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El sueño imposible de Sánchez: acabar con Podemos en unas nuevas elecciones

El presidente del Gobierno en funciones juega con la tentación de llevar al país a las urnas de nuevo para ganar la hegemonía de la izquierda, una maniobra plagada de riesgos

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análisis

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Pedro Sánchez quiere llevar la negociación para formar Gobierno hasta el último minuto del partido. Cree el presidente en funciones que de esa manera, sobre la bocina, y ante el vértigo de unas nuevas elecciones generales, Unidas Podemos se terminará quebrando y aceptará casi cualquier cosa, incluso un cheque en blanco para el Ejecutivo del PSOE a cambio de nada. Por tanto Moncloa (con su gurú Iván Redondo trazando la estrategia) tiene claro cuál debe ser el plan a seguir. Ahora bien, Sánchez quizá se esté equivocando a la hora de leer la situación política de nuestro país. El primer error es, sin duda, descartar definitivamente un Gobierno de coalición con la formación morada. El hecho de que las negociaciones celebradas antes de las vacaciones fracasaran no debería ser un obstáculo para retomarlas de nuevo y explorar nuevas fórmulas de colaboración (¿qué fue de aquel espíritu de cooperación con el que ambos partidos iniciaron su tortuosa mesa de diálogo?)

Sin embargo, la tesis que está vendiendo el PSOE a fecha de hoy es que ya no le interesa un gabinete con ministros o ministras de Unidas Podemos, de modo que apuesta por un Gobierno monocolor socialista con apoyos puntuales del partido de Pablo Iglesias. Ese drástico cambio de rumbo, esa sentencia final, implica asumir graves riesgos, el primero y más importante acudir por enésima vez más a las urnas, lo que significaría debilitar todavía más a la ya maltrecha izquierda española. Es decir, apostar a la ruleta rusa de unas nuevas elecciones puede que le reporte algunos diputados añadidos al PSOE, tal como piensa Sánchez (de hecho las últimas encuestas de Tezanos dan al alza a los socialistas) pero ello sería a costa de erosionar a Unidas Podemos. Estaríamos pues ante otra victoria pírrica que no resolvería nada, ya que las matemáticas seguirían imponiendo su dramática verdad y la cuenta, la suma de escaños necesarios para lograr mayoría absoluta y poder gobernar en solitario seguiría sin salir.

¿Qué pretende por tanto Pedro Sánchez al cerrarse en banda ante la invitación de Pablo Iglesias para recuperar el diálogo? Cabe imaginar que jugárselo todo a una carta en la pugna abierta por la hegemonía de la izquierda española; lanzar un desafío total y a muerte a Podemos; arrastrar al partido morado al abismo de unos nuevos comicios en la creencia de que esa será la madre de todas las batallas. Sánchez está convencido de que de repetirse las elecciones en el mes de noviembre el PSOE las ganaría con holgura y Podemos cosecharía un mal resultado, pagando así el precio por su negativa a aceptar la primera oferta que le hicieron los socialistas: el famoso pack de una vicepresidencia y tres ministerios que Iglesias rechazó al considerarla una “propuesta decorativa”. El presidente en funciones, en su descanso vacacional de Doñana, parece haber concluido que llevar al país a las urnas sería el principio del fin de Unidas Podemos, una aventura que comenzó con la ola de indignación del 15M y que puso al PSOE en jaque, al borde de su liquidación como partido referente de la izquierda española.

Hoy el resucitado Sánchez, aferrado a su manual de resistencia como a una tabla de salvación, vive el espejismo del náufrago, la ensoñación de que el PSOE vuelve a ser aquel partido todopoderoso del 82 que Felipe González llevó gloriosamente al poder. Otro grave error de lectura, ya que aunque las elecciones se repitieran mil veces siempre saldría el mismo resultado: un PSOE débil que necesita del apoyo de Unidas Podemos y de los nacionalistas para formar Gobierno. El partido de los más de 140 años de historia nunca volverá a ser el mismo, eso debería saberlo ya el presidente. El bipartidismo se ha terminado y tratar de regresar al pasado para reverdecer viejos laurales y victorias no es un buen negocio.

