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El mercado laboral de la era Sánchez se caracteriza por un incremento de la precariedad

Tras los datos de la Encuesta de Población Activa del pasado jueves, todo indica que el Gobierno de Pedro Sánchez «ha comprado» la máxima neoliberal de «mejor un mal trabajo que estar en el paro»

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Lo único que ha cambiado con el gobierno de Pedro Sánchez respecto al de Mariano Rajoy en referencia al mercado laboral y a las políticas de empleo es que ha disminuido la calidad de los puestos de trabajo que se crean en España. Es cierto que ha habido una pandemia que lo paralizó casi todo, pero eso no es excusa, puesto que hay sectores empresariales que podrían estar creando empleos de calidad, tanto en referencia al tipo de contrato como a las condiciones salariales, y no se está haciendo.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) han mostrado la ineficacia de Sánchez en un asunto que debería ser prioritario para un gobierno que se autocalifica como «progresista de izquierdas».

La EPA registró una mejora de los datos brutos de empleo, con una bajada del paro y una subida de la ocupación tanto trimestral como anual. Sin embargo, evidenció la otra cara de la moneda: el empleo está cada vez más precarizado. Se superan los 20 millones de trabajadores por primera vez desde 2008, pero se ha trabajado un 2,53% horas menos que en el mismo trimestre previo a la pandemia.

El dato no puede ser más esclarecedor. Más trabajadores se reparten menos horas de trabajo. Han trabajado menos días y menos horas diarias: suben la temporalidad y las jornadas a tiempo parcial. Todo ello sin contar que el paro volverá a subir al terminar los contratos de la temporada estival.  

Si se realiza un análisis de los datos en profundidad, se comprueban las deficiencias estructurales del mercado laboral español que afectan a grupos más vulnerables. El paro aumentó de forma alarmante entre los mayores de 55 años. Este es un colectivo en riesgo de padecer los efectos de la brecha digital de los nuevos empleos y que perderán las oportunidades de reengancharse al empleo. Además, el paro entre las mujeres sigue siendo mucho más alto que entre los hombres, 3,4 puntos más.

Además, la brecha de género se acrecienta en referencia a la actividad. La población activa ha crecido en este trimestre, lo que el gobierno de Sánchez ha celebrado, pero la tasa de hombres activos crece en mayor medida y ya se superan los 10 puntos de diferencia. La pandemia ha perjudicado especialmente a las mujeres, que siguen haciendo frente a las cargas familiares y alargan su ausencia del mercado laboral. Solo el 54,25% de las mujeres son población activa, frente al 64,31% de los hombres.

Sector agrario: la tasa de precariedad más alta

Según los datos de la EPA, el paro agrario afecta a 194.400 personas en el tercer trimestre del año, un 6,4% menos que hace un año. Sin embargo, se observa que disminuye el desempleo a menor ritmo que aumenta la ocupación. El cómputo total que ofrece la EPA confirma que la población activa agraria creció en 17.000 personas en el último año (un 1,8%).

A su vez, si se analiza la evolución en los últimos tres meses, se comprueba que 28.700 personas más estaban desempleadas, un 17,3% más que en junio, al finalizar la campaña de la vendimia y de la fruta dulce y de hueso.

A su vez, hay 49.600 personas menos ocupadas en el sector, un 6,1% menos que el trimestre anterior. La reducción resultante de población activa en 20.900 personas es característica del ajuste estacional agrario.

Esta evolución deja una tasa de desempleo agrario del 20,3%, más baja que la de los mismos trimestres de 2020 y 2019 y 5,76 puntos más alta que la tasa general.

La tasa de temporalidad excesivamente alta sigue siendo una de las características más precarias del sector agrario. Ya afecta al 47,07% de las personas que trabajan por cuenta ajena, la cifra más alta del mercado laboral español.

Otra seña de identidad es la desigualdad de género, ya que entre las mujeres la temporalidad es mucho más alta que entre los hombres. Así, el 57,6% de las trabajadoras tiene un contrato temporal, mientras que entre los hombres este porcentaje es del 44,4%.

Por otro lado, son muchas las denuncias del fraude que se registra en la contratación de carácter temporal para actividades cíclicas en la misma época del año, puesto que la relación laboral puede establecerse mediante un contrato fijo discontinuo.

