La extrema derecha retrógrada, xenófoba, misógina, negacionista de la violencia de género, de la utilidad de las autonomías y de la propia UE, aduladora de Putin aunque ahora lo nieguen entre otras lindezas, ha entrado de la mano del PP en el gobierno de CyL. Ya no se limitarán a influir en las políticas como son los casos de Andalucía, Murcia y Madrid, ahora tendrán la oportunidad de ponerlas en práctica.
Diga lo que diga, el virtual presidente del PP, Núñez Feijoo, los días pares y desdiga los impares, acerca de la entrada de la extrema derecha en el gobierno de CyL, lo cierto es que allá donde el PP lo necesite para conservar el poder o acceder a él, pactará sin complejos con la extrema derecha, la considere populista o la llame de cualquier otra forma.
La próxima cita electoral, si a nadie se le cruza los cables que todo puede suceder, es en Andalucía y también diga lo que diga ahora el presidente de la Junta, el popular Moreno Bonilla, de dar los números pactará un gobierno con Vox, sí o sí. Moreno sabe que, incluso integrando en sus listas al oportunista y falto de todo escrúpulos, Juan Marín, tendrá que apelar a la extrema derecha y visto lo visto en CyL, ya sabemos cuales son sus exigencias. El lobo asoma las orejas.
Las izquierdas andaluzas, exceptuando obviamente al PSOE, ya no tienen excusas para seguir mirándose a su propios ombligos y continuar resaltando más lo poco que las diferencian que lo mucho que les unen. Ya no es tiempo de seguir debatiendo si son galgos o podencos, ya sabemos todos que son lobos y que vienen con hambre.
Andalucía fue la primera Comunidad Autónoma en la que obtuvo representación la extrema derecha, también fue la primera en la que PP y Cs se sentaron con ellos para pactar un programa de Gobierno. Ahora las izquierdas andaluzas tienen la oportunidad de ser las primeras en abandonar legitimidades diferenciales y, sobre todo, egos personales, para ponerse de acuerdo y unirse para hacer frente a la derecha y extrema derecha. No hay otra.
Andaluces Levantaos, Unidas Podemos y Adelante Andalucía, en un gesto de responsabilidad histórica, deben facilitar este acuerdo, de lo contrario el castigo electoral será tan contundente como contundente será el retroceso en derechos y libertades que se experimentará en la Comunidad Autónoma andaluza de darse un gobierno de las derechas.
El otro escenario que se puede dar no es menos alagüeño. El PSOE, viendo la división a su izquierda, dada su consabida tendencia en Andalucía, apelará al voto útil como única opción capaz de parar la derecha, lo que restará más aún representatividad a las izquierdas y quizás algunas queden fuera del parlamento andaluz. Llegado el caso, el PSOE podría facilitar de alguna manera con su abstención la continuidad del nefasto gobierno del PP de Moreno Bonilla de ganar las elecciones tal como todas las encuestas pronostican por ahora, con las excusa de aislar la extrema derecha. A cambio de una reprocidad por parte del PP en la generales de darse la ocasión.
La movilización del electorado de izquierda en Andalucía es la tarea fundamental y no se obtendrá únicamente con el mensaje del miedo, ademas hay que ofrecer una opción política y electoral sería, nítida, clara y unida en la defensa de los derechos, libertades, de los servicios públicos sin más abalorios, garambainas ni perifollos políticos.
El lobo está ya aquí, pero con saberlo no es suficiente. En esa tarea y no en otra es en la que debe estar las opciones de la izquierda, lo demás será fuego de artificio sin más con los que la gente se siente ajena.
No veo yo al lobo tan feroz; a la «extrema derecha» de Vox le pasa como a la extrema izquierda de Podemos; no son tan fieros como sus enemigos los pintan.
Históricamente (siempre y sin excepción) el acceso al gobierno de la extrema izquierda ha desembocado en el fin de la democracia y las libertades. Sin embargo y a pesar de sus tics totalitarios, la extrema izquierda podemista está gobernando en democracia.
En Austria recientemente gobernó una coalición con la extrema derecha y las cosas tampoco llegó a mayores; como la extrema izquierda española gobernó también respetando las reglas de juego.
Una vez identificados los virus «ideologías» por la sociedad, esta crea defensas sólidas que les hace resistente a sus ataques. Los peligrosos son los nuevos virus que se han introducido en la sociedad y están actuando sin que nuestras defensas todavía los hayan identificado; esos son los auténticamente peligrosos y contra los que debemos estar más en guardia.
Uno que en especial me preocupa es Leviatán; hoy es casi imposible criar una gallina, recoger una hierva, pescar un pez, pernoctar en un bosque, hacer una candela, poner una silla en la acera, vender una rosquilla, educar a un hijo, o conectar una placa solar, sin que Leviatán nos dé su permiso.