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El juicio por el crimen de Laura Luelmo deberá aclarar por qué el “sospechoso con mayúsculas” desde el minuto 1 no fue detenido hasta 6 días después de su desaparición

La Fiscalía pide prisión permanente revisable y otros 32 años para Bernardo Montoya, detenido por raptar, violar y asesinar a una joven profesora de dibujo en El Campillo

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análisis

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Muchos interrogantes son los que se intentarán aclarar en el juicio con jurado que se inicia este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva contra Bernardo Montoya, el acusado de raptar, violar y asesinar a la joven profesora zamorana Laura Luelmo, que tenía 26 años cuando desapareció el 12 de diciembre de 2018 en el municipio onubense de El Campillo, donde se había trasladado de su Zamora natal para suplir una baja e impartir clases de dibujo en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Vázquez Díaz de Nerva. Su cuerpo sin vida y con síntomas evidentes de violencia y de haber sufrido una agresión sexual apareció en un paraje a las afueras de El Campillo seis días después de su desaparición. El caso causó una profunda conmoción en todo el país y reabrió el debate sobre la prisión permanente revisable. Ahora, el fiscal solicita para el acusado prisión permanente revisable por el asesinato y otros 32 años de cárcel (20 años por el delito de detención ilegal y 12 por el de agresión sexual).

Una de las principales dudas que deberá despejarse en el juicio con jurado es por qué Montoya, siendo el “sospechoso con mayúsculas” desde el minuto uno para los investigadores de la Guardia Civil, no fue detenido inmediatamente después de la desaparición, ya que residía justo enfrente del domicilio de la víctima, después de haber salido de la prisión de Huelva apenas un mes y medio antes tras cumplir con un largo historial delictivo y penitenciario a sus 50 años de edad.

Primer encuentro con Montoya

En aquellos seis días que transcurrieron desde la desaparición de la joven hasta el hallazgo de su cadáver en un terraplén a cuatro kilómetros de El Campillo y la detención del asesino confeso se produjo una sucesión de hechos relevantes que evidencian algunos puntos oscuros en la investigación. Dos días después de la desaparición, el viernes 14 los investigadores tienen un primer encuentro, prácticamente de forma casual, con Bernardo Montoya. Aquel día, el padre y el novio de Laura entraron en el domicilio de ella en El Campillo junto al equipo de la policía judicial de Valverde del Camino para una inspección ocular que pudiera aportar detalles a la investigación. Al salir de la vivienda vieron salir de su vivienda a Montoya con varios objetos. Tras ser preguntado por la joven, el asesino confeso aseguró en ese momento que no la conocía ni la había visto nunca. Al solicitar sus datos, comprueban su larguísimo historial penal y se convierte en el “sospechoso con mayúsculas” del caso. Laura apenas llevaba tres días residiendo en aquella vivienda de El Campillo, que se la alquiló precisamente otra profesora del mismo instituto donde comenzó a trabajar.

La vigilancia continuada al sospechoso no fue ordenada por los investigadores hasta el domingo 16, cuatro días después de la desaparición

Pese a todo, nadie ordena entrar en la vivienda de Bernardo hasta que es detenido el martes 18, seis días después de la desaparición de la joven. Allí, los investigadores encuentran numerosos restos de sangre de la joven y otros datos que incriminan directamente a Montoya. “No sabemos si la puede tener viva en algún sitio, con lo cual tampoco queremos que él sea consciente de que estamos muy pendientes de él”, explicó en rueda de prensa el coronel jefe de la Comandancia de Huelva, Ezequiel Romero, tras la detención de Montoya.

El detenido, que será el primero en declarar en el juicio que se inicia este lunes tras la constitución del jurado popular, ofreció hasta tres versiones distintas del crimen, e incluso llegó a inculpar a su ex pareja, después de pedir perdón por lo que había hecho a la familia de la víctima a través de las cámaras de televisión que aguardaban su salida de los juzgados de Valverde del Camino (Huelva) antes de su enésimo ingreso en prisión, donde ha pasado más de la mitad de sus 52 años de vida.

En el escrito de la Fiscalía, se señala que Laura fue raptada aquel 12 de diciembre de 2018 entre las 17.25 y las 18.42 horas antes de ser asesinada presuntamente por Montoya en su domicilio. 78 interminables minutos de infierno para una joven profesora que decidió dejar su tierra e irse a trabajar a más de 500 kilómetros de distancia para enseñar artes plásticas a en Nerva. Allí, sus alumnos y los profesores compañeros la recuerdan ya para siempre en el Aula de Dibujo Laura Luelmo Hernández.

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