Las relaciones entre bancos de diferentes países son habituales. Sin embargo, mantener operaciones con entidades de países que están bajo sanciones económicas no lo es tanto, sobre todo cuando éstas son de los Estados Unidos. Esto fue lo que le ocurrió al Santander, y a otros bancos, durante la crisis nuclear y la búsqueda por parte de las instituciones americanas de los canales de financiación de actividades terroristas. Con esto no queremos decir que el Santander financiara dichas actividades, pero estuvo inmerso en una investigación de la SEC por sus relaciones con bancos iraníes.

Un documento enviado al regulador de los mercados de Estados Unidos por parte del Santander es la respuesta a un test remitido a todas las entidades que en ese momento estaban siendo investigadas. En dicho documento la SEC afirma lo siguiente: «Mantenemos la opinión de que sería apropiado que las presentaciones futuras incluyan información sobre sus operaciones relacionadas con Irán, incluido el hecho de que mantienen una relación correspondiente con el Banco Saderat y el hecho de que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha identificado al Banco Saderat como facilitador de transferencias de fondos de Irán a organizaciones terroristas. La divulgación también debe incluir el hecho de que mantiene una relación de correspondencia con el Banco Sepah». El Santander respondió que había finalizado la relación con ambos bancos y anunció a la SEC que no iba a realizar más negocios con los bancos iraníes, salvo ciertas operaciones que se mantendrían hasta su vencimiento.

En concreto, el Santander reconoce que tenía créditos documentarios para la exportación con el Banco Sepah por valor de 77 millones de euros, de los cuales 74 estaban garantizadas por una póliza de seguros y su exposición era de tan sólo de 3 millones. Respecto al Banco Saderat, tenía créditos documentarios por valor de 9,1 millones de euros.

Las investigaciones se iniciaron por las sospechas de los funcionarios del Tesoro de que el Santander pudo haber abierto cuentas para Sepah en varios países europeos, algo que en su respuesta a la SEC negó la entidad cántabra. Sin embargo, desde el propio Departamento del Tesoro se avisó de que «las violaciones de los programas de sanciones de los Estados Unidos pueden dar lugar a sanciones civiles e incluso penales. Se utiliza el mismo estatuto o estructura fina, independientemente de si se trata de un banco extranjero que opera en los Estados Unidos o un banco de los Estados Unidos».

El Banco Sepah, además, es propiedad del propio Estado iraní, y estaba incluido en la lista negra de empresas que, según los Estados Unidos, financiaban al terrorismo. Según Stuart Levey, ex subsecretario de inteligencia, «Sepah es el eje financiero de la red de adquisición de misiles de Irán».

Finalmente, la SEC no abrió ningún tipo de expediente ni sancionó al Santander por estos hechos pero las relaciones con los dos bancos iraníes eran reales. De ahí que se investigara al banco cántabro como a otras 8 entidades europeas. A día de hoy, el Santander no mantiene ninguna relación conocida con la banca iraní.

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