modificando simplemente los significantes. No más imputados, ahora investigados. Cambiar las palabras, como con ello se resolviese la pobreza energética, alimentaria o la exclusión, que los objetivos del gobierno han procurado. Porque se trata de eso.

No aceptemos más mentiras ni eufemismos. Los resultados están a la vista. No surgen de una intención difamatoria. Más quisieran. Pero la realidad es terca y la respuesta social se intensificará. De allí el afán por acallar la discrepancia, o la difusión de un relato contrapuesto al que pretenden. Las pensiones se han revalorizado por la deflación, afirman economistas a quienes se les debería retirar su acreditación como tales. Mienten y lo saben. Traigamos aquí, que el Mercurio mitológico era el mensajero de los dioses, y el patrón de los viajeros, de los pastores, de los oradores, de los mercaderes (economistas) y aún de los ladrones. No sé si me explico.

Aclaremos que sus objetivos, los de este gobierno, no son otros que crear esta situación de deterioro de la mayoría para beneficio de una minoría. Y eso ni es una descripción marxista, ni siquiera socialista, ni mucho menos socialdemócrata. Es una afirmación que se verifica en los hechos de la realidad ciudadana de todos los días. Que puede consultarse en los últimos informes de organizaciones españolas o extranjeras. En materia económica, en libertades sociales, en cuestiones sanitarias, educativas o, inclusive, políticas, España ha retrocedido de manera ostensible en los últimos cinco o seis años.

Tal escenario no puede ser fruto de un accionar irreflexivo ni casual. Muy por el contrario. Su propósito es consolidarlo con el apoyo de esos grupos económicos. Los que, por otra parte, no escatiman medios para que tal contexto no sufra alteraciones.

Quién no desee verlo, es que ya ha sido víctima de la enorme operación de acción psicológica colectiva que han emprendido los grupos mediáticos más importantes.

En lugar de sincerarse, desde el gobierno y sus apoyos, prosiguen con la construcción de falacia tras falacia. Un proverbio judío afirma que: “Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanza de volver”.

En España estamos llegando al punto del no retorno. ¿Qué harás para que ello no ocurra?

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