jueves, 28marzo, 2024
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El ‘Qatargate’ sacude a la casta de vividores de Bruselas

Continúa la redada policial contra los altos cargos de la Unión Europea por los supuestos sobornos en la organización del Mundial

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análisis

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Avanza la redada policial contra altos cargos de la Unión Europea acusados de cobrar comisiones a cambio de hablar bien del Mundial de Catar. De momento ha sido detenida la vicepresidenta del Parlamento, Eva Kaili, pero por Bruselas corre el intenso rumor de que en los próximos días pueden caer más burócratas enfangados en el mayor caso de corrupción de la historia de la UE. A más de uno no le llega la camisa al cuello y hay quien ya se está curando en salud en las redes sociales ante lo que pueda estar por venir. Así, el eurodiputado José Ramón Bauzá, expresidente de Baleares, expolítico del PP y hoy eurodiputado por Ciudadanos (encuadrado en el grupo parlamentario Renovar Europa), ha tenido que salir al paso en Twitter tras haber sido señalado como uno de los que en su día hicieron buena propaganda de un emirato infecto que no respeta los derechos humanos. “He defendido en el Parlamento Europeo que los avances de Catar son una buena noticia para Oriente Medio. Lo creía y lo creo. Ahora bien: si se demuestra que han pagado a algún diputado o asesor para influir en ellos a su favor, hay que ser absolutamente contundente contra todos”, ha escrito el expresident balear en la red del pajarito azul.

Bauzá es uno de los eurodiputados que se han situado en el ojo del huracán como presidente del Grupo de Amistad UE-Catar, un organismo que por lo visto tenía la función de estrechar lazos fraternales y favorecer las relaciones bilaterales y el clima de colaboración y entendimiento entre el emirato y la Unión Europea. Nada más estallar el escándalo, Bauzá se apresuró a clausurar el equipo de trabajo con otro elocuente mensaje: “Ante los gravísimos acontecimientos de los últimos días y hasta que lleguemos al fondo del asunto, anuncio la suspensión del Grupo de Amistad UE-Qatar”, escribió. Contundente y elocuente.

Mientras un gélido viento invernal recorre los pasillos del Parlamento Europeo, helando la sangre a más de un político bon vivant que hasta hoy medraba confortablemente en el balnerario de la acogedora Bruselas, la Interpol continúa con sus investigaciones y no se descartan nuevas detenciones. El Qatargate va camino de superar a la mejor novela nórdica, uno de esos relatos negros de Henning Mankell o Stieg Larsson donde las clases pudientes y civilizadas de la Europa rica del norte pierden los papeles, se dejan llevar por la neurosis de la codicia, la ambición y el vicio y se ven arrastradas a una espiral de corrupción y crímenes. Lo de Eva Kaili se veía venir desde aquel día en que la señora (da el perfil exacto de femme fatale) se subió al estrado para soltar que Catar estaba “a la vanguardia en lo que a derechos de los trabajadores de refiere”. En ese momento ya se sabía, por los informes de Amnistía Internacional, que más de 6.000 obreros reducidos a la categoría de nuevos esclavos habían perdido la vida en los múltiples accidentes laborales registrados durante la construcción de los estadios del fútbol para el Mundial de la infamia. ¿A nadie en el hemiciclo se le ocurrió que la eurodiputada podía estar untada por los jeques? ¿A nadie le sonó raro que se comportara en público como un peón más del poderoso lobby catarí? Pues por lo visto no. Sus señorías hicieron la vista gorda, todos siguieron con sus tediosas y aburridas comisiones sobre cuotas lácteas, agrícolas y pesqueras que tan lejos le quedan al ciudadano medio desafecto desde hace décadas con el proyecto de construcción europea. Nadie removió nada. Nadie reclamó papeles para saber de qué demonios iba todo ese chiringuito o tinglado que algunos se tenían montado con los amos de los petrodólares. Nadie pidió la apertura de una investigación en profundidad para llegar hasta el fondo del pasteleo con la familia Al Thani. Algo falló en la que se supone debería ser la institución democrática más avanzada, rigurosa y seria del mundo. Que eso pase en el Congreso de los Diputados, que es la Casa de Tócame Roque, o en la Asamblea de Madrid, donde cada asunto de comisionistas se cierra pertinentemente, vale, pero que ocurra en la sede que encarna el modelo ideal de Estado de derecho es como para hacerle perder la fe al más optimista y creyente de los demócratas.

A veces nos preguntamos por qué la UE es tan odiaba por los propios europeos. No llegamos a entender cómo un invento creado tras el final de la Segunda Guerra Mundial que ha traído décadas de paz y prosperidad al viejo continente puede ser tan aborrecido entre buena parte de la ciudadanía con independencia de la nacionalidad, edad y clase social. El euroescepticismo se ha extendido de forma alarmante por todos los rincones de la geografía, entre los jóvenes y los ancianos, entre el proletariado y las clases medias y altas, desde Alemania y Francia (padres fundadores de aquella utópica Comunidad Europea del Carbón y del Acero de 1951) hasta Rumanía y Croacia, últimos socios en adherirse al selecto el club de los 27. Pocos recuerdan ya aquel célebre discurso que Winston Churchill dio en la Universidad de Zúrich allá por 1946, cuando llamó a los países desangrados tras la contienda mundial a integrarse en un proyecto común de construcción de unos estados europeos.

Bruselas queda demasiado lejos, sobre todo para esa familia marroquí del gueto de Marsella que estos días se emociona más con los triunfos de su selección de fútbol que con la última directiva europea contra el racismo. La Europa del euro, de la banca, de los recortes y la austeridad, de las grandes corporaciones, de las familias nobiliarias y de la corrupción a calzón quitado hace tiempo que deja indiferente a la mayoría de los ciudadanos desencantados con la inflación, con los bajos salarios, con la especulación de las élites y con las políticas ultraliberales, tal como demuestran los elevados datos de abstencionismo electoral y el auge de la extrema derecha en todas partes. La rubísima, pijísima y fría socialdemócrata Kaili trincando unos vergonzosos maletines cataríes no es más que una estupenda alegoría de lo que está ocurriendo en esta vieja Europa corrupta, enferma, miedosa y carcomida de codicia. Un sueño que pudo ser y no fue.

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1 COMENTARIO

  1. Europa es un NIDO DE VIBORAS QUE PERSIGUE ESTAFAR AL PUEBLO.
    EL TJUE LO HA DEMOSTRADO DEJANDO TIRADAS A MÁS DE 305.000 FAMILIAS EN LA ESTAFA , ROBO, EXPOLIO… BANCO POPULAR.
    EL JARDIN DE ROSAS DEL QUE HABLABA EL SIN VERGUENZA E IMPRESENTABLE DE BORRELL… EL MUY BORRICO ESTABA PENSANDO EN COMO VIVEN ELLOS Y NO EN EL PUEBLO EXPLOTADO ….

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