¿Cuál es tu responsabilidad y objetivo como directora de la sección de Género, Igualdad y Género en Diario16? Además, siendo la única mujer en prensa en el Consejo Editor.

Mi responsabilidad es visibilizar, ponerle nombres y apellidos a la desigualdad, porque la igualdad hoy por hoy es una farsa. Como feminista, la perspectiva de género tiene que transversalizar uno de los espacios de socialización más importantes, como son los medios de comunicación, así que la perspectiva de género será la categoría analítica que atraviese todo Diario16. Habrá un control para que las noticias que se publiquen tengan como principios fundamentales la igualdad, la visibilidad de las mujeres, la no discriminación, la lucha contra la violencia… En el último informe de Profesionales Periodísticos de 2015, que edita la Asociación de la Prensa de Madrid, queda muy claro que el periodismo como espacio de socialización, igual que el resto de la sociedad, está atravesado por el machismo. Por lo tanto, se hace más que necesario la mirada de género para mostrar las desigualdades, las prioridades y necesidades de las mujeres, su mirada en el mundo y el empoderamiento de las mismas.

¿Cuál es el poder del lenguaje a la hora de aplicar esa perspectiva?

No es lo mismo decir “una mujer ha muerto” que “una mujer ha sido asesinada”. En el primer caso estamos minimizando el hecho. Todas las noticias tienen una mirada de género. Hay que hablar de la violencia de género que ejercen los hombres contra las mujeres, y este análisis es fundamental porque no hablamos de una violencia entre iguales, sino de una violencia que se asienta en una situación de desigualdad histórica y una ideología estructural que es el machismo.

La historia es machista, pero los hombres siempre han estado respaldados por mujeres.

En los movimientos revolucionarios y en las transformaciones sí que se ha tratado de utilizar a las mujeres, pero no a la hora de repartir el poder. En la Revolución Francesa, con el ideario de la Igualdad y Fraternidad, las mujeres que lucharon terminaron en el cadalso. En los conflictos armados las mujeres desarrollan situaciones anormales en ellas por necesidad. Sin embargo, a la hora de generar estructuras en procesos de paz para crear sistemas de gobierno, las mujeres ya no están ni en las mesas de negociación ni en el reparto de los poderes. Es una realidad latente, por eso Naciones Unidas crea la resolución 1.325 en el año 2000. Como las mujeres son las que más sufren la violencia en los conflictos armados, la 1.325 declara por primera vez esta violencia como un crimen de guerra. Esta resolución habla también de la obligatoriedad de que en los procesos de paz estén representadas las mujeres, al igual que lo están en la vida civil.

¿Cómo se ejerce la masculinidad?

Decía Luis Bonino, experto en masculinidades: “Los hombres llegan al mundo con un carnet vip que le da acceso a los privilegios”. Las mujeres tienen que desgastarse y luchar para llegar a esos sitios. La masculinidad les confiere acceso al disfrute y al ejercicio de los privilegios. Es lo que se lucha desde el movimiento feminista. El machismo es un ejercicio de poder y abuso.

¿Los hijos de los maltratadores son también víctimas de violencia de género?

Los niños que conviven en un hogar donde el padre es maltratador son siempre niños maltratados: psicológica, física o sexualmente. De 2008 a  2014, 32 niños fueron asesinados por sus padres, 20 de ellos durante el régimen de visitas, según datos de la Comisión para la Investigación de los Malos Tratos a las mujeres. Y la justicia sigue dando régimen de visitas a tipos condenados por maltrato. Hay estudios que han demostrado que cuando una mujer gestante es sometida a violencia, se generan altos niveles de estrés en la sangre fetal; como consecuencia, los bebés nacen más pequeños, con problemas respiratorios, motores… En el 90% de los casos, los niños están delante en el momento de la agresión. Otros son utilizados como espías para hacer chantaje. Otros son víctimas directos de agresiones para dañar a la madre. Otros niños ven la postagresión, cuando llegan a casa y ven a la madre golpeada. Todo este shock les genera secuelas.

¿Cuál es su situación actual como activista social?

Mi trabajo personal me da una dimensión que me permite el poder aportar y analizar la realidad desde la responsabilidad. Hay que sensibilizar y concienciar, que son cosas diferentes. Yo llevo trabajando con grupos de acción social desde los 13 años, con organizaciones militantes de izquierdas, ONG, cárceles, el Pozo del Tío Raimundo… También creé la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género. Con la Plataforma, durante 14 años llegamos a sitios donde no era posible entrar ni para las organizaciones civiles, como Siria, Ciudad Juárez o Palestina.

