El intelectual mórbido

No leer te vuelve gilipollas

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Quiero dejar constancia de que mi peso sobrepasa el centenar de kilos con creces... odio la delgadez estética y envidio a esa gente fibrosa que deglute sin consecuencias. Cuando alguien es un obeso mórbido «motu proprio», encomio (y comparto) su felicidad alimenticia siempre que sea placer de verdad y no compulsión macdonaldsiana… pero tanto este gordo como yo, lo que no podemos pretender es reclamar salud incumpliendo todas las reglas (alcohol, grasas, azúcar, sendentarismo, marihuana, LSD…), la fumadora empedernida que se queja de su salud enseguida recibe las collejas de su alrededor porque es lógico, hay que ser consecuente y, respecto de la gordura o el tabaco no hay dudas sobre si darte el palo o no: nos lo dan.

En España sólo leen libros a diario tres de cada diez personas y cuatro de cada diez no leen absolutamente nada… ¿Cómo es posible que no haya una reacción contra este peligro sanitario? Sí, porque, y siento que le pueda doler a alguien, la falta de lectura es al intelecto lo que el sedentarismo y la gula a la salud; salvo rara excepción no conozco a nadie con ideas claras e interesantes sin la práctica habitual de la lectura… sí creo en el sentido común, pero cuando éste se da suele conducir a la sensatez y a la necesidad de información, por el camino que sea, un ser humano necesita datos y abstracción para pensar; es verdad que la erudición no da la sabiduría, es verdad que se puede saber sin ir a la Universidad, a veces esto es incluso contraproducente, pero más verdad es que existe una correlación entre la complejidad del pensamiento y la capacidad para pensar más allá de las circunstancias personales, para abandonar el solipsismo infantil y no atender sólo al estímulo inmediato más egoísta (idiota en el sentido griego clásico).

Horacio, el poeta latino, lo tenía claro: ¿Por qué ignorar si se puede aprender? Es rasgo de ignorante el rechazo al saber, síntoma primero de estupidez es creer conocerlo ya todo. En cualquier campo de la vida humana ¡es tanto lo que no sabemos! Internet está sustituyendo instrumentalmente al papel, pero (y ése es su peligro mayor) no puede, no debe reemplazar a la lectura como análisis detallado de la información, porque esa acumulación no de datos sino de reflexiones e intentos de comprender lo que alguien que no somos nosotros nos quiere decir es lo que nos hace humanos, es el Humanismo… temo que la imagen y la superficialidad (falsedades estúpidas o calculadas) se están apoderando de internet y sus viajeros…

Al grano, igual que en las cajetillas de tabaco: ¿por qué no hacer unos enormes cartelones indicando que «No leer te vuelve gilipollas»?, y se me ocurre el careto de algunos muy altos cargos públicos que llevan a gala no leer para ilustrarlos… Esto no es clasismo, ni culturalismo, ni corporativismo, no, es sólo disciplina: si una no alardearía de ganar maratones tirada en un sofá, si nos parece odioso el tío que vocifera cómo ganar en todos los deportes mientras se ventila una tonelada de macarrones gratinados y seis litros de cerveza, ¿por qué damos por sentado que el desarrollo intelectual es una cualidad con la que nacemos? Un cuerpazo atlético harto de morros fritos deja de serlo, una inteligencia natural sin desarrollar es sólo una posibilidad truncada… No sólo de la lectura se vive, pero ayuda bastante.

Éste es un síntoma claro de la debilidad de nuestro Sistema Educativo, basado a pesar de todas las reformas (hechas sin contar con los profesionales que las ejecutan) en la memoria aislada, en materias desconectadas, en aprender conocimientos aislados de la realidad: frustrando toda curiosidad, toda proyección de futuro contando con el estudio como herramienta, aislando al lector como «monstruo» fuera de una realidad que es cervecera, tradicionalista, gritona, fanática, nacionalista, arreflexiva, moral y religiosa.

Si no quieres ser como éstos, lee.

 

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