El viernes 1 de abril fue un día intenso.
Los problemas vistos a través de redes sociales y con la distancia de una llamada de zoom o de audios de whatsapp no muestran la gravedad de las situaciones y es mucho más útil y necesario el poder hablar cara a cara, tocar, y escuchar las dudas y dificultades de boca de quien los sufre.
Durante 19 largos días, he visto como pasaban las semanas y las jornadas laborales en las que un gran número de trabajadores en Reino Unido (mas de 90 personas) estaban si acudir a sus puestos de trabajo debido a una huelga muy justa, y con la dura falta de respuesta de nuestro gobierno y del Ministerio de Exteriores.
Es importante conocer los datos, las estadísticas, y las peticiones razonables en este conflicto, pero desde mi punto de vista, hoy he podido ver que nos falta en muchas ocasiones el acercarnos físicamente a conocer a los convocantes de la huelga, no solo para poner cara sino también para mostrar el apoyo y la empatía hacia su causa en momentos difíciles y de dudas sobre qué hacer ante la falta de inacción y de respuesta constructiva por el ocupadísimo Sr. Albares.
Probablemente el conflicto en Ucrania o el problema del Sahara y la nueva relación con Marruecos, no dejen al jefe de la diplomacia tiempo para preocuparse de lo que quizás sea para él un problema menor en este momento.
Pero no es un problema menor, Sr Albares, es un problema antiguo y extendido y sentido de igual manera por tanto la diáspora como por los trabajadores de sus Embajadas y Consulados…nos sentimos abandonados.
Muchos de los eslóganes en la concentración frente a la embajada se referían a este sentimiento de abandono, a este sentimiento de estar “desconsulados”, y hoy muchos de los manifestantes mostraban su alegría por ver a gente ajena al personal laboral uniéndose en su reivindicación y la presencia de medios de comunicación haciendo seguimiento de su manifestación hoy ha sido una razón de alegría para David, Manuel, Sara….
Los trabajadores de las instituciones tienen nombres, caras, responsabilidades y tienen necesidades comunes a todos los ciudadanos, y como emigrantes se parecen más a los usuarios de sus servicios que a los que dirigen estas instituciones desde Madrid.
Hoy en varias conversaciones he podido escuchar historias sobre problemas en sus trabajos diarios y muchos de estos problemas vienen de una necesidad de mucha gente de dividirnos entre “ellos” y “nosotros”, de encontrar las diferencias o incluso de crearlas llegando a mitos urbanos como el de “el funcionario” de los consulados o la embajada, sin darse cuenta de que la gran mayoría de estos trabajadores son personal laboral sin el paraguas de protección que al funcionariado español se le otorga y del que los convocantes no disfrutan.
No hay ninguna manera de conocer mejor un problema que el hablar, y aun mas importante, escuchar lo que tienen que decir, y esta escucha es lo que llevan 19 días demandando a su jefe en Madrid.
El Sr Albares no es ajeno a las necesidades de consulados y embajadas, y llegó al cargo desde su puesto como Embajador en una de las principales embajadas, la de Paris.
No hay que explicarle al jefe de la diplomacia que los salarios que deciden desde la capital de España para los consulados y embajadas repartidas en el mundo pueden ser bastante inferiores a las necesarias para una vida digna en los diferentes países donde nuestro país exhibe la marca España…marca de la que estos salarios y condiciones laborales, también son parte, no nos olvidemos.
Sin respuesta. Nada de vías de solución, y muchas personas reduciendo ahorros o viviendo de prestado tras 3 semanas de no trabajar, y llegando al punto de empezar a plantear la creación de una caja de resistencia para ayudarles a sobrevivir esta crisis.
Los trámites se siguen apilando, y los cientos de miles de libras que nuestras instituciones no están recaudando vía los visados o pasaportes que producen semanalmente, podrían haber servido ya para ofrecer una salida digna a esta crisis…los consulados y embajadas en el exterior, que tienen un gran poder recaudatorio para nuestras arcas, deberían poder ofrecer que parte de lo mucho que se paga en sus ventanillas pudiera revertir no solo en sus trabajadores sino también en los servicios a los ciudadanos.
El consulado, frente al que nos hemos manifestado ha recaudado en las últimas décadas suficiente dinero como para permitirse mover este servicio a un edificio más digno y mejor equipado para el creciente número de usuarios en Reino Unido.
Desde 2017 el país muestra el mayor crecimiento en número de españoles en el exterior, con 70 mil mas en este periodo, y 15 mil mas en el último año.
Medios británicos también han cubierto la manifestación y las concentraciones de estos días apuntan con el dedo a nuestros mandatarios ante la mirada extrañada de los conductores y transeúntes que se han topado con el incansable grupo de manifestantes por las calles de Londres.
El problema de un sector de la emigración es un problema para el total de la emigración y la petición que han creado en redes sociales y que ha superado las 2500 firmas muestra que la población en este caso esta con sus trabajadores.
Yo hoy en el autocar de vuelta a mi ciudad en el norte de Inglaterra de Leeds tengo la esperanza de una solución a los recortes de servicios a la ciudadanía provocados por la huelga, pero más importante aún, ofrecer una mejora en la vida de más de 90 trabajadores que en plena crisis de inflación y precios, con los precios de la electricidad/gas/carburantes por las nubes y tras estar saliendo de la crisis del coronavirus, buscan tener un futuro digno sirviendo a nuestro país…porque tampoco esta España muy interesada en que haya un retorno masivo del más de millón de trabajadores expulsados desde 2009 para buscar trabajo.
¿O quizás malpaga a sus trabajadores para insinuarles que vuelvan a sus ciudades? No lo creo…no les importamos,
