Cientos de taxis abarrotaron las calles de Bruselas, haciendo sonar sus cláxones mientras daban vueltas en una rotonda rodeada de edificios de la Unión Europea. Se trató de una manifestación de taxistas de toda Europa que exigían a la Comisión Europea que inicie una investigación oficial sobre si los políticos fueron influenciados indebidamente por Uber.
Esta acción del sector del taxi europeo forma parte de las reclamaciones a la UE que investigue las revelaciones de líderes mundiales que intervienen en nombre de la empresa contenidas en los «Archivos de Uber», una investigación sobre la maquinaria de lobby global de la multinacional americana que fue publicada en julio por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
Los taxistas, que representan sindicatos de casi 20 países, España incluida, también solicitaron reuniones con los principales comisarios europeos, incluida la presidenta del organismo, Ursula von der Leyen. Además, insistieron en que la Comisión revirtiera la una serie de medidas que desregularizarían al sector del taxi del continente para favorecer los servicios basados en aplicaciones de transporte como Uber.
Los archivos de Uber son una base de datos formada por 124.000 correos electrónicos, mensajes de texto, memorandos de estrategia y otros registros de la empresa filtrados por el exjefe de lobby europeo de Uber a The Guardian y compartidos con ICIJ.
Los archivos revelaron cómo Uber, entre 2014 y 2016, se abrió camino en nuevos mercados europeos a menudo desafiando las leyes locales, desplegó herramientas tecnológicas de forma rutinaria para frustrar las investigaciones policiales, formó relaciones y presionó a los principales políticos y explotó la violencia contra sus conductores para impulsar regulaciones favorables.
Según uno de esos correos, un ejecutivo de Uber reconoció en un correo electrónico de 2014 que «simplemente somos jodidamente ilegales».
Los Archivos de Uber revelaron que la exvicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, se puso en contacto con políticos holandeses para detener los registros policiales de oficinas y las investigaciones sobre las operaciones de Uber en Ámsterdam. También mostraron cómo el entonces ministro de Economía de Francia, Emmanuel Macron, que ahora cumple su segundo mandato como presidente, ayudó discretamente a los esfuerzos lobistas de Uber en Francia.
La entrada disruptiva de Uber en el mercado europeo a mediados de la década de 2010 enfureció a los taxistas, quienes se quejaron del incumplimiento de las leyes de transporte por parte de la empresa multinacional. Uber argumentó que era simplemente una plataforma que conecta a conductores y pasajeros, no un servicio de transporte y, por lo tanto, no estaba cubierto por las estrictas normas que rigen la industria de los taxis. Los taxistas rechazan el argumento y continúan su lucha.
No es nada nuevo esto de que el capitalismo pretenda ser un privilegio proporcionalmente creciente para una minoría decreciente. Se trata de que, unos pocos, controlen desde una inconmensurable ventaja a todos los que trabajen en sectores concretos, en una pirámide expropiatoria. No pretenden estos nuevas formas del sector de transporte, democratizar y mejorar el que representa el taxi, sino barriendo lo que ha sido eficaz hasta hace poco, eliminando la competencia que le hace a estos centros de control del trabajo, imponer condiciones de esclavitud y dependencia de los trabajadores, que reducidos a la condición de jornaleros, no solo pongan el esfuerzo sino el gasto. Lo importante, como en el sistema financiero, es controlar y dominar el centro de la estructura y que todos dependan del núcleo primordial: vendian los fondos soberanos por la mañana provocando la caída de los valores que compraban por la tarde mas barata incrementando la deuda de los Estados, y si se intenta establecer límites que frenen el “crimen” cuentan que es ilegal. Lo legal y lo ilegal no es más que una cuestión de cantidad: ¿Cuándo te quitan suficiente salud para que el goce sea sufrimiento?