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Elogio a Ted Kaczynski, la Casandra de nuestra época

César Maltrago
César Maltrago
Estudiante de filosofía, fotógrafo, escritor y músico.
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análisis

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La apologética de la «sociedad de expertos» resulta cansina y atenazante en estos tiempos de ignominia y decadencia social. Se nos ha vendido desde los altares del plasma una sociedad vacua y aséptica formada por supuestos expertos desinteresados. Su máscara es la de la neutralidad y sus guantes los de la avaricia.

Las pretensiones culturales posilustradas de estas marionetas afincadas en la órbita del poder demuestran o pretenden demostrar un claro desconocimiento de la ciencia, y la sociología de la ciencia, tal que meros publicistas Mientras recitan sus himnos en mor de la ciencia y la sociedad

de expertos, totemizan la ciencia bajo el tabú de lo metafísico o lo ideológico.

El contexto es un «contexto vacuo», como casi todos los contextos comunicacionales de la esfera política actual.

Es similar a esa moda liberal de autodenominarse y canonizarse como “demócrata”, ocultando pretensiones ideológicas de diversa índole, cada cual más abyecta.

En este caso, evidentemente no se está haciendo referencia a la cosmovisión democrática de Solón, sino a cierta «homeostasis» entre las instituciones administrativas y las coorporaciones, o grupos de inversión. Una plutocracia perfeccionada que se enmascara según su conveniencia; incluso en pro de supuestas pretensiones de «transparencia»

Suele ser que estos democratas “de centro” son los mayores proselitistas de la sociedad de expertos y de las tecnocracias de nuevo cuño.

En España el pensador más relacionado con esta concepción onto-política tecno-liberal es Gonzalo Fernandez de la Mora y Mon. Un político opusino (OPUS) que pretendía la superación del Estado-Nación a través de la superación de “la ideología”¿Para qué? Para el establecimiento de castas acreditadas socialmente. Grupos elitistas encargados de gestiones político-administrativas.

Todo esta cosmovisión naufraga en el marco de un Estado idealizado: un estado tecnológico que lucha por la idea de un progreso tecno-científico y una economía con mayúsculas ¿En que se basa dicha cosmovisión? En que la historia humana y su inherente desarrollo ya había generado un caldo de cultivo capaz de perfeccionar la sociedad a través de una casta de expertos, «analíticos» y estadistas. Tecnócratas deificados, en busca de la perfecta ortopedia demo-estadística.

Es curioso su ferviente europeismo y sus glorias al aparato Europeo.

Y es que el truco no es muy complejo, se trata de un simple enmascaramiento. La triquiñuela consiste en hablar de desideologización del ámbito político en pro de un idealismo social de carácter tecnocientificista.

El proceder es este, se parte de una deificación de la ciencia con mayúsculas y se admite un corpus de pretensiones instrumentales asépticas en pro de una supuesta neutralidad ideológica.

Los tecnócratas beben de la deificación tecnocientifica mientras abogan por un totalitarismo económico. Es una nueva forma de reduccionismo psicosocial capcioso que emerge de las esferas del denominado realismo capitalista neoliberal.

Vemos que en la actualidad esta corriente neoliberal renovada ya no aboga por su viejo dogma sobre el crecimiento indefinido, sino que se escuda en un capitalismo humanista edulcorado con pretensiones decrecentistas. La Agenda 2030 es prueba de ello. Un peligroso invitado que se escuda tras las mascaras y velos de ecocapitalismo, el feminismo de nuevo cuño y los actos de buena fe.

Pero la Agenda 2030 no representa lo esencial de esta estrategia tecnocrática, sino que es una de las extremidades del think tank DAVOS.

Casandra grita desde el fondo de un pozo insonorizado. Y es que parece que la nueva moda del feudalismo prototecnologico supranacional acabará monopolizando el control social a través de empresas biotecnologicas, economía digital, medicina tecnointeligente y diversos templos

organizativos de diversa índole. Probablemente se imponga un crédito social tecnológico similar al proyecto chino pero con ciertos retoques liberales. No hace falta ser profeta para ver hacia donde apunta el vector del tiempo.

Volviendo un poco a la documentación historiográfica podemos ver que este pensamiento tecnocrático no es el monopolio único de la derecha reaccionaria sino que más bien procede en sus orígenes del ala social-democrata o mejor dicho del socialismo utópico de Saint Simon.

Un gran exponente e ideólogo de esta nueva sociedad era H. G Wells. Escritor clave de ciencia ficción y fabiano de renombre; muy influenciado por la cosmovisión teosófica.

Si leemos su ensayo “La Conspiración abierta” podemos ver como su ideal de progreso se sustenta en una idealización de la maquina y en la aplicación omnipotente de las ciencias sociales. Todo encaminado a tecnocracia científica. Una verdadera apología de la sociedad de expertos. Las fuentes de las que bebe Wells son las del socialismo utópico.

Quisiera remarcar algunos extractos para que se entienda el bien el eje de coordenadas que define esta “sofisticación” ideológica:

  • ”No hay duda que debe existir una adaptación necesaria de la voluntad humana normal a toda sociedad; ningún hombre es de una virtud inmaculada
  • ”… un Negociado de información y consejo, el cual tomará nota de todos los recursos del plantea, calculará las necesidades corrientes, repartirá las actividades productivas y controlará la distribución”
  • “El alma del hombre no es ya la suya. El mismo hombre ha descubierto que su alma forma parte de un ser más grande que vivía antes que el naciera y ha de sobrevivirle”
  • “Un movimiento mundial para la supresión, ampliación o fusión de las instituciones vigentes politicas, sociales y economicas.
  • “La Conspiración Abierta no puede mantener relación alguna con la herejía de que el camino del progreso humano consiste en una extensa lucha de clases”
  • “La Conspiración Abierta es un movimiento creador, organizador y no un movimiento anarquista. No aspira a destruir los controles y formas existentes de asociación humana, sino a substituirlos o amalgamarlos en un directoriado mundial coún”
  • “La extinción de muchos bellos animales es una de las culpas que nuestro mundo está pagando por su indolencia en desarrollar un gobierno colectivo común”
  • “El hombre es un animal imperfecto y nunca completamente digno de confianza en la sombra. Ni moral ni intelectualmente se halla libre de caidas”
  • “El control inteligente de la población es una posibilidad que coloca al hombre al margen del proceso de competición que rigió hasta aquí la modificación de las especies y en ninguna otra forma puede libertársele de ese proceso.
  • “debe haber una debilitación de la iniciativa individual en un caso y una estandarización o restricción creciente del otro”
  • “Los germenes de esa economía en verdad cientifica, existen ya en el estudio de la organización industrial psicología
  • “Existe una clara esperanza de que más tarde caiga dentro de sus fines la dirección de la voltuntad genetica”

Vemos que H. G Wells va muy en la linea de la idea de DAVOS, El gran Reinicio, la Agenda 2030, the Opensociety Fundation. Tras las bellas ideas de progreso social y humanismo vemos como se esconde una fragua de tecnocracía y apología de la tecnociencia. Existe una pretensión de deificación tecnocientifica y un supuesto asepticismo social,

Esta deificación de la ciencia proviene de la vieja idea en concebir a la ciencia como un modelo de neutralidad y objetivismo.

La comunidad científica abandonó esta tesis hace ya bastante. Existe ya una consolidada sociología de la ciencia que nos demuestra que los descubrimientos científicos precisan de financiación, acreditación y capacitación instrumental para el trabajo.

La imagen literaria y romántica del genio encerrado en su laboratorio auto-gestionado, realizando experimentos y descubrimientos sigue perdurando a pesar de pecar de ingenuidad estética e ingenua narrativa.

En la actualidad los científicos trabajan en grupos que normalmente cumplen patrones jerarquizados, y que dependen de tecnologías caras; subvencionadas por empresas o Estados. Esa pretensión de la neutralidad científica carece de muy pocos defensores en la actual Fª de la Ciencia.

La pretensión de ver el esapcio vital y social como algo meramente instrumental y cuantificable resulta grosero ante una perspectiva humanista.

Actualmente estamos viendo una reformulación de este idealismo social en el campo del big-data. Byung-Chul Han denomina esta epecie de Ilustración 2.0: dataismo

Este dataismo germina en el campo de las Teorías de la información y bajo la pretensión totalizadora del positivismo socologista. Cosifica la realidad humana con pretensiones absolutistas y promueve un ideario socialdarwinista basado en la tecnología y el poder instrumental de las ciencias y las tecnologias. Una aberración a la que los ciudadanos occidentales asisten abotargados por el caos social, el nihilismo y la impotencia.

El gran altar del holocausto o la transmutación es la pantalla de plasma con sus programas televisivos, propaganda, redes sociales e instrumentos de reduccionismo infomativo . Parece que la guerra esta perdida ante sus cañones de propaganda y control. Se llama “inteligente” a lo que es mero “mecanismismo de control”. En Dallas ya se ha iniciado un proyecto de ciudad inteligente por ejemplo, Amazon ya ha abierto sus tiendas inteligentes, en España ya hay proyectos para futuros supermercados inteligentes.

El truco es sencillo y no difiere mucho que el del traficante de opiaceos. Haz dependiente al consumidor hasta tal punto que toda su vida dependa de tu producto. Las armas que destruirán a la humanidad y su humanidad están en los bolsillos.

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