El PP solo se acuerda de ilegalizar a Bildu cuando hay elecciones

Ilegalizar a Bildu, como proponen Ayuso y Abascal (también Feijóo), puede ser un eslogan de campaña muy atractivo y eficaz para arañar votos entre los sectores más radicales y ultras de la sociedad. Pero sencillamente es imposible. Así que estamos ante un montaje más, pura demagogia barata, promesas electorales para remover víscera y bilis pero sin ningún viso de prosperar. Cualquier persona de bien se revuelve en sus entrañas al saber que las listas electorales de la formación abertzale van repletas de terroristas, algunos de ellos con delitos de sangre a sus espaldas. El problema es que, con la ley de partidos y la ley electoral en la mano, no se puede hacer nada contra ello. Todos han pagado sus cuentas con la Justicia y a todos les ampara la ley, como a cualquier otro ciudadano que desee dedicarse a la política.

El capítulo II de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General establece que serán inelegibles todos los condenados “por delitos de rebelión, de terrorismo, contra la Administración Pública o contra las Instituciones del Estado cuando la misma haya establecido la pena de inhabilitación para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo o la de inhabilitación absoluta o especial o de suspensión para empleo o cargo público en los términos previstos en la legislación penal”. Ninguno de los 44 condenados está inhabilitado para ejercer su derecho de sufragio pasivo, por lo que la ley permite que conformen las filas de Bildu. Es cierto que la ley permite que el Tribunal Supremo, a través de la Fiscalía, declare ilegal un partido y su consecuente disolución. También el Congreso de los Diputados y el Senado podrían instar un procedimiento de ilegalización.

Ahora bien, la cuestión de la ilegalización podría llegar a los tribunales europeos, muy garantistas con los derechos de las personas que quieren ejercer su derecho a ser candidatos. Si el partido ha abandonado la violencia y si cumple con las reglas de juego democrático, le resultará muy complicado a un juez prohibir ese derecho. Más si se tiene en cuenta que en la coalición de Bildu también hay integrantes que se han posicionado contra el terrorismo. Cualquier ilegalización en ese sentido podría ser tumbada por la Justicia de la UE. Si nada se ha hecho en estos últimos años es precisamente porque se trata de una cuestión compleja y espinosa donde el bipartidismo tenía más que perder que ganar.

Estrategia electoral

Vox acaba de registrar una propuesta de resolución en el Congreso para instar al Gobierno a solicitar la ilegalización de EH Bildu. No es más que un brindis al sol. Sabe perfectamente que esa batalla la tiene perdida, pero le sirve para remover el odio y pescar votos. Como estrategia electoral a ellos les vale. Feijóo sabe todo esto, pero sigue alimentando un imposible, quizá porque Abascal le va marcando la agenda de campaña. Ayer el líder del PP dio un paso más en sus críticas a la presencia de exetarras en las listas electorales de Bildu e instó a la Abogacía del Estado a que estudie, ya sea en el ámbito de la Ley electoral o bien en la Ley de Partidos, cómo impedir las candidaturas de la formación independentista. “Hay que evitar esta indignidad”, dijo populistamente.

Durante el fin de semana, Feijóo ya había instado a los líderes autonómicos del PSOE a romper con Sánchez. Este domingo en Zaragoza, el líder popular afirmaba que “si Bildu es indecente, gestionar y gobernar con Bildu es más indecente” y emplazaba a “no callarse” ante el presidente del Gobierno de España y “no votar con Sánchez”. “El momento actual requiere mucho más sentido de Estado de lo que actualmente acreditan los barones del PSOE”, dijo Feijóo, para quien “Sánchez es cautivo de Bildu y arrastra a toda la nación”. También Isabel Díaz Ayuso se ha subido al carro de la ilegalización de Vox, deslizando la posibilidad de acabar con Bildu. Falsa demagogia ya que, con la ley actualmente en vigor, nada de lo que están exigiéndole a Sánchez puede hacerse.