Si lo que pretende Sánchez es ir a nuevas elecciones para jugarse un mus con los españoles y derrotar a Iglesias en este peligroso juego de tronos en que se ha convertido la política en España se equivoca de todas todas. Puede que Unidas Podemos salga algo más erosionado y tocado de ese envite, pero nunca derrotado, ni aniquilado, ni condenado a la marginación, que es lo que pretende lograr Sánchez con su órdago suicida en las urnas. El problema seguirá estando ahí (no hay nada más tozudo que las matemáticas) y tendrá que volver irremediablemente a la casilla de salida, como en el peor día de la marmota. Aunque, eso sí, en un escenario notablemente distinto, con una derecha mucho más reorganizada y fuerte alrededor de España Suma (el nuevo proyecto de Pablo Casado que quizá, quién sabe, termine cuajando) y con la amenaza franquista de Vox más viva que nunca. Demasiado riesgo para tan poco beneficio.

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6 COMENTARIOS

  1. No estoy en contra del fondo del artículo, pero quiero reflejar una cosa.
    Los periodistas que pronostican una posible bajada de UP son los mismos que en las charlas sobre la negociación de la investidura, en su «equidad», olvidan, o no reflejan, que la ejecutiva del p**e votó por unanimidad, el 8 de julio, formar un gobierno en solitario.
    Estos periodistas ayudan a que en españistán sea posible que el partido que pide lo que se hace en el resto del mundo, un gobierno de coalición, sin vetos y cargos según votos, pueda perder votos.
    En cambio, por lo contrario, ayudan, al ocultar la decisión de la ejecutiva, a que el partido que lleva engañando, como mínimo, desde esa fecha pueda ganar votos.
    Estos periodistas son los que quieren hacer creer que debe haber una equidistancia en el reparto de culpas.
    Hablar sobre la «negociación» es hablar sobre el paripé que están haciendo los pesoistas. Ese paripé no sería posible si toda la prensa no ayudara a difundirlo como lo que no es.

