El porqué se produjo la caída del Popular (I)

La fase actual en la que se encuentra el Caso Popular está generando mucha inquietud entre los verdaderos responsables de haber llevado a la sexta entidad financiera de España a la resolución y a ser «regalado» por un euro al Santander sin tener en cuenta las graves consecuencias que iba a tener para más de 1,2 millones de personas que han quedado arruinadas. Tanta es la confusión que se ha generado entre quienes creyeron que todo estaba atado y bien atado, que algunos de ellos se pasean vociferando por las redacciones de algunos medios de comunicación pidiendo explicaciones sobre cómo se están «dejando comer la tostada» en el modo de informar sobre las comparecencias en la Audiencia Nacional.

Tanto están cambiando estas primeras declaraciones ante el juez Calama Teixeira que famosos analistas están empezando a dedicar su tiempo a publicar análisis sobre lo que Diario16 lleva años haciendo. Sin embargo, sigue surgiendo una pregunta para los que no están iniciados en el Caso Popular: ¿por qué cayó el sexto banco de España? La experiencia de este medio y de su equipo de investigación responderá en las próximas líneas a esta pregunta.

La primera razón por la que el Popular fue resuelto la encontramos en la trama iniciada por el accionista mexicano Antonio del Valle para hacerse con el control del banco para, de este modo, poder introducirse en el mercado bancario de la Unión Europea. Para ello era fundamental la salida de Ángel Ron que se oponía a las operaciones propuestas por el mexicano. El modo de poder sustituirlo era una campaña de desprestigio personal, profesional y del banco que creara pánico en los mercados y bajara el valor de la acción para, de este modo, debilitar a la entidad y la posición del presidente quien, a pesar de las advertencias para que no dimitiera, dejó su cargo a finales del mes de noviembre de 2016.

Otra de las causas que explican el porqué de la resolución de una de las entidades sistémicas del sector financiero español la encontramos en la «selección» que se hizo del sustituto de Ángel Ron. Según han denunciado diferentes ex consejeros del Banco Popular, fue Luis de Guindos quien decidió el nombre del presidente que debería llevar al banco a la resolución. Las fechas así lo indican porque cuando Saracho dijo que volvía a España para presidir el Popular en la cena celebrada a finales del verano de 2016, ni Del Valle ni Reyes Calderón habían contactado con él para este asunto.

Saracho llegó con un plan muy concreto que expuso, en primer lugar, en el BCE en una reunión celebrada en el mes de marzo y de la que no informó al Consejo. En este encuentro, Saracho ya dejó claro que una de sus opciones pasaba por la resolución del banco. En segundo término, toda su estrategia pasaba por una venta a bajo precio (lo hizo tan bien que lo vendió por un euro). El plan estaba dividido en distintas fases:

No gestionar el Banco y, por tanto, no aplicar el Plan de la Ampliación de capital. Fuentes del Consejo nos confirman que Saracho, con especial denuedo, se aplicó a bloquear la operación Sunrise —de lo que deja huella en su visita al BCE el 16 de marzo y que no cuenta al Consejo—, a alargar las gestiones para la venta de Totalbank o Wizink, para las que recibió ofertas del banco chileno BCI y del fondo Värde, respectivamente, finalmente recibidas el 4 y el 6 de junio de 2017 y de las que tampoco dio cuenta al Consejo.

En otro orden, Saracho se dedicó a desacreditar a los gestores anteriores.  Para eso decidió publicar un hecho relevante el 3 de abril de re expresión de las cuentas de 2016, que los auditores calificaron de no material, sobre la base de asuntos sobre los que no aportó documentación definitiva alguna. Por cierto, la Junta General del 10 de abril de 2016, celebrada tras esta escandalosa revelación y que pretendía generar el pánico entre los accionistas, aprobó las cuentas de 2016 sin enmienda ni tacha alguna con el 93% de los votos y la gestión social del Consejo presidido por Ron con el 99% de los votos. Algo falló en la estrategia de Saracho que no consiguió calentar suficientemente a los accionistas contra los gestores ya defenestrados. Las cuentas de 2016 nunca fueron impugnadas.

Por otro lado, según confirman fuentes del Consejo del Popular, Saracho también se dedicó a fabricar un «falso agujero contable». Para ello encargó una retasación de activos, probablemente sobre la base de una venta en bloque, como la que hizo Santander a Blackstone, operación en la que se reservó el 50% a través de una sociedad conjunta y que registró más de mil millones de beneficios en un solo año. No le dio tiempo a acabar con estos trabajos porque la salida de los depósitos se le vino encima a mayor velocidad de lo que él mismo había previsto.

Además, como buen banquero de inversión que pretende mover el mercado para lograr el desplome de un valor, Saracho asustó a todo el mundo implicado, pero, muy especialmente, a las autoridades y a los inversores minoritarios porque entre los planes de Saracho figuraba una ampliación de capital a bajo precio, en la que Antonio del Valle aseguró en su demanda frente al Estado español que tenía previsto invertir —con su grupo—, unos 1.500 millones de euros. Es decir, la ampliación proyectada iba a excluir el derecho de suscripción preferente a los accionistas, por lo que su dilución sería automática y sólo los que suscribiesen la ampliación, de la que la mitad era, según sus propias palabras para Del Valle y sus asociados, iban a beneficiarse de las plusvalías latentes de las que el Banco disponía.

Como podemos comprobar hay causas suficientes para saber el porqué cayó el Popular. Sin embargo, aún hay más que son la consecuencia de lo explicado hoy y que expondremos próximamente.