Pintadas en la sede del PSOE de Córdoba. Foto: PSOE

La sede central del PSOE en Córdoba ha amanecido con pintadas atacando al presidente del Gobierno: «Pedro Asesino». Esto no es más que la consecuencia del discurso marcado por el odio de la extrema derecha que, desgraciadamente, va calando.

Tanto Vox como el Partido Popular han culpado de los muertos por el Covid19 a Pedro Sánchez y a su gobierno y ahora aparecen estas pintadas, además de campañas en redes sociales y aplicaciones de mensajería que van en el mismo sentido.

Esto es un acto inadmisible en democracia, tal y como ha afirmado en un comunicado el secretario general del PSOE en Córdoba, Antonio Ruiz, quien se ha referido también al carácter radical e intolerante del autor o autores de las pintadas. Los socialistas cordobeses ya han denunciado los hechos porque el ataque a una sede de un partido político es un ataque a la democracia. Una cosa es una manifestación ante una sede, otra cosa es recibir pintadas de este calibre que recuerdan a las que en la época de la Transición aparecían en las puertas de las agrupaciones de izquierda o los puntos de mira en los domicilios de políticos que querían una solución dialogada al conflicto vasco, y no desde el enfrentamiento o la venganza, como muchos de los que han medrado gracias a los muertos de ETA.

El peligro de la propaganda de odio y de los bulos está en que unas pintadas pueden pasar a otra cosa. Así ha ocurrido en la Alemania actual, donde las actividades de los grupos de extrema derecha han pasado de las pintadas a los tiroteos donde fueron asesinadas varias personas o a las agresiones a políticos demócratas. La propia canciller afirmó que «El odio es veneno y este veneno existe en nuestra sociedad y ya es responsable de demasiados delitos».

El España, las campañas de odio de los ultras empiezan a tener efecto. Culpar al presidente del Gobierno de los muertos por el Covid19 es el preámbulo para que se le llame asesino. Hoy ha sido en Córdoba pero el odio se extiende muy rápidamente y nada impide a una persona radicalizada por el odio pasar del bote de pintura a utilizar un arma.

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