El gorro rojo. Los pantalones rojos. La chaqueta roja. Los zapatos negros…

Los zapatos negros apenas rozando el suelo de adoquines ya que le llevan casi en volandas, a rastras. Acaban de detenerle. A Papá Noel.

Un periodista avispado capta la imagen con su cámara de bolsillo. Posible portada de mañana. El policía municipal sonríe en dirección al objetivo. Orgulloso. Satisfecho. Tiene un ojo especial para detectar a esos tipejos que se disfrazan. Descuideros en su mayoría. Al menos arresta uno cada Navidad: Reyes Magos, Hombres Estatua… Pero éste su primer Papá Noel. Se siente satisfecho. Ya imagina el aplauso cuando llegue a la comisaría. Quizá hasta le concedan una gratificación. O un ascenso. Su capitán lo dijo el año pasado: se merecería un premio.

Un niño grita. La voz quebrada. Al borde de las lágrimas. Pregunta a su padre que sucede. El Papá Noel le sonríe y es él quien responde al pequeño. Nada, nada, no pasa nada, este señor me está llevando al sitio donde se guardan muchos juguetes para que yo pueda repartirlos entre los niños. El agente, irritado, aprieta con más fuerza el antebrazo del detenido, quien le mira burlón.

-Más cuidado, jovenzuelo, que tengo poderes y podría convertirte en reno ahora mismo.

Y se ríe. Se ríe el ladrón. El policía siente un escalofrío extraño. ¡Qué tontería! Pero se mira las manos, se toca la cabeza; no, de momento no le han salido cuernos. De momento.

(Sucedió en la navidad del año 2003. Lo vi en primera fila: yo era el periodista que disparó la foto con una pequeña cámara. Foto que no llegó a ser portada de ningún sitio, pues esa misma noche perdí la cámara; tal vez bebí demasiado).

 

Otro burbon, por favor.

 

TIGRE MANJATAN desea a todos los lectores de Diario16 que no les coloquen durante estas fiestas en ningún local alcohol falsificado. Tigre tigre.

 

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