Han transcurrido 46 años, desde que España abandonó el Sahara Occidental el 6 de noviembre de 1976, durante todo este tiempo, el pueblo saharaui ha dado muestras de una gran dignidad y de mucha resistencia aun con tantas adversidades, reclamando ese territorio como su legitimo dueño, contando desde entonces con el apoyo del pueblo español, e incluso con el compromiso de los diferentes gobiernos, que han venido respetando su reivindicación para que mediante un referéndum de autodeterminación, logre su independencia a través de la Republica Árabe Saharaui Democrática. En ese sentido, le avala la legalidad internacional y varias resoluciones de la ONU.
Sin embargo, todo esto se ha puesto en cuestión, como consecuencia de la decisión del PSOE (Pedro Sánchez que lo tiene secuestrado), apoyando a Marruecos con la anexión pretendidamente oficial del referido territorio. Esto significa qué, el PSOE ha dado un giro de 180 grados, con relación a la que fue una de sus principales señas de identidad: el respaldo al pueblo saharaui en su justa reivindicación. Era algo normal que los dirigentes socialistas visitaran sus campamentos, empezando por Felipe González y en las relaciones con sus homólogos saharauis es a lo que se comprometían.
La militancia socialista tenia asumida esa causa y la compartía con mucho entusiasmo, se podía comprobar por el recibimiento y compañerismo que le demostrábamos a los invitados saharauis en nuestros congresos. Poco a poco eso se fue desvaneciendo, hasta llegar a la situación actual con las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores Albares, cuando tratando de justificar la decisión del presidente del gobierno Pedro Sánchez, expuso que el plan de autonomía de Marruecos para el Sahara Occidental presentado en 2007, es “la base más sería, realista y creíble” para la resolución de la crisis, en línea con las tesis de Rabat.
Muy interesadamente Marruecos, filtró e hizo publico la referida decisión y la enmarcó dentro del contexto de toda España, cuando esto no es así si nos atenemos a las reacciones de la sociedad española, empezando por los socios de gobierno Unidas Podemos, que no la comparten, lo mismo que los demás partidos políticos que propiciaron y apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, e incluso la propia oposición que se queja de la forma por ocultismo y falta de participación y consideran que, siendo este un caso de tanta importancia, debería llevarse al propio Parlamento y también en su contenido, pues significaría que al respecto la política española daría un vuelco irreconocible.
Pedro Sánchez es libre de arrogarse esa decisión en su calidad de presidente del gobierno, aunque dudosamente podría hacerlo del conjunto, ya que su socio de coalición no la reconoce, pero puede hacerlo y sin ningún problema con su partido el PSOE, ya que se ha hecho amo y señor del mismo, hasta unos niveles inconcebibles. La militancia no cuenta para nada y los órganos: ejecutivas y comités, están compuestos por profesionales de la política, y lo único que pretenden es perpetuarse en los cargos. El Comité Federal máximo órgano entre congresos, podría ser el que fijara la posición del Partido Socialista, pero es materialmente imposible ya que, la inmensa mayoría de sus miembros fueron elegidos (impuestos, además en listas cerradas), por el propio Pedro Sánchez y el resto, por algunos de sus homólogos territoriales, lo que hace imposible pronunciarse y menos votar en contra de quienes les mantienen en sus apetecidos puestos.
De no ser así, lo habrían tenido fácil con sólo atenerse al programa electoral de las elecciones de 2019 aun vigente, en el que se contemplaba lo siguiente: “trabajaremos para alcanzar una solución del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui». En la misma línea han venido contemplándose las resoluciones congresuales, incluida la del último 40 Congreso Federal, celebrado en Valencia en octubre de 2021. Eso desmonta la versión de Zapatero de que él en 2008 asumió el plan de Marruecos de dotar al Sahara Occidental de una autonomía, pues en todos los casos y desde posiciones democráticas, siempre debe prevalecer lo último acordado y que este vigente.
No se concibe la oposición de Pedro Sánchez a la ilegal e injusta invasión de Rusia a Ucrania y sin embargo, tolerar que Marruecos con su sátrapa y dictador rey Mohamed VI al frente, ocupe el Sahara Occidental. Este territorio si fuera ocupado por su legitimo dueño el pueblo saharaui, con toda seguridad, por ser un pueblo ejemplar, muy democrático y de una gran cultura, seria un importante y entrañable vecino para el pueblo canario.
