El hombre de 30 años de edad detenido el martes por la noche en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache tras ser denunciado por malos tratos reiterados a su pareja, de 32 años, apenas ha pasado unas horas en prisión. La titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Sevilla, María del Rosario Sánchez Arnal, que se encontraba de guardia, ha decretado este miércoles su puesta en libertad, después de que la víctima se negara a declarar y no ratificara la denuncia presentada en comisaría por su madre. La Fiscalía, por su parte, sólo ha solicitado una orden de alejamiento para el detenido, petición a la que accedió la jueza de guardia. Todo ello pese a que el maltratador es considerado de “alto riesgo” por los expertos que han estudiado su caso. El agresor es investigado por un delito de lesiones y otro de amenazas con instrumento peligroso.
El agresor ha llegado a encañonar a su pareja con un arma de fuego y a quebrantar órdenes de alejamiento
El presunto maltratador, que cuenta con una veintena de antecedentes penales, la mayoría por robos, delitos contra el patrimonio y detenciones por violencia machista, había llegado a amenazar de muerte a su pareja en varias ocasiones e incluso la llegó a encañonar con una de las armas de fuego que tenía de manera ilegal en su domicilio.
La Policía halló un revólver, una metralleta y un arco, además de una camisa oficial del uniforme de la Policía, en una de las viviendas del denunciado tras su detención. Los hechos se produjeron el pasado domingo por la mañana, cuando el agresor se citó con su pareja y, tras una discusión, la agredió, según informan fuentes de la Policía Nacional. Poco después, la madre de la víctima recibió dos llamadas telefónicas del agresor en las que volvía a amenazar de muerte a su hija. Fue entonces cuando decidió interponer una denuncia en la comisaría de San Juan.
La pareja tiene tres hijos en común tras una relación sentimental de diez años. La víctima ha relatado a los agentes que ha sufrido varios episodios de violencia machista e incluso ha dispuesto de una orden de alejamiento que ya no se encontraba en vigor en el momento de esta última agresión, aunque el maltratador quebrantaba el alejamiento de forma habitual.
