La portada que hoy presenta el diario El Mundo es muestra clara de hasta dónde se puede llegar cuando no se tiene el más mínimo escrúpulo ni respeto por nada. Cuando se llama «periodismo» a una función de acoso y derribo mal llamado «político» al Gobierno, que pasa por crear una opinión pública a base de lo que sea, saltando por encima a mucha distancia de la ética y los principios más básicos de la decencia.
En portada de El Mundo hoy podemos ver una imagen miserable para quien la hace pública: una persona fallecida, en un colchón sobre el suelo, con dos sanitarias cubiertas de pies a cabeza. La imagen nos muestra una vivienda humilde y a una persona de la que nos dicen que había realizado una llamada al servicio de urgencias dando una alerta por «asfixia».
Se trata de un inmigrante, un dato fundamental en toda esta ecuación, puesto que es muy posible que para sacar esa foto no se habría pedido ningún tipo de permiso a familiares del «protagonista» (corríjanme si me equivoco). Seguramente se habría podido dar por hecho que, muy probablemente vivía sólo y que nadie va a quejarse ni a denunciar semejante falta de respeto a la intimidad de esta persona, porque sus familiares por seguro ni se enterarán de la portada del diario.
Si se tratase de un familiar del responsable que ha tenido esta «brillante» idea, estoy segura de que jamás habría autorizado ni consentido semejante uso de su imagen. ¿Usted cree que habrían hecho algo similar si la persona fallecida hubiera sido un familiar de Francisco Rosell (director del periódico)?
Se escudan en querernos hacer creer que la realidad es dura y hay que conocerla, y que gracias a ellos y a su «profesionalidad» le ponemos cara al dolor y al sufrimiento que está cubriéndolo todo. Perdone que se lo diga así: pero esa excusa es absolutamente mentira, pues en momentos como el que estamos viviendo, la imagen de una persona muerta, en su domicilio, sin ningún tipo de cuidado por tratar con respeto a la persona, no es cuestión de que tengamos que saber la verdad sobre la barbarie de lo que ocurre más allá de las cuatro paredes de nuestras casas: es cuestión de una falta de rigor, de ética, de decencia y de la más mínima conciencia que tira para atrás.
Y por si la imagen no fuera suficiente para provocar la naúsea respecto al comportamiento del diario, hay más.
En sus redes sociales han tenido el absoluto nulo tacto como para presentar su portada con el siguiente texto: «(dibujito de un café) Buenos días! (dibujito de un periódico) La portada de El Mundo. #Felizmiércoles 15 de abril». ¿Se puede frivolizar de esta manera y que no tenga consecuencias de ningún tipo? ¿De verdad hay personas que consideran que esto puede hacerse mientras se usa la imagen más bestial de esta crisis que estamos sufriendo en todo el mundo?
El reportaje, del cual solamente basta con leer las primeras líneas para darse cuenta de que todo es fango, todo es miseria indecente en esta portada, comienza con la cita a las palabras de una de las personas que, supuestamente, sale en la dichosa foto de portada, la médico Nerea Bueno. Se supone que el artículo pretende contarnos cómo es una jornada acompañando a profesionales sanitarios en estos momentos. Y comienza así: «La sensación de salvar una vida es brutal. Yo me hice médico para eso y me dediqué a las emergencias porque me enganchó esa sensación, la acción reacción. Es el puto ego. Te sientes una estrella de rock.» Así se supone que habla la tal Nerea Bueno. Que dice salvar vidas por «puto ego» y por sentirse «una estrella de rock». ¿Tendrá algo que ver que alguien que se presenta así en estas circunstancias aparezca en la foto en la que el respeto a una persona brilla por su ausencia? ¿Tendrá algo que ver el puto ego de la médico con todo esto?
El autor de esta «pieza» se llama Rodrigo Terrasa, y está muy orgulloso. En sus redes sociales comparte mensajes del tipo:
Las fotos son de Alberto Di Lolli, que en sus redes opinaba así:
Ambos se empeñan en considerar que las críticas que están recibiendo tienen que ver con cuestiones políticas. Vienen a plantear que ellos hacen un trabajo necesario, sobre todo cuando el Gobierno «no quiere» o «no permite» que la cruda realidad sea mostrada, que si no hemos visto estas imágenes antes, vienen a dar a entender, es porque hay algún tipo de censura. Parecen no darse cuenta de que lo que la inmensa mayoría de gente está reprochándoles es que esa persona que aparece en la imagen, es alguien de quien pudieran haber «aprovechado» el hecho de estar posiblemente solo, de, posiblemente, no tener familiares que vayan a protestar, por ser inmigrante. Esa es la carroña que se critica, y no tanto una cuestión de fondo político, que sería la más fácil de hacer: «qué mal lo hace el gobierno, mira cómo se muere la gente sola en sus casas». Ese es el mensaje al que responden tanto el redactor como el fotógrafo, asiéndose a un hecho absolutamente secundario. Queriendo arrogarse una crítica política cuando en realidad, por lo que se les está criticando es por la falta de ética respecto a esa persona que aparece en la foto.
O no lo entienden o nos tratan como si fuéramos gilipollas.
