viernes, 29marzo, 2024
14.1 C
Seville

El perfil del ‘sueco’

La misma Cuca Gamarra que aplaudió en 2020 el “no” del PP y el discurso de Casado contra Vox muestra ahora un perfil condescendiente con la kafkiana segunda moción de la ultraderecha

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

El perfil del sueco es un perfil clásico de europeo nórdico, equilibrado en las formas, de belleza aristotélica pero muy frío y distante, sin apenas pálpito y mucho menos emoción y fuerza, prácticamente inane en el sentido más bergmaniano –de Ingmar, no de Ingrid– del término. Es el camino que ha tomado el principal partido de la oposición para optar a presidir este país que supuestamente se cae a pedazos por sus cuatro costados según sus principales tesis, esbozadas a grandes rasgos este miércoles en el Congreso de los Diputados. El 22 de octubre de 2020, la primera moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez fracasó absolutamente. 298 votos en contra, ninguna abstención y sólo los 52 votos a favor de los diputados ultraderechistas, que se quedaron completamente solos en su intentona. Este 22 de marzo de 2023, un ‘sueco’ ausente del Congreso de los Diputados ha dado la orden a los suyos de ponerse de perfil y abstenerse en el segundo intento de la ultraderecha, este aún más kafkiano si cabe que el anterior, de acceder a la Presidencia del Gobierno con un candidato del pasado lejano, el profesor de Economía Ramón Tamames, de 89 años, al que la bancada del Partido Popular ha alabado y agradecido el contenido y lo que considera “buenas intenciones” de su intento.

Casi dos años y medio después, la misma Cuca Gamarra que aplaudía fervorosamente el ‘no’ de su entonces líder, Pablo Casado, y su ya famoso “hasta aquí hemos llegado” a Santiago Abascal ha vuelto a subirse a la tribuna para excusar la abstención de los suyos cuando al mismo tiempo ha argumentado que sobran los motivos para apoyar la moción de Vox.

El 22 de octubre de 2020, el entonces líder del PP dijo sin rodeos al candidato Abascal: “No queremos ser como usted”. En esta ocasión, ha actuado el perfil gallego y sobre todo ‘sueco’ del ausente Alberto Núñez Feijóo, sucesor “autoproclamado” de Casado, según la denominación del propio Abascal, que se abierto de par el par y sin rubor alguno su apretada chaqueta y ofrecido su pecho para extenderle un folio en blanco para ser socio de un futuro gobierno PP-Vox. Borrón y cuenta nueva, a la que los populares de Feijóo no hacen ascos en absoluto, como ha demostrado la puesta en escena de esta moción de 2023, con la que el PP dice estar prácticamente de acuerdo en casi todo pero que no ve oportuna hacerla por la inutilidad que supone no tener los votos suficientes y quedar retratados junto a la extrema derecha en un viaje que se promete largo de aquí a finales de año cuando se convoquen las próximas elecciones generales.

Gamarra excusa esta abstención a la ultraderecha “por respeto” a su candidato mientras el PP de Casado frenó el primer intento de Abascal en 2020 con un “hasta aquí hemos llegado”

La Cuca Gamarra de marzo de 2023 es la misma que la de octubre de 2020 y, aunque aplaudiendo fervorosamente a distintos líderes, simboliza en todos sus extremos ese PP de perfil y equidistante que se ha dejado retratar sin querer junto a la propuesta negacionista, trumpista a veces, defensora de ‘verdades’ fakes y tremendamente casposa y carpetovetónica de Vox. En suma, ambas formaciones representan una derecha patria ajena a sus hermanos europeos en su vertiente más moderada, que aún arrastra la pesada losa de décadas pretéritas ya superadas completamente, y que ha presentado en esta ocasión a un candidato carne de meme.

Respeto al candidato de 2023 y repulsa al de 2020

“Por respeto a Tamames”. La excusa dada por la portavoz del Grupo Parlamentario popular para evitar votar en contra de la moción de Vox aún debe estar resonando en los oídos del que fuera su líder en 2020, aquel que le dijo sin contemplaciones “hasta aquí hemos llegado” al entonces candidato de la primera moción. En cambio, en esta ocasión Gamarra ha optado por desviar la diana de todos sus dardos al presidente del Gobierno y no contra los impulsores de la moción, como ocurrió hace poco más de dos años.

A diferencia de octubre de 2020, en esta ocasión Gamarra no ha podido aplaudir tan fervorosamente el discurso de su líder por dos sencillas razones: porque ha sido ella la que no ha tenido más remedio que darlo, intentando estar en misa y repicando siempre con el punto de mira puesto en los males cuasiapocalípticos del ‘sanchismo’ y, en segundo lugar, porque el líder popular en esta ocasión no es diputado y ni tan siquiera estaba presente en el hemiciclo en un día tan señalado en la historia reciente de este país, donde se debatía la sexta moción de censura de la democracia. El perfil del sueco es sencillamente esto y no lo de Bergman. Tan bello como inane.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído