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El nacionalmadridismo saca las garras para adueñarse de la selección

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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Son tan malvados como obvios. Ni dos minutos después de quedar eliminada la selección española de fútbol del Mundial de Qatar, el nacionalmadridismo ha sacado todo lo que llevaban guardado dentro durante cuatro años para atizar a Luis Enrique. Nadie podrá defender futbolísticamente a la selección. Partido infame y errores de entrenador a partes iguales. El fútbol de los dos mil pases, mil quinientos horizontales, no salvan al seleccionador. Pero…

…hay periodistas nacionalmadridistas que dan tanto asco profesional (lo personal es subjetivo) que no hay que seguirles el juego ahora. Posiblemente Luis Enrique haya decidido hace tiempo irse de la selección para dar el palo económico a algún dirigente millonario. O igual no. Lo que es cierto es que desde hace cuatro años llevan desde ese periodismo de bufanda, totalitario y merengón intentando cargárselo. Desde las ondas episcopales o las quebradas, desde los teleñecos de la noche, pasando por los medios al servicio de su florentineza, ya están pidiendo la cabeza de quien les ha enfrentado.

Josep Pedrerol, ese valiente que todavía no ha dimitido por su cagada con Mbappé, señaló a los dos minutos al seleccionador como culpable del fracaso. ¿Fracaso? ¿No habían dicho que esta no era la selección que representaba a España, es decir, lo que ellos quieren? Paco González lleva todo el Mundial atizando al entrenador, haciéndose el longuis por la manipulación de unos audios sin despedir al perpetrador, y ayer sacó toda la rabia que tenía dentro. En la SER desconocen que desde finales de los años 1970s hay equipos de grabación caseros. Y qué decir de la prensa escrita… ahí tienen a José Félix Díaz pidiendo la dimisión del seleccionador (¿No terminaba contrato ya?) a los minutos de terminar el partido.

Lo peor no es que se regocijen en la derrota, algo que esperaban desde hace tiempo, lo peor es que lo hacen porque piensan que la selección debe ser “suya”. Debe, el seleccionador que toque, postrarse a sus deseos, como siempre muestra Paco García Caridad y sus listas de cojos. Piensan que la Selección española debe ser de parte. Esto es, debe ser nacionalmadridista y deben acudir jugadores nacionalmadridistas (aquellos que hayan rozado el Bernabéu al menos) y de equipos aliados (aquellos a los que tratan como filiales). Quieren una selección donde puedan mangonear y condicionar al seleccionador.

A esta captura de la selección de todos los españoles (no sólo de una parte) se vienen dedicando desde que el árbitro argentino pitó el final del partido. Han sacado esas sucias garras para hacerse de nuevo con el control de la selección española. Quieren que vayan “sus” jugadores, no jugadores españoles. Aunque no hayan jugado más de cien minutos en Liga o fracasen cuando juegan en la Europa League. Da igual, son sus jugadores y deben ir por delante de cualquier otro jugador. Porque un chaval que haya pasado por la cantera de su equipo es mejor que un que juegue en el PSG o el City (bestias negras del nacionalmadridismo).

Esas sucias garras ya están al acecho del cargo. Ya tienen sus sustitutos ideales. Ya tienen su lista negra de jugadores (Koke, el primero de la lista). Ya están de campaña para presionar a Luis Rubiales, amenazándole con sacar sus trapos sucios. Que hasta ahora han sido muy “amables”. Esas garras hoy se preocupan por la selección española, pero la verdad es que todas ellas apoyan a otras selecciones porque, al final, el nacionalmadridismo no tiene jugadores patrios de los que poder presumir.

Recuerden lo que le hicieron a Luis Aragonés cuando se cargó a Raúl (ese entrenador que no se come los mocos en Primera RFEF y al que se salvó de caer a Tercera hace dos años). Ahora es cuando la selección dejará de ser de los españoles para ser del nacionalmadridismo. Con el añadido de que saben que, más allá de los IQs de sus seguidores, si fracasan como siempre han hecho, no les pasará nada.

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