El peligro social-comunista

La propiedad privada es sagrada. A usted le piden 20 euros por la cara y lo siguiente es repartir hostias como panes. Hay que tener mucho cuidado porque nada hay más justificado que la riqueza, señal de triunfo y mérito donde las haya. O lo que es lo mismo, es usted un tieso, una desgraciada más del montón: he ahí la señal de su mediocridad y de su fracaso. Si hubiera usted trabajado lo suficiente y bien, sería rica, no sería de barriada…

Por eso, nosotros, los liberales, estamos pendientes de lo que el Gobierno social-comunista de la Junta de Andalucía del antisistema Juanma Moreno quiere hacer. Lejos de respetar la sacrosanta competencia, causa del reparto equilibrado de las riquezas con la Justicia necesaria, este conocido marxista filovenezolano proiraní quiere que el dinero que pagamos con nuestros impuestos, siempre muchísimo, vaya a parar a las manos de empresarios incompetentes que, lejos de afrontar su realidad económica peleando en el sistema, pretenden que el papá Estado les provea de trabajo, negocio y beneficios, sin lanzarse al ruedo privado en el que deberían competir limpia, liberalmente.

Porque, díganme, si se monta una industria privada para terminar ofertando lo que los Servicios Públicos deberían hacer: ¿por qué no socializar todo, cerrar lo Público y repartir los dineros entre las empresas mejor apostadas y hacernos comunistas impidiendo la libre competencia?

Esta es la realidad de Andalucía, ¿no querían gobiernos progresistas? Pues toma: PP, Ciudadanos y Vox, representantes de la radicalidad izquierdista más flagrante, lejos de respetar las santísimas leyes del mercado no tienen ningún reparo en ayudar a sus amigos comunistas que no pueden sobrevivir en el ámbito privado porque el mercado los haría desaparecer. ¿Habría escuela privada de verdad sin los conciertos? ¿Habría hospitales privados de verdad sin los conciertos? Malditos faranduleros amantes de los conciertos, tanta música para suprimir la libertad: ¡la hermosa libertad del Capital!

Qué creen que hacen… ¡infraestructuras pensadas para generar facilidades y beneficios a la empresas! Claro, así también triunfo yo con estos socialistas: nos recaudan el dinero y se lo gastan en beneficiar a los inversores que ya no tienen la necesidad de promocionar a otras empresas competentes que fomenten la actividad autónoma, el emprendimiento que dicen los lumbreras de la economía… Carreteras, autopistas, planes de seguridad, medicina, formación, promoción, turismo, leyes laborales, todo a favor de la patronal social-comunista, ¿seguro que en España no se gasta más en mantener el sistema de beneficios de éstos bolcheviques que en ayudar a los desgraciados sin recursos?

Si pusiéramos en una balanza el gasto social encaminado a compensar la miseria y lo que gasta el Estado en favorecer el movimiento empresarial desde todos los puntos de vista, ¿tendríamos el retrato de un sistema liberal? Desde luego, insisto, si hablamos de la ley de la oferta y la demanda, sin el Estado detrás: no resistiría la mayoría.

Aprovechar la pandemia para fortalecer las debilidades evidenciadas en lo Público sería lógico. Mantener la sagrada separación entre el Servicio y la libre elección de pago, procurando que quienes no puedan pagar tengan acceso a lo mismo como un derecho, eso es lo propio de una democracia liberal. Ahogar a la Sanidad andaluza un poco más ahora que está enflaquecida y derivar hacia la privada la millonada que debería invertirse en ella, como pretenden Moreno Bonilla y Jesús Aguirre (o Imbroda en Educación) y sus socios de Gobierno: es una infamia antiliberal. Por eso hay que denunciar con claridad el peligro social-comunista de la extrema-izquierda antimercado: PP, C’s y Vox. ¡Viva España!