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El hambre y el cambio climático favorecen el salto de nuevos virus a los humanos

Preocupación en la OMS ante la posibilidad de que aparezcan agentes patógenos mucho más letales en los próximos años

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análisis

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El cambio climático ya está afectando a la salud de muchas maneras, por ejemplo, provocando muertes y enfermedades por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como olas de calor, tormentas e inundaciones, por la alteración de los sistemas alimentarios, por enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los vectores y por problemas de salud mental. Pero hay un enemigo todavía mayor: el cambio climático que aumenta las zoonosis, es decir, agentes patógenos y virus que se transmiten de forma natural de los animales (en su mayoría vertebrados) al ser humano, y viceversa.

La viruela símica o viruela del mono es una zoonosis vírica que produce síntomas parecidos a los que se observaban en los pacientes de viruela en el pasado, aunque menos graves. Con la erradicación de la viruela en 1980 y el posterior cese de la vacunación, la viruela símica se ha convertido en el ortopoxvirus más importante para la salud pública. La viruela símica se presenta principalmente en África central y occidental, a menudo cerca de selvas tropicales, aunque su presencia está aumentando en las zonas urbanas. Pero ya ha pasado al primer mundo, también a España, donde se han detectado varios casos. La enfermedad se está propagando con más rapidez de lo que los expertos creían en un principio.

La zoonosis tiene mucho que ver con el hambre y las malas condiciones de vida en el Tercer Mundo. Males como la tuberculosis y la brucelosis se pueden adquirir al consumir productos animales. Otras muchas enfermedades como la toxoplasmosis, la triquinosis, el distoma hepático o saguaypé se pueden adquirir al consumir carnes insuficientemente cocinadas o aguas o verduras contaminadas. Estrictamente hablando, enfermedades como la malaria no serían zoonosis si se utiliza el criterio restringido de transmisión de vertebrados animales a los vertebrados humanos (ambos, los vertebrados no humanos y los humanos son transformados en huéspedes y vectores), sin embargo, en realidad, no dejan de ser una zoonosis, ya que se trata de patologías que transmiten animales no vertebrados a los humanos.

Además, el cambio climático está socavando muchos de los determinantes sociales de la buena salud, como los medios de subsistencia, la igualdad y el acceso a la atención de salud y las estructuras de apoyo social. Estos riesgos para la salud sensibles al clima afectan de forma desproporcionada a las personas más vulnerables y desfavorecidas, como las mujeres, los niños, las minorías étnicas, las comunidades pobres, los migrantes o desplazados, las poblaciones de edad avanzada y las personas con problemas de salud subyacentes.

Con el calentamiento global miles de especies animales desaparecen cada año. La barrera de protección entre el mundo animal y el ser humano se está haciendo cada vez más delgada, más débil. Y los coronavirus y orthopoxvirus, entre otros entes infecciosos, saltan con más facilidad entre los organismos que ocupan la escala más baja de la diversidad y los organismos superiores. No solo el hombre sufre esta mayor exposición a los agentes patógenos. Mamíferos como ballenas, primates, elefantes o leones son cada vez más vulnerables. Nuestra contaminación ha alterado severamente los ecosistemas. Y en los próximos años veremos virus mucho más agresivos y letales que el covid (supuestamente transmitido por el consumo de carne animal en mal estado), que está causando estragos en la humanidad.

Los brotes de enfermedades endémicas como la viruela del mono y la fiebre de Lassa o el ébola son cada vez más persistentes y frecuentes, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Solían pasar de tres a cinco años entre brotes de ébola, ahora, con suerte, pasan tres o cinco meses. Definitivamente hay una presión ecológica en el sistema”, afirmó el director de emergencias de la Organización, Michael Ryan.

A medida que el cambio climático modifica las condiciones meteorológicas, provoca, por ejemplo, más sequías. Los animales y los seres humanos cambian su comportamiento, incluidos los hábitos de búsqueda de alimentos. A corto y medio plazo, los efectos del cambio climático sobre la salud vendrán determinados principalmente por la vulnerabilidad de las poblaciones, su resiliencia al ritmo actual del cambio climático y el alcance y ritmo de la adaptación. A más largo plazo, los efectos dependerán cada vez más de la medida en que se tomen ahora medidas transformadoras para reducir las emisiones y evitar que se alcancen umbrales de temperatura peligrosos y posibles puntos de inflexión irreversibles.

“Desgraciadamente, esa capacidad de amplificar esa enfermedad y trasladarla dentro de nuestras comunidades es cada vez mayor. Por lo que han aumentado tanto los factores de aparición como de amplificación de la enfermedad”, añadió.

Ya se han notificado a la OMS más de 550 casos confirmados de viruela del mono, procedentes de 30 países que no son endémicos. El organismo indicó que la aparición repentina de la viruela del mono en muchos países al mismo tiempo sugiere que puede haber existido una transmisión no detectada durante algún tiempo. Rosamund Lewis, experta en viruela del mono de la OMS, asegura de forma inquietante: “Aún es posible detener esta pandemia antes de que se extienda”.

Desde que Gran Bretaña reportó por primera vez un caso confirmado de viruela del mono, el 7 de mayo, al alarma sigue en vigor. La OMS dijo estar preocupada por esta “situación inusual“, pero reiteró que no hay motivo de pánico. La viruela del mono está relacionada con la viruela común, que mataba a millones de personas en el mundo cada año antes de ser erradicada en 1980.  Pero la viruela del mono es mucho menos grave y la mayoría de las personas contagiadas se recuperan en tres o cuatro semanas.

Una amenaza global

El cambio climático es la mayor amenaza para la salud a la que nos enfrentamos, y los profesionales sanitarios de todo el mundo ya están respondiendo a esta crisis en curso. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha llegado a la conclusión de que, para evitar impactos sanitarios catastróficos y prevenir millones de muertes relacionadas con el cambio climático, el mundo debe limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados. Las emisiones del pasado ya han hecho inevitables un cierto nivel de aumento de la temperatura mundial y otros cambios en el clima. Sin embargo, un calentamiento mundial de incluso 1,5 no se considera seguro; cada décima de grado de calentamiento adicional tendrá un grave impacto en la vida y la salud de las personas.

Aunque nadie está a salvo de estos riesgos, las personas cuya salud se está viendo perjudicada en primer lugar y de forma más grave por la crisis climática son las que menos contribuyen a sus causas y las que menos pueden protegerse a sí mismas y a sus familias: las personas de países y comunidades de bajos ingresos y desfavorecidos.

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1 COMENTARIO

  1. A bueno, si es por el cambio climático me quedo más tranquilo. Podría haber sido provocado quizás por un descenso acusado de la capacidad del sistema inmunológico humano a nivel global provocado por alguna medicación experimental, pero si la OMS dice que es por el cambio climático entonces todos contentos. Su credibilidad y honradez está fuera de toda duda.

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