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El tocomocho que va colar Pedro Sánchez

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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No sólo el arte del trilerismo es uno de los juegos preferidos del presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Ahora también domina el tocomocho. O lo que es lo mismo intentar engañar a una persona haciéndola creer que va a obtener un beneficio a bajo coste. En el timo, como es conocido, tan rufián es quien engaña como quien se deja engañar. Por eso en las medidas propuestas por el presidente no se puede hablar de timo, pues el engañado actúa de buena fe. Está convencido de que lo que le ofrecen es bueno para todo el mundo y sin coste alguno.

Sin coste porque Sánchez ha mezclado los impuestos especiales a energéticas y banca (3.500 millones al año según su cálculo, que ya se verá si es verdad o no porque esas empresas pueden hacer provisiones de fondos para inversión y así bajar los beneficios contables) con proyectos sin explicar y regalos para todo el mundo. Con lo de los impuestos especiales ha estallado la alegría en la bancada socialista y podemita. Incluso se ha podido ver a un diputado calvo salir al baño y tuitear (que hay que asegurar el puesto porque no tiene dónde caerse muerto) mientras se tocaba. El problema es que igual los hombres de negro (con la señora de negro que hay como ministra de Economía) se quedan con esos dineros. Porque no se cuenta la realidad.

Hace unos cuantos meses ya se advirtió en estas mismas páginas que la situación financiera de España era cercana a la “bancarrota” (entrecomillado porque es un Estado). La deuda es de 1,5 billones de euros cuando lo saneado debería ser de algo menos 200.000 millones. Esto significa que hay que reducir ya mismo, en unos pocos meses, 1,2 billones de euros. Mientras estos datos reales se manejan en la Unión Europea, aquí se va repartiendo gasto de forma populista. No es extraño que Santiago Abascal le haya dicho que era un trumpista al presidente. Por cierto, nada ha contestado Sánchez sobre la ley trans sobre la que ha sido inquirido, con toda razón, el dirigente de Vox. Parece que Sánchez ha decidido abandonar a las feministas… de su partido.

Para que no digan que se hace catastrofismo y se analiza con mala leche, nada mejor que poner uno o dos ejemplos.

Transporte gratis

La medida que más se ha aplaudido en redes sociales ha sido la gratuidad entre el 1 de septiembre al 31 de diciembre de los diferentes tipos de abono para transporte público que hay en España, con la salvedad de los abonos de media y larga distancia que ya estaban bonificados al 50%. Con esta medida el Gobierno pretende, no potenciar el transporte público (aunque haya colado el típico discurso ecologista) en sí, sino reducir el gasto energético de otro tipo de transportes… se supone. Y se dice que se supone porque más de dos tercios de España quedan fuera de esa medida.

Como la mayoría de tuiteros aplaudidores son urbanitas, no son capaces de ver que un señor de Malagón no se ve beneficiado de esa medida en la misma manera en que puede hacerlo un señor de Málaga. De hecho sólo se verán beneficiadas aquellas regiones donde haya Cercanías, abonos de autobuses, tranvías (sí eso que llaman metro en buena parte de Andalucía), metro y poco más. El resto de españoles a joderse y usar el coche como toda la vida. También se beneficiarán los pijos del AVE que viven en Madrid pero trabajan en Ciudad Real, o los que viven en Segovia y trabajan en Madrid. Un apoyo a la clase trabajadora digno de mención.

Tonto el último

Una medida para recudir en uso del coche particular porque quien tiene más dinero va a dejar de ir en su Audi A6 a currar para ir apretado en un vagón de metro de la señora Díaz Ayuso. O todas esas personas que para ir de su casa al trabajo tardan media hora en coche y dos en transporte público. Y no es sólo culpa de Sánchez no haber analizado esto, es culpa de todos porque no han sabido organizar una red con cabeza sino por interés en la captura de votos. Pero lo peor no es que no se va a incentivar realmente el transporte público sino que va a costar un pastón porque será muy idiota quien no pida un abono transporte. Aunque sólo sea por gastar.

