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El término “negacionista” es el neologismo del año

Los negacionistas del holocausto o de la llegada del hombrela luna ya estaban ahí antes de la llegada del Covid-19

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análisis

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La pandemia ha traído a nuestro vocabulario cotidiano toda una serie de palabras y conceptos como: contacto estrecho, confinamiento o distancia de seguridad. Pero el vocablo que más furor y ríos de tinta ha hecho correr ha sido: “negacionista”. Hasta el punto que ha sido elegido neologismo del año en Cataluña después de una votación popular promovida por el Observatorio de Neología de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y la Sección Filológica del Institut d’Estudis Catalans (IEC).

No es algo nuevo

Nunca antes se había usado tanto el adjetivo negacionista, a pesar de que no es un término nuevo. Los negacionistas del holocausto o de la llegada del hombrela luna ya estaban ahí antes de la llegada del Covid-19. Pero la difusión del término negacionista y del negacionismo en sí ha contado con dos aliados de excepción: por un lado el contexto de pandemia unido a una incertidumbre lógica y, por otro, el papel que han jugado las redes sociales como canales de información.

Los moderados

Los amigos de la conspiranoia han encontrado en los desatinos de los gobiernos y las asociaciones que velan por nuestra salud como la Organización Mundial de la Salud argumentos suficientes para construir un relato que desmiente directamente la pandemia o que cuestiona las medidas que se deben de adoptar para hacerle frente. Porque dentro del movimiento negacionista los hay más moderados: aquellos que cuestionan aspectos concretos como los programas de vacunación, las medidas de confinamiento o el uso de la mascarilla.

Cuestiona la verdad

El Centro de Terminología de la Lengua Catalana recoge el sustantivo «negacionismo» como: «Actitud que consiste en la negación sistemática e irracional de hechos históricos demostrados o de teorías que tienen el aval de un consenso científico unánime o prácticamente unánime». El problema de esta acepción está en el apartado de “negación irracional”, ya que gracias a la cantidad de desinformación que corre por las redes, muchas personas que se podrían considerar racionales, pero que mantienen un desencanto con gobiernos e instituciones, son víctimas de un discurso que puede resultar atractivo: cuestiona la verdad oficial y acertarás.

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