Llueve y hace frío, pero para mí es una noche fenomenal. Me han dicho que ayer comenzaron a distribuir por las librerías de toda España el libro que durante seis años fue un borrador cambiante; hasta que a principios del año pasado mis manos comenzaron a funcionar cada vez peor y tuve que dejar de corregir y mejorar sus más de cuatrocientas páginas. Una novela que había aspirado a los premios mejor remunerados que se convocan en la época actual. Dos veces había estado a punto de ganar.

«Un buen libro no necesita de ningún concurso. Si es tan bueno como dicen quienes lo han leído él solo se defenderá».

Ya. Él solo. Pero hacía falta una buena editorial, capaz de distribuir y cuidar y editar con mimo y calidad el texto.

«Ya tienes esa editorial. Algaida, del grupo Anaya, la que ha publicado la mayoría de tus libros».

Era verdad. Tenía la editorial. Desde siempre tenía la mejor editorial.

Y dije sí, aburrido de concursar. Dije sí, y la noche del pasado jueves salí a la calle, caminé hasta un VIPS, para ver si era cierto, si la novela -ella sola- era capaz de bailar y volar.

Es brutal cuando un escritor entra en una librería. Hay tantos libros que nadie va a fijarse en el suyo, piensa. Cuando hace once años me dibujaron en la frente la marca del Nadal recuerdo que cuando entraba en la Casa del Libro me daban ganas de pedir que expulsasen al resto de los autores del local. Ya no, claro. La vida es maestra impecable cuando toca la hora de enseñar la importancia de la humildad, que existen infinitos mundos y el propio es sólo otro más.

Al entrar en el VIPS me encontré con Matilde Asensi, casi pegada a la puerta. Un expositor de cartón realizado ex profeso y cargado con un montón de copias de su último trabajo. Y mucho más lejos estaban los demás. Estábamos los demás. Me asaltó la tentación de darme la vuelta, volver caminando bajo la lluvia y la risa del viento por la oscura ciudad; camino mucho desde que la mano derecha comenzó a dolerme y se convirtió en una tortura utilizar un ordenador, introducir los dedos en el bolsillo y, cuando conduzco, cambiar de velocidad.

«Me doy la vuelta y ya está».

Pero no me di la vuelta. Entré en el VIPS. Hasta el fondo. Más y más. Había dos mesas enteras de libros ocupadas por títulos de Algaida-Anaya, pero ninguno era el mío. Malo, malo, me tendría que haber dado la vuelta y ya está. Miré en los anaqueles. Y entonces lo vi. Allí estaba. Bonito, precioso, brillante, sonriendo, con ganas de correr y jugar y luchar. EL HOMBRE QUE INVENTÓ MADRID.

Y bajo mi propio nombre los nombres de Lorenzo Silva y Luis Alberto de Cuenca, impresos en la portada, como ya me había anunciado el editor y yo había visto en la prueba digital.

«José de Salamanca es el gran personaje de novela negra del XIX español. Javier Puebla se ha metido en su piel» (Lorenzo Silva)

«Una gran novela sobre Madrid» (Luis Alberto de Cuenca).

Iba a coger el ejemplar, pero cambié de opinión. Necesitaba comer algo. Chocolate. Dejé atrás el papel impreso y entré en la zona de supermercado. Elegí. Pagué. Mastiqué. Regresé.

Había dos ejemplares más de EL HOMBRE QUE INVENTÓ MADRID sobre una de las mesas centrales, la dedicada a los más vendidos, junto a Uderzo; ¿alguien habría vertido algo de la pócima mágica de Panoramix sobre su cubierta?

Entonces sí. Toqué el libro. Hundí la nariz entre sus páginas dejándome embriagar por el delicioso perfume que emanan los libros cuando son recién nacidos y nuevos. Volví a dejarlo donde estaba. Saqué el móvil para fotografiarlo… Y durante más de una hora estuve dando vueltas alrededor del cachorro de libro, feliz como un animal.

Hasta que sucedió que unos dedos femeninos y largos se posaron sobre la piel mate y elástica de la cubierta. Dudé. Me habría sido fácil acercarme a la mujer, explicarle las circunstancias, y más que probablemente habría logrado que pasase por caja para llevarse el libro firmado por su autor. Pero esa no era la idea. La idea era respetarlo. Comprobar si sin la ayuda de su padre el hijo de letras era capaz de bailar y volar.

Me fui. Sin mirar atrás. La lluvia y el viento. Acariciando Madrid. La ciudad moderna que ahora es y que un hombre inventó hace más de cien años; esa historia que un día se cruzó en mi camino y no me dejó en paz hasta que no la terminé de escribir y contar.

(Artículo dictado por Javier Puebla, y mecanografiado por el escritor Ángel Arteaga Balaguer).

 

38 COMENTARIOS

  1. Gracias Klaus T, por tu piropo, es muy difícil conseguir en estos tiempos, en cualquier tiempo, alcanzar el título de «lo más». Y si este pequeño e inofensivo artículo te ha parecido «lo más», te garantizo que la novela te va a enamorar. Me permito recomendartela porque seguro que la vas a disfrutar y vas a encontrar en ella muchos otros «lo más».

  2. Menos mal que me sigo fiando de la opinión de profesionales de reconocido prestigio, que elaboran desarrollan y critican obras literarias desde el conocimiento y la inteligencia, y no con la burda descalificación sin motivación alguna, como en cualquier programilla basura de ciertos canales de la tv.
    Menos mal…
    Voy a tener que ir al VIPS esta misma tarde a reservarlo, antes de que se agote!

  3. No sé a qué se refiere exactamente Klau T con lo del patetismo, si a la novela o al artículo. No me he leído el libro todavía, aunque me genera mucha curiosidad y espero poder hacerlo pronto. Cuando concluya mi lectura podré expresar públicamente mis opiniones críticas. Con respecto al artículo, me parece una crónica bastante acertada del sentimiento de ser escritor. Una de las cosas más bonitas que me ha ocurrido en la vida fue ver el nacimiento de mi primer libro. Era uno de los ocho jóvenes antologados que fomaban parte de aquel recopilatorio de relatos y poemas. Aquel hijo no era solo mío, sino de una tribu de veinteañeros literatos con mucha ilusión y alguna que otra dosis de talento. Dos años más tarde alumbré mi primer libro en solitario. Ese segundo hijo fue un sueño hecho realidad. Creo que en este artículo, Javier Puebla plasma a la perfección el crisol de sentimientos que inundan a cualquier escritor ante el nacimiento de una nueva criatura literaria. Klaus T, hasta que publiques algún libro en tu vida no sabrás de qué estoy hablando. Puebla sí. Felicidades por el artículo, Javier, y enhorabuena por el libro.

    • Voy a volver a dar las gracias a la señora Klaus, por el comentario poco meditado, gracias a él me encuentro con textos tan brillantes y generosos como el de más arriba. Gracias a todos. Klaus incluido o incluida.

  4. Qué pena, sí, Klaus T. Qué pena que haya gente que se dedica a descalificar así sin más. Sin argumentos ni razones. Sólo descalificar. Con lo fácil que es, si algo no gusta, pasar de largo. A todos nos iría mejor.

  5. Es espectacular que un hombre se sienta feliz y orgulloso de su propio trabajo y esfuerzo ya que en estos tiempos las personas viven tan aceleradas que no pueden experimentar esas sensaciones ya que están tan ocupados en emescuirse en los asuntos ajenos envidiosos de los triunfos y méritos de los demás mortales.pobrecillos pasan la vida con un sin sabor klaus.t que para patético tu propio nombre majete deja fluir las buenas energías que las tienes cristalizadas y no te dejan ver el bien común!! Con cariño y simpatía que te aguante tu tía.
    JAVIER PUEBLA A SUS PIES esperamos que nos siga transmitiendo ese fluido de energía con sus estupendos libros y gracias!!

  6. Cualquier publicidad es buena!!! Qué grande eres Javier Puebla. Gran libro, gran literato. El hombre que inventó Madrid y no solo, también ha creado esta obra que pinta en algo que va mucho más allá de los colores, monumentos o enredos. Una maravilla que transcenderá en el tiempo. Gracias

  7. Leyendo el artículo y los comentarios me acordé de una traducción de un poema de Goethe que leí hace tiempo y que transcribo a continuación: «Cabalgamos en todas direcciones / en pos de alegrías y de trabajo; / pero siempre ladran cuando / ya hemos pasado. / Y ladran y ladran a destajo. / Quisieran los perros de la cuadra / acompañarnos donde vayamos, / mas la estridencia de sus ladridos / sólo demuestra que cabalgamos».
    Salud Javier, a seguir cabalgando. Son inevitables los ladridos.

  8. Javier Puebla grandisimo escritor, quizas me quede corto, pero ante todo grandisima persona (Klaus) no te conozco pero de obras literarias sabes muy poquito, te recomiendo que leas un poquito mas, un saludo

  9. Querido Javier: «No hay mayor desprecio que no hacer aprecio». El articulo sobre la ilusión de ver tu libro entre los más vendidos me parece de «lo más» sincera, honesta y sencilla. La envidia es muuuu mala. Un besazo.

  10. Qué ogulloso debes de sentirme, amigo Javier.
    Por toda una vida de trabajo honrado. Por haber alcanzado tu meta. Por muchas cosas que sólo tú puedes ver… y por recibir elogios sinceros de lectores anónimos.
    Un abrazo muy fuerte. Y sigue cabalgando.

  11. Klaus T la próxima vez que quieras calificar algo intenta no estar haciendo pis… creo que es lo que te ha pasado. Querías decir visto en vez de leído.
    Siempre encontramos cosas que nos gustan y otras que no… solo se pierde el tiempo con las críticas destructivas.
    Si sientes que has perdido tu tiempo Klaus T te diría algo utilizando la alusión de Carmen Olé a Goethe en su comentario.
    Klaus T si algo no te ha gustado… “Goethe y baila”

  12. Lo que sí da pena son las críticas destructivas de Klaus T, la ignorancia tiene las patas muy largas y arrieritos somos jeje! Enhorabuena al maestro Puebla, de hecho que levante críticas su obra anima mucho más a leerla. Así que gracias a Klaus T. Por hacer tan buen marketing.

  13. Hace unos días atrás, la noticia cultural que tuvo entretenido a los italianos versaba sobre un niño de ocho años que había inventado, nada menos, que una palabra nueva. Y la Academia de la Lengua italiana, contra todo pronóstico, la ha aceptado. Se trata de un niño que en un examen debía describir la imagen de una flor que propuso la maestra. Tenía que describir la flor con adjetivos y no se le ocurrió otro que decir: “Petaloso”. Nada menos que Petaloso. La flor es masculina en italiano. La profesora elevó el vocablo a la Academia y ya es una palabra italiana que define cuando una flor esta llena de pétalos. Nosotros no tenemos aun esa bella palabra pero tenemos una palabra floral muy bella también: Capullazo.

    Esa le viene que ni pintada en una de sus acepciones, la que todos imaginamos, al sujeto que escribió el primer comentario del texto de Puebla. Aunque a mi hay otra que me gusta casi mas y no tengo claro si nuestra RAE la reconoce: “Tontoelhaba”. Dícese de aquel que pretendiendo ofender o dañar, no hace sino el ridículo mas espantoso.

    En fin; que igual de orgulloso debe estar el niño italiano que el zángano que escribió el primer comentario. Igualito. Mientras el sujeto este se lo hace mirar, porque es grave, a Javier Puebla le envío todo mi ánimo y el mayor de los éxitos para su novela, recordándole que los “premios” en la vida son muy relativos y que él ya tiene un premio doble: Tener el talento para haber escrito la novela y hacernos disfrutar a sus lectores a través de ella. Premio doble y suficientemente grande como para no extrañar otros….

    Abrazos desde Nicaragua

  14. Bello artículo de Javier Puebla, en verdad que dan ganas de leer el libro, e incluso de ponerse a escribir! (Aunque yo hubiera ayudado a mi criatura y hablado con la señora jejej, creo que esas cosas no suelen pasar) Veo que le dais mucha importancia todos al primer comentario, a mi me parece la típica tontada. En fin. Saludos!

  15. Precioso e íntimo artículo. Si EL HOMBRE QUE INVENTÓ MADRID es tan bueno como el resto de los libros de Javier Puebla, disfrutaré una enormidad leyéndolo.
    Por cierto Klaus T., seguro que eres una persona maravillosa.

  16. Gran descripción del sueño de muchos. Grande Javier Puebla, enhorabuena, por añadir a tu experiencia un momento tan hermoso que sólo alguien como tú sabe vivir con ésta magnífica intensidad, y quizá precisamente por eso, el karma te lo regala. Aparecerán admiradores y detractores, eso siempre, al final todos suman. Yo también voy tirando para el VIPs ¡no vaya a a ser que me quede sin el mío!

  17. Estoy impresionado por la cantidad de comentarios. Gracias en mi nombre y de Diario16. En cuanto a la portada sí que es bonita, pero todo el mérito es de Algaida, la editorial, y más concretamente de Miguel Ángel Rodríguez Matellanes, el editor.

    Diario16 acaba de comenzar su andadura y que un simple artículo de opinión supere las mil visitas es un estímulo para todos nosotros.

    No soy persona que tema repetirse, así que vuelvo a dar las gracias. A todos los que han visitado la página y doblemente a aquellos que han hecho algún comentario. Y quien quiera el libro… que lo busque un poquito, es razonablemente fácil encontrarlo.

  18. Jorge Zavaleta Una de las secciones más preferidas del Diario16. Felicitaciones a Javier Puebla. En América Latina, por ejemplo, México y Perú han sido descalificados en la Prueba Pisa de Lectura y Matemática. Las librerias de Lima no tienen stock ninguna revista cultural como ocurria dos décadas atrás. La frivolidad domina el mercado del banal consumidor. Inclusive las obras de Vargas Llosa, nacido en Arequipa, tienen admiradores mil pero lectores muy pocos. Saludos desde Maryland.

  19. Agradezco a todo el mundo los comentarios, y sobre todo que se siga viendo este artículo que ya tiene un mes de antiguedad, muchísimo tiempo en prensa y más en este joven milenio. iré pegando en esta sección de comentarios alguna de las noticias o entrevistas relacionadas con el libro cuando pueda. Gracias de nuevo. Lo mejor de mi energía para todos. Excelsior.

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