Cualquiera pedirá un abono para utilizarlo (o no) por si le apetece hacer un viajecito en cualquier momento, añádanle los turistas. Como es gratis. Imaginen esos pensionistas bolos (zonas E1 y E2) yendo a mirar las obras del Bernabéu. O los madrileños que vayan por la cara a Toledo a ver el espectáculo de Puy du Fou… ¡Ah, no! Que eso trata de historia y en Madrid sólo están a las cañas. 8 millones de abonos transporte cada mes con todas las zonas (es gratis) a 100 euros son 800 millones de euros cada mes de gasto. En tres meses 2.400 millones de euros solamente en Madrid. A tomar por culo el impuesto a las energéticas.

Tocomocho a la España rural

A eso súmenle todos los abonos de Cataluña, Valencia, Sevilla, Asturias, Málaga, Alicante, etc. Los impuestos esos que tanta alegría daban a socialistas y podemitas gastados en tres meses. Y pagados por la clase trabajadora y los autónomos del resto de España (en realidad de toda España). No hay que ponerse tremendos porque van a hacer una PAC nueva… Pues como sea como la última que todavía no se sabe en qué consiste. Y además van a bonificar al 50% la instalación de placas solares… que como todo el mundo sabe están instaladas en las casas de las clases populares.

Dice Pedro Sánchez que él va a defender siempre a la clase trabajadora… si supiese lo que es. Porque en realidad no sabe el presidente, ni sus colegas de ejecutiva o gobierno, lo que es una persona de clase trabajadora. Le dicen que tendrá que bajar un poco la calefacción, si es que puede encenderla. Le dicen que tendrá que modificar un poco su conducta para salvar su forma de vida. Su forma de vida de mierda, claro. El problema es que no conocen España, ni les interesa conocerla. Ni a Sánchez, ni al resto de los 349 diputados. Les interesan otras cosas, principalmente la demagogia con pólvora del rey. El problema es que el rey se ha percatado del uso y va a venir a pedir cuentas. Y ¿quiénes pagarán? Los mismos que siempre pagan las fiestas de la clase política, los súbditos.

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1 COMENTARIO

  1. Pues, precisamente maestros de esto del tocomocho son los ideólogos del neoliberalismo que construyen desde el poder factico, a través de la influencia, la financiación y las puertas giratorias, una legislación que oculta la realidad y permite desde la apariencia de exterioridad imponer mecanismos de control de valor con los que apropiarse, debido a la oportunidad, que el oportunista maneja, del valor que esos mercados deberían distribuir de manera eficaz, proporcional, y justa (lo de equitativo queda “forcluido” en semejante delirio), que con intervención directa del poder del Estado representándonos a todos.
    Lo “trilero” aquí es la venta de un mercado perfecto que esta, desde principio modulado para el desvío del valor en una dirección concreta a través de la presencia directa del poder económico en todos los centros de poder e influencia, mientras nos venden que son la fuente de creación de riqueza, qué como vemos, ante una ocasión de escasez producida por la guerra de Ucrania, aprovecha las tensiones del enemigo para explotar, cual colaboracionismo difuso, al los compatriotas. Tanto le da al sistema empresarial de las energéticas y empresas financieras, que el conflicto tenga el matiz que tenga; que si los Estados toman posición frente a Rusia y sus suministros, las empresas, con una concepción apátrida de sus resultados, aprovecha para multiplicar el beneficio, mientras alguna ingenua percepción, que no quiere enterarse de la realidad, encuentra irrazonable que se aproxime, no que se iguale, los efectos del problema también a los beneficiarios de la situación.
    Recordarle a nuestro amigo introductor del calificativo que, la deuda, cuando el sistema financiero la creo con su avaricia inmensa, ocultando los agujeros en los balances bancarios en empresa offshore, en España estaba en 400.000 millones y cuando la derecha la tomo, en poco más de 550.000 millones, para dejarla cuando se le echo del poder den 1,25 billones de euros, después de dejarnos sin trabajo, sin empresas, sin empleo, y sin servicios; como para ahora, con esta ligereza imputar a la izquierda, que tras la pandemia y su parón y haber salvado el empleo y las empresas (no como entonces) llegada la guerra, la cosa ha subido a 1,45 (no 1,5) millones de euros.
    Demagogia, demagogia, ese intento de ganarse la confianza de la gente tergiversando la realidad, sin duda es cosa de políticos, pero algunos estamos convencidos de que quien la maneja bien son ciertos medios de comunicación e informadores que no tienen ningún problema en presentar los datos de modo que dicen lo contrario de lo que representan.

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