Los fracasos del departamento de comunicación del Santander en hacer un lavado de imagen tanto a su presidenta como a la entidad podrían ser la causa por la que se pudiera estar negociando una gran operación por la que, de cerrarse con éxito, supondría que el banco presidido por Ana Patricia Botín controlaría a los dos grandes medios de España: El País y El Mundo, tanto en papel como en digital.

Según ha publicado Hispanidad, Ana Patricia Botín y Borja Prado están negociando esa compra de Unidad Editorial por parte de Prisa. Con este movimiento se producirían varias consecuencias muy preocupantes para nuestra democracia, puesto que la libertad de prensa quedaría muy dañada. Con este movimiento, aunque se mantengan las cabeceras y las líneas editorial, el banco presidido por Ana Patricia Botín se garantiza el control de daños respecto a los principales grupos mediáticos de España, sin olvidar de lo que estos grupos representan en Latinoamérica. A todo esto hay que añadir el control indirecto que ya tiene el Santander de otros grandes medios, sobre todo nativos digitales, a través de grandes contratos publicitarios.

Si ya es difícil encontrar noticias contrarias al Santander en los medios de comunicación españoles, si ya es demasiado fácil ver publirreportajes o artículos patrocinados en los digitales, ¿qué pasará con el control que tendrá si Prisa, grupo presidido por Javier Monzón (un hombre de Ana Patricia Botín), se hace con Unidad Editorial? Además, tendría bajo su absoluto no sólo la información generalista, sino también la económica, puesto que los dos principales medios económicos estarían implicados en la operación.

Aún resuena la polémica surgida de la propuesta de Podemos de prohibir a los bancos estar presentes en los consejos de administración de las empresas editoras. Pablo Iglesias tiene razón porque la presencia, no sólo de los bancos, sino de cualquier representante de las dictaduras privadas del capital en los órganos directivos de un medio de comunicación supone que se coarta, por un motivo económico, la libertad de prensa y de información.

Que el Santander esté moviendo los hilos para crear una especie de monopolio de la prensa escrita supone, precisamente, la confirmación de lo que el actual vicepresidente segundo del Gobierno defendió: que la banca no puede controlar a los medios de comunicación a través de ser miembros de los consejos de administración de las editoras.

El último gran fracaso de una campaña de marketing del Santander con el publirreportaje en Groenlandia, que tenía como objetivo prioritario hacer un lavado de cara a su presidenta, podría haber sido la causa de este último movimiento empresarial. No en vano, el programa Planeta Calleja apenas obtuvo un 20% de share sumando las audiencias de todas las cadenas de Mediaset que lo emitieron en multidifusión. No les funcionó la declaración del feminismo, como no les funciona la del banco sostenible y responsable con el medio ambiente, puesto que los hechos, la realidad, demuestran que los mensajes lanzados en esas campañas no son más que eso, mensajes vacíos, puesto que, mientras la presidenta se declara feminista, el banco despide de manera masiva a madres con reducción de jornada; mientras se presume de responsabilidad con el cambio climático, el Santander financia empresas altamente contaminantes. Todo ello sin contar con la financiación concedida por la entidad cántabra a multinacionales armamentísticas que fabrican armas nucleares, minas antipersona o bombas racimo.

Por eso el Santander necesita controlar los medios, para que ninguno sea tan libre e independiente como para publicar las sanciones impuestas en otros países por conductas poco éticas o por acoso a sus trabajadores. El Santander necesita la mordaza mediática, el silencio, para que nadie le saque un titular que ponga en duda las cuentas que hace públicas o que demuestre cómo pudieron perder en un año, por ejemplo, más de 8.000 millones de euros por el tipo de cambio de divisas.

De llevarse a efecto esta operación, el Santander controlaría al cuarto poder. Ya tiene, gracias a los lobbies de los despachos de abogados, cierto control sobre las decisiones de algunos juzgados, y la financiación de los partidos políticos le da un poco de poder sobre las formaciones que representan a la ciudadanía. Por tanto, el Santander, si Prisa compra Unidad Editorial, se convertiría en el jefe de la democracia española y eso no se puede permitir.

3 COMENTARIOS

  1. Estos sinverguenzas me mandan una carta después de 18 meses de haber retirado mi dinero de la cuenta y mi cobro de haberes alegando que les debo 368 euros y amenazando con afnet si no los ingreso de inmediato. Me han renovado tarjetas que tengo denunciadas por usura y que no les solicite a ellos, sino al antiguo banco popular. Prepárense porque les van a robar a todos.

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