Aumenta la temporalidad en la industria

Los datos de la EPA también corroboran la flexibilidad externa como gestión de la mano de obra para adaptar la demanda de fuerza de trabajo a los requerimientos de la actividad productiva, sobre todo si se tiene en cuenta que la inversión en el segundo trimestre de este año todavía estaba por debajo de la de 2019, por lo que el ajuste no respondería a mejoras significativas en el sistema productivo.

La variación del empleo asalariado industrial pivota sobre el empleo temporal. Crece un 6%, al incorporarse 25.000 personas. Esta precariedad afecta a 445.100 personas, el 17,90% de la población asalariada, una tasa superior a la del trimestre anterior.

El número de mujeres temporales en el sector crece a tasas muy superiores a la de los hombres, cuando se produce el tirón de la demanda de fuerza de trabajo. Crece un 11,2% el número de mujeres con contrato temporal, hasta llegar a las 135.200.

La temporalidad entre los hombres fue un 3,8% superior en los últimos tres meses, al alcanzar los 309.900. Entre las 445.100 personas que tienen un contrato temporal, el 30,4% son mujeres. En la industria la tasa de temporalidad es del 26,3%. Como hay 665.000 asalariadas industriales, la tasa de temporalidad femenina es del 20,3%. La masculina es del 17%, al haber 1.822.100 de asalariados.

El desempleo industrial se redujo en 18.800 personas en este trimestre (un 12,4%). Afecta a 132.600 personas; 93.900 hombres y 38.700 mujeres. Por lo tanto, la tasa de feminización del desempleo es del 29,2%, más alta que la de la población ocupada en la industria. Esta reducción fue completamente absorbida por la generación de ocupación, lo que redunda en un crecimiento inter-trimestral de la población activa industrial, aunque sigue siendo casi 135.000 personas inferior a la del tercer trimestre de 2019.

Resultados diferentes se observan cuando se realiza la comparación en términos anuales. Así, respecto al mismo trimestre del año 2020, la población activa industrial se redujo, al quedar en 2.860.700, lo que supone la salida de 26.700 personas (un 0,9%).

Esta circunstancia es la combinación de dos vectores. Por un lado, el desempleo cayó en 67.100 personas en el último año (un 33%), que no pudo ser contrarrestado con la generación de empleo, que supuso la incorporación de 40.400 personas al empleo industrial (el 1,5). Por lo tanto, la recuperación de la actividad productiva se está paliando con un incremento de la intensidad con la que se aplica la fuerza de trabajo, con una preferencia por absorber los efectivos laborales sectoriales.

La contratación o cómo Sánchez no ha hecho nada

Por otro lado, desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa en junio de 2018, no se han mejorado las condiciones laborales de las clases medias y trabajadoras, a las que, por ideología y por ética, debiera estar entregado.

Tomando como referencia los datos de paro registrado de septiembre, un mes en el que ya no se producen contrataciones para la temporada turística, se puede comprobar que el mercado laboral de la era Sánchez es tan desastroso o peor para los trabajadores que el de Mariano Rajoy.

En septiembre se firmaron un total de 1.923.846 contratos, de los que 1.707.158 fueron temporales, es decir, un 89%. Sólo 216.688 fueron indefinidos. Sin embargo, aunque este dato es demoledor, sobre todo cuando es prácticamente el mismo que durante los gobiernos del Partido Popular, el análisis de la tipología contractual de los temporales lleva a unas conclusiones demoledoras.

De 1.707.158 de contratos temporales, 828.957 fueron eventuales por circunstancias de la producción, es decir, el más precario porque incluye los que tienen duración de horas o de menos de 7 días. Además, los contratos de obra y servicio supusieron un total de 726.180. Por tanto, la contratación en la era Sánchez es más precaria aún que la del Partido Popular en lo referido a las tipologías de los contratos temporales.

Estas cifras demuestran que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa para decir palabras hermosas, promesas húmedas y con la única intención de molestar lo justo y necesario a las clases dominantes que se están beneficiando de la precariedad de las clases medias y trabajadoras de este país. Luego se buscan respuestas a por qué está creciendo la extrema derecha en España. Tal vez, en la nulidad absoluta de las políticas de empleo de Pedro Sánchez se encuentre la principal.

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