  2. Vemos claramente que la cúpula del Psoe está lejos de lo que entendemos como socialdemocracia. No es comprensible, que el Psoe, eligiera a Pedro Sánchez, para ser candidato a la presidencia de un país, con este resumido currículo: “Fue miembro de Caja Madrid 2004-2009. -Votó a favor de la venta de preferentes, una mega estafa, que ha arruinado la vida y tranquilidad a millones de personas. – Votó a favor de los sueldos millonarios para los directivos de Caja Madrid. -Votó en el Congreso en contra de investigar las causas de la quiebra de Bankia”. Llega tarde a dar explicaciones; llega tarde para comprender que por acción, omisión o ignorancia, que no le exculpa, cobraba por ello un buen sueldo, debió pedir disculpas por el dolo causado a inocentes ahorradores, ser consecuente con su enorme error o incapacidad o irresponsabilidad y no presentarse a presidir un partido que necesita hoy más que nunca a personas capacitadas, eficientes, empáticas y sin ninguna tacha o sospecha de malévola gestión. Se le veía con ganas de rozarse con los ricos, no nos mintamos, por eso despreció, luego rectificó y ahora sigue, vuelve a su linde, a más de cinco millones de personas, entre ellos, como dijo Borrel, los hijos de los socialistas. Sólo esto desacredita a cualquiera para presidir ningún país. Y ahora impide otra vez un gobierno de izquierda que es lo que pide la mayoría de los ciudadanos, que están, estamos sorprendidos de la actitud antinatural y engañosa de un partido que se vanagloria de izquierdas de toda la vida. Pedro Sánchez, o es un rehén, o un infiltrado o un imbécil. Cuanto más avanzo en lo que escribo más me sorprende e indigna; cómo un personaje con tan baja entidad ética e intelectual, haya sido elegido por un partido más que centenario, para presidir este nuestro querido país. Pero no nos sigamos engañando, ya lo ha dicho este importuno y poco límpido aspirante a la presidencia; no va a permitir que Unidos Podemos forme parte del cambio necesario, aunque cambia más de opinión que un camaleón de color, transitando por un cuadro de Wassily Kandinski. Como parece, Sánchez seguirá la linde, está irascible y, por rabia, su compromiso con los poderes económicos y sus narices, no va a permitir, según sus palabras que haya gobierno decente, y esto torpemente secundado por algunos de la ejecutiva. Realmente a Pedro y cúpula, le pasa con Unidas Podemos, lo que a Aznar con Labordeta, que cuando lo veía, sin saber el pobre por que se ponía malo. Seguramente Labordeta pensó, ¿o fui yo?, que un buen psicólogo a tiempo le habría venido bien a él, a España y a Iraq. Bien, ya se le ha dicho al desvergonzado candidato del Psoe, por activa y pasiva que la linde se ha acabado y, parece, queda claro; no hay otra opción: Tener gobierno en España no va a depender sólo de lo que decidan los ciudadanos; va a depender de la inteligencia y sensibilidad de las bases del Psoe, que tendrán que decirle a su mala elección, que la lindera se acabó, llevarlo a dique seco, clarear el camino, adecentarlo, quitando al infiltrado, que pretende erigirse cabeza de los poderosos, de la casta dirían otros. El partido socialista tiene un dilema, que será problema, sobre todo para los ciudadanos si no lo solventa con inteligencia. A saber. El bipartidismo se ha terminado, de momento. Nuestro sistema se asienta en tener mayoría para gobernar. El Psoe es la fuerza política, que dado el panorama social, con pérdida de libertades y derechos, será clave para sacar a este País del deterioro, social, económico, a sabiendas que será imprescindible, ineludible, forma parte de las reglas de la democracia, la tantas veces pedida, reclamada, unión de fuerzas de la izquierda. Este país os requiere, conoce y sabe las cosas buenas, también las malas, y ahora demanda, precisa otra vez de inteligencia, valentía, altura de mira, respeto y consideración a los ciudadanos con urgentes carencias que resolver. Sois vosotros, las bases del Psoe realmente socialdemócrata, los que tenéis la llave para abrir los cerrojos, quitar las aldabas que bloquean la razón y permita entrar en una España más digna, justa, solidaria y eficaz en su gestión. Tenéis la barra para poner rejas a la corrupción, tenéis el billete para mandar fuera de la Moncloa a la pesadilla en que se está convirtiendo el gobierno de Sánchez, gobierno que empieza a pisotea nuestra dignidad y calidad de vida. Mala, fatal decisión como se ha comprobado fue la elección de Susana Díaz para Andalucía. Peor está resultando la de Pedro Sánchez para presidir nuestro país. Si como parece habrá, ante la chulería, falta de inteligencia y prepotencia de Sánchez elecciones, las bases deberían elegir un nuevo candidato, sí o sí que represente mejor a ese Psoe que se dice socialdemócrata; que represente mejor a la sociedad que quiere más eficacia, empatía, igualdad de oportunidades y, en la que ningún ciudadano sea privado de derechos conseguidos por nuestros mayores, de su libertad, con falsas, interesadas, patológicas acusaciones de jueces y fiscales, aprendices de dictador. Las fuerzas emergidas del famoso 15M, unidas, son y serán necesarias, hoy aún más si cabe, para conseguir una sociedad innovadora y más justa.

  3. Al PxxE le da igual quien gane mientras Podemos no entre en el gobierno, el PxxE tiene las mismas políticas y los mismos intereses que PP,Ciudadanos y Vox pero con una bonita careta «sociata»,son de vergüenza por que el PxxE no hace políticas de izquierdas véase la reforma laboral de Zapatero y que Pedrito Sanchez no quiere derrogar bajo ningún concepto lo que sigue aumentando la precariedad laboral.
    El PXxE además es el partido con más casos de corrupción de España y van de muy dignos

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