Ser miembro o dirigente de un partido no es garantía de compartir o de ser ejemplo de las ideas que, en teoría, esa formación política defiende o debería defender. En el PSOE y en toda la socialdemocracia europea tenemos demasiados ejemplo de personas que, bajo esas siglas, defienden posturas antitéticas al mínimo ideológico exigido. No se trata sólo de viejos dirigentes, «los jarrones chinos» que los llamó Felipe González en el momento en que le interesaba que así fueran, como el propio ex presidente del Gobierno, Alfonso Guerra o Joaquín Leguina, por citar algunos, sino que también los hay en activo y no son tan mayores: Emiliano García-Page, Javier Lambán y, por supuesto, Josep Borrell, quien adopta en ciertos asuntos planteamientos más próximos a la derecha o a los ultras que lo que se espera de alguien que trabaja bajo las siglas del Partido Socialista.

Ya hablamos, en su momento, de su posición favorable a Marruecos en el caso del Sáhara Occidental o el no haber retirado a la Abogacía del Estado de la defensa de los intereses de la banca en el Caso Popular. Sin embargo, lo que de verdad enerva a Borrell es el tema catalán, donde saca un argumentario que bien podrían defender Santiago Abascal, Pablo Casado o Inés Arrimadas.

La última de Borrell es un claro caso de juego sucio argumental y de un ataque a un Estado de la UE impropio de quien es, en la actualidad, Comisario y Vicepresidente de la Comisión Europea. El ex ministro de Exteriores de España ha asemejado la situación de Carles Puigdemont con la de una etarra, Natividad Jáuregui, que se encuentra viviendo en Bélgica. En concreto, Borrell ha dicho que «si las autoridades judiciales de Flandes aún no han tenido a bien hacer caso a la orden europea de una conocida etarra a la que se reclaman delitos de sangre y sigue en Bélgica tranquilamente porque los jueces no han considerado oportuno que sea juzgada en España, si eso ocurre desde hace años, no nos debe extrañar que ocurran otras cosas».

Estas otras cosas a las que se refiere Borrell es la situación del ex president de la Generalitat de Catalunya. ¿Su intención es comparar a Puigdemont con un terrorista reclamado por la Justicia española? ¿Pretende hacer Borrell el mismo paralelismo que haría Santiago Abascal, Javier Ortega Smith, Cayetana Álvarez de Toledo o Inés Arrimadas? Ese es el juego sucio de Borrell: paralelizar el procés catalán con el terrorismo de ETA y esa comparación no está basa en hechos, sino en interpretaciones sesgadas y marcadas por un posicionamiento ideológico impropio de un partido que, en teoría, defiende la naturaleza de las diferentes nacionalidades de España y el federalismo como modelo de organización territorial. ¿Acaso no ha escuchado Borrell lo acordado este fin de semana en el PSC? ¿Acaso no ha escuchado las palabras de Carmen Calvo? ¿Acaso pretende dinamitar el diálogo entre el PSOE y ERC para provocar una negociación orientada hacia una Gran Coalición con el PP y Ciudadanos?

Asemejar la situación judicial en Bélgica de Carles Puigdemont con la que pueda tener una etarra es hacer juego sucio con las palabras y un modo de echar más leña al fuego a un asunto en el que, precisamente, es necesaria la templanza para alcanzar consensos porque, por más que desde la derecha (y desde cierto sector del PSOE) se pretenda evitar, la única solución para el conflicto catalán es el diálogo, sólo el diálogo.

7 COMENTARIOS

  1. Me parece que mezclas asuntos en tu relato, y huele a demagogia barata.. está haciendo un paralelismo del modo de actuar de la justicia belga, no está comparando a Puigdemont con una etarra… y sí, ciertamente si no entregan a una persona con delitos de sangre, es lógico pensar que pueda ser diferente en el caso de Puigdemont.

  2. Ese sujeto, hijo de la Pobla de Segur, se está metiendo en un campo en el que es experto, pero que no le favorece en nada.
    Borrell no es dios,ni siquiera fue un buen ministro con Sánchez
    Un error, don Pedro, que pagará caro

  3. No creo que este llamando a Puigdemont terrorista… simplemente esta explicando porque Puigdemont ha eligido Belgica, y ha contratado el mismo abogado que el terrorista.

    No es un ataque sobre un estado -el estado y la systema de justicia estan separados- es un queja sobre las problemas de los euro-ordenes recipricos, sobre todo en Belgica, que si, a diferencia que España, hace juicios en ausentia.

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