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El movimiento ciudadano “Las Sardinas” se convierte en un ejemplo contra el auge del fascismo

Impulsado por la izquierda italiana, ha logrado frenar a Salvini en las pasadas elecciones en Emilia-Romaña

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análisis

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España ha logrado contener, de momento, el ascenso de la ultraderecha liderada por Vox. El Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos constituye el último bastión, la última muralla, antes de que la extrema derecha llegue definitivamente al poder. El pasado fin de semana, Italia frenaba también el envite populista de corte neofascista. La izquierda italiana ha dado toda una lección al ultraderechista Matteo Salvini y ha vencido en las elecciones del pasado domingo en la región de Emilia-Romaña, su histórico feudo, un resultado que ha servido al gubernamental Partido Demócrata (PD) para salir reforzado también a nivel nacional.

La victoria sobre la bocina supone un balón de oxígeno no solo para la izquierda italiana, sino para la socialdemocracia europea en general. Salvini había planteado los comicios como un plebiscito a sus políticas reaccionarias y xenófobas, y de haber salido ganador habría puesto en marcha toda la maquinaria política de su partido para provocar una crisis de Gobierno con la intención de alcanzar la Presidencia del país.

En Emilia-Romaña, feudo de la izquierda durante 70 años, el candidato del Partido Demócrata (PD, centroizquierda), Stefano Bonaccini, ha obtenido un 49,7% de los votos, según los sondeos publicados por la televisión pública RAI. Su principal rival, Lucia Borgonzoni, la apuesta de Salvini y de sus socios de la coalición de derechas, logró el 44,7%. Un victoria ajustadísima pero que permite, de momento, encapsular a la ultraderecha de nuevo cuño.

Sin embargo en Calabria, gobernada por la izquierda desde 2014, la candidata de la derecha, Jole Santelli, apoyada principalmente por la Forza Italia de Berlusconi y Salvini, se ha impuesto con un 51,7%, frente al candidato de izquierda, Filippo Callipo, (31,1%). Sentelli ya ha celebrado su triunfo junto al líder de Forza Italia y ex presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.

Al final, la gran movilización ciudadana de “Las sardinas”, una iniciativa de corte antifascista que ha removido a la población al grito del emblemático himno Bella ciao, ha logrado materializar su muro de contención contra los populistas de extrema derecha. El movimiento nació en noviembre en Bolonia, cuando en su primera manifestación consiguió reunir a unas 12.000 personas para protestar contra Salvini. Desde entonces no ha dejado de crecer con concentraciones y manifestaciones en todo el país para reivindicar el carácter antifascista del Estado italiano. Todo un ejemplo para los partidos de izquierda del resto de Europa.

Salvini había convertido las elecciones de este domingo en las regiones de Emilia Romaña y Calabria en un plebiscito contra el reciente Gobierno de coalición del Partido Democrático y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S). Ambas regiones están gobernadas por el centro-izquierda y en particular Emilia Romaña, con capital en Bolonia, está considerada un bastión frente a las derechas desde la Segunda Guerra Mundial, por lo que una victoria del sector ultraderechista hubiese sido un importante espaldarazo para Salvini. No ha sido así.

En Calabria, una región muy distinta de la industrializada Emilia Romaña, acuciada por la mafia, la corrupción y el paro, los cantos de sirena ultras han calado en buena parte de la población. Se trata de un fenómeno parecido al que ha ocurrido en algunas regiones de España como Andalucía, donde la pobreza y el desempleo se han traducido en rabia contra el sistema convenientemente canalizada por Vox.

Salvini, líder de la Liga, llevaba semanas volcado en una intensa campaña electoral y con su victoria esperaba desestabilizar el Gobierno de coalición formado en Roma tras la aparatosa ruptura de su acuerdo de Gobierno con el M5S que le llevó a ser ministro del Interior. “Ganemos y enviemos el aviso de desalojo al Gobierno”, gritó Salvini durante la campaña electoral. “El Gobierno vive de la capacidad de cambiar las cosas. De lo contrario, gana la política de la cháchara. Pero el odio no se puede comer”, replicaba el líder del Partido Democrático, Nicola Zingaretti, según informa Europa Press.

Por su parte, el M5S ha dejado meridianamente claro en estas elecciones que “no busca la confrontación política”, ya que considera que tiene poco que ganar, en particular en un momento de reorganización interna de la formación.

Mientras tanto, la líder del partido derechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, aliada de Salvini, ha exigido “elecciones generales anticipadas”, alegando una disonancia entre la mayoría social y la mayoría parlamentaria que habilitaría al presidente Sergio Mattarella a convocar elecciones, aunque solo si lo considera útil para el país. Es la misma estrategia de la deslegitimación del Gobierno que emplea Vox en España con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

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