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El “paripé” se acaba: “el pacto puede fracasar”, según Ciudadanos

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análisis

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Mariano Rajoy no ha pegado ojo en toda la noche. Las alarmas se dispararon este martes en Moncloa y Génova cuando el portavoz del grupo negociador de Ciudadanos para la investidura del líder popular, Juan Carlos Girauta, amenazó, a la salida de la reunión, con “romper las negociaciones”. Según Girauta, “ no se están produciendo avances, ni se están adquiriendo compromisos, ni hay voluntad política para llegar a acuerdos”. Sólo le faltó decir que se levantaban de la mesa. Por su parte, los populares intentaron quitar hierro al asunto. José Luis Ayllón dijo “no estar preocupado, sino ocupado en buscar el mayor nivel de acuerdo». Ayllón se comprometió a presentar, este jueves,   documentos alternativos con sus compromisos, lo cual ya formaba “parte del guión”,  según quiso aclarar, pero advirtiendo sobre la necesidad de que las propuestas sean «realizables», tanto desde el punto de vista jurídico como económico.

Es precisamente en este punto, en el económico, donde ambas partes están chocando. No en lo referido al enunciado de las medidas sino en el coste de las mismas. Pero no sólo en eso. Los “matices” de los que ya advirtió Rajoy hace una semana están generando verdaderos escollos. Todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre si los imputados que deben renunciar a su cargo son sólo los de “primer nivel”, es decir altos cargos del gobierno, diputados y senadores, o hay que ampliarlos a comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones.

Son, precisamente, estas instituciones las que han generado otra diferencia prácticamente insalvable. Ciudadanos quiere suprimir las corporaciones provinciales. El PP se niega rotundamente.

A todo ello hay que añadir los desacuerdos que se han venido manifestando a lo largo de estas tres jornadas: nada de contrato único, nada de medidas que favorezcan a los autónomos, nada de complementos salariales para subir las cotizaciones sociales a la Seguridad Social. Además, Albert Rivera quiere que las medidas acordadas, – todavía ninguna-, vayan acompañadas de una memoria económica donde se establezca su coste, y un calendario para su puesta en marcha.

Ambas partes acordaron que todos los puntos donde han surgido desacuerdos se discutieran al final. Pero este “teatro” en que se ha convertido la negociación, parece no tener más salida que “el acuerdo de mínimos”. Es decir, con escaso contenido. Apenas quedan cuarenta y ocho horas para que termine la semana y, salvo que se decida negociar el sábado y el domingo, habrá que dar por concluido el proceso. Y más, si como pretende el PP, se quiere mandar “el documento del acuerdo” a Pedro Sánchez para que lo estudie, “a ver si le gusta y, al menos accede a abstenerse”, señalan fuentes próximas a Rajoy.

Pero el espectáculo que están dando, tanto populares como naranjas, favorece claramente a los socialistas que ven en la falta de acuerdo una repetición de la actitud prepotente que Rajoy mantuvo durante los cuatro años de mayoría absoluta parlamentaria. Sin lugar a dudas, eso les favorece y neutraliza el argumento de Rajoy sobre su responsabilidad en caso de tener que llevar a cabo una “tercera vuelta electoral”.

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