¿Cuál es la situación de la mujer en España?

Se puede ver en cifras: el paro femenino duplica al masculino. Las mujeres soportan una doble o triple jornada laboral trabajando dentro y fuera de casa, ya que sólo un 5% de los hombres coopera en equidad dentro del hogar. Han sido asesinadas 13 mujeres en este 2106. Solo se denuncia el 16% del maltrato, hay miles de microviolencias. Los trabajos precarios y que no cotizan son mayoritariamente femeninos, ya que dicen que así favorecen a la “conciliación familiar”, como si sólo las mujeres tuviesen la obligación de conciliar. Los índices de actividad laboral descienden en todos los países de la Unión Europea a medida que aumentan el número de hijos. Nosotras pagamos las “hipotecas sociales”: trabajamos gratis cuidando niños, personas dependientes… Hay una desvalorización del trabajo femenino: ellas son cocineras, ellos chef. Por no hablar que en España cobramos el 30% menos casi de media haciendo el mismo trabajo que un hombre. Y que no ocupamos puestos de dirección.

¿En qué situación se encuentran las mujeres en el resto del mundo?

La primera causa de muerte en mujeres de toda Europa entre 14 y 44 años es la violencia de género, por encima de enfermedades o accidentes de tráfico. Millones de niñas son vendidas cada día en el mercado del sexo: matrimonio, esclavitud o prostitución. El 80% del analfabetismo entre menores es femenino. En el ámbito de la economía, siete de cada diez personas que viven en la pobreza son mujeres. En la política, ocupamos menos del 10% de los escaños en los parlamentos, el 6% de los gobiernos y hay países donde las mujeres aún no tienen derecho al voto. 600.000 mujeres mueren en el mundo en el embarazo y parto. 135 millones de mujeres han sufrido la mutilación genital. Está demostrado que el lugar más peligroso para las mujeres en el mundo son sus hogares. El 45% de las mujeres del mundo sufren malos tratos físicos o psíquicos por parte de su compañero. En seis de cada ocho países en conflictos de guerra donde han intervenido cascos azules o fuerzas de paz, las violaciones y prostitución de niñas y mujeres aumentó.

¿Qué pasos hay que dar para conseguir mayor igualdad?

Hay que dar un paso más allá de la sensibilización. Todo el mundo rechaza la violencia, es la punta del iceberg, pero no hay una verdadera conciencia sobre lo que son los micromachismos. Necesitamos un modelo educacional que esté atravesado por la perspectiva de género y que se imponga en los colegios. Los niños tienen que ser educados en un modelo equitativo. Necesitamos ya un pacto de Estado que ponga en las agendas políticas de todos los partidos la prioridad de la lucha contra la violencia. La ley integral es fundamental, pero dotándola de presupuesto. Hay que considerarla una prioridad de Estado. En los últimos cuatro años, ha habido un recorte presupuestario del 21% en el gasto de políticas contra la violencia de género.

¿Cómo se aplica la justicia en nuestro país?

Las leyes no sirven de nada si se aplican bajo un prisma sexista. Mientras los jueces apliquen sentencias basadas en sus pensamientos, seguiremos teniendo sentencias como “es que cómo ibas vestida”, “¿para qué subiste a su casa si podía pasar?”. Seguimos siendo víctimas responsables de las agresiones. Un ejemplo es el de María Salmerón, hay misoginia y complicidad social, la quieren meter en la cárcel por proteger a su hija.

¿La sociedad no rechaza la violencia?

La sociedad por un lado rechaza la violencia, pero por otro lado hay una complicidad que es la más difícil de romper. Te pongo varios ejemplos. En la muerte de Soraya Gutiérrez, su caso fue calificado como “riesgo mínimo” porque su agresor vivía a 400 kilómetros. Hasta que él fue a su ciudad y la mató. El futbolista bético Rubén Castro fue imputado por cuatro delitos de maltrato pero los aficionados le cantaron “no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien”. “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, según el ex presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior.  “Se nos cruza una rubia con buena cara y mejor cuerpo con zapatos de tacón… con tan poca gracia que es como para, piadosamente, ¿no se mata a los caballos? abatirla de un escopetazo”. Pérez Reverte.

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