Él. Padre, hermano, tío, compañero, esposo, amigo. Podemos llamarlo de muchas maneras, pero todas nos llevan al mismo lugar: Miguel Ángel Liaño Elvira. Él.
Él, para quién la distancia y el tiempo nunca han sido olvido.
Él, de corazón humilde y agradecido por todo lo que Dios le otorgó.
Él, cuya ironía desenfadada ha embaucado a todos aquellos que hemos tenido el lujo de compartir su caminar.
Gaditano de sangre, risa innata y alegría sincera. Marino de pro, amante de la sal, del viento, del sol, de todo lo que tenga que ver con su gran amor: LA MAR.
Él hoy navega feliz y en paz, entre “ondiñas que veñen e van”. Se mece con sus aguas mientras baila, canta y sonríe.
Él, que vivirá eternamente en los corazones de quienes le amamos de forma incondicional.
Él inmortal.
Él eterno.
Padre, hermano, tío, compañero, esposo, amigo. Siempre y por siempre:
ÉL.