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El golpe de Estado ya está en marcha

La decisión del Tribunal Constitucional no es el único atentado contra la democracia española iniciado por la derecha y alentado por los ultras. En los últimos días, dirigentes del Partido Popular han mantenido reuniones con militares y el presidente del PP ha lanzado soflamas patrióticas contra el gobierno legítimamente elegido por la ciudadanía: «O este gobierno o España»

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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En España se está gestando un golpe de Estado. Desde el inicio de esta legislatura, sobre todo durante la pandemia, se han estado instigando diferentes acciones para intentar derribar al gobierno elegido democráticamente elegido por la ciudadanía española en las elecciones generales de noviembre de 2019. La derrota del Partido Popular y el ascenso de la extrema derecha formó un cóctel molotov muy peligroso para la democracia española porque tanto los conservadores como los ultras tienen una concepción patrimonial del Estado.

Los acontecimientos de las últimas horas, con una decisión por parte del Tribunal Constitucional de intervenir la acción parlamentaria, es decir, de la aplicación de medidas cautelares al poder legislativo desde el poder judicial, es sólo la punta del iceberg de algo más grave.

A Pedro Sánchez se le lleva negando la legitimidad de su gobierno prácticamente desde el mismo momento en que ganó la moción de censura en 2018. Se podrá estar de acuerdo o no con la acción de gobierno de Sánchez. Ha sido un presidente que ha cometido muchos errores, tanto políticos como ideológicos. No está siendo un buen jefe de gobierno. Es más, se podría decir que es el peor presidente desde la reinstauración de la democracia. Sin embargo, el respeto a los canales democráticos y a lo indicado por las leyes y la Constitución van más allá de matices o críticas. Se llama respeto a la democracia.

Ayer, el Tribunal Constitucional dio un aldabonazo a la ruptura institucional, algo que está siendo jaleado tanto por la derecha como por los ultras, los mismos que antes decían que había una persecución judicial porque se investigaban casos de corrupción y ahora reclaman el respeto a las decisiones del Constitucional. Sólo hace falta un pequeño puñado de barro para ensuciar un sepulcro blanqueado.

La decisión del TC es sólo el principio, porque se están sucediendo una serie de acontecimientos y de declaraciones que tendrían que poner alerta a los defensores de la democracia. En la declaración institucional de Pedro Sánchez ha resultado chocante las dos llamadas a la serenidad que ha realizado a la ciudadanía. Eso significa que, posiblemente, el gobierno tenga información de que hay movimientos disruptivos que podrían estar pretendiendo realizar una moción de censura a la antigua, sin necesidad de pasar por los procedimientos parlamentarios.

En las últimas semanas se han visto y escuchado declaraciones de corte absolutamente patriótico tanto por Alberto Núñez Feijóo como por la verdadera lideresa del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso. Ayer mismo, mientras los magistrados del Constitucional deliberaban sobre cómo perpetrar el mayor atentado contra la democracia desde el intento de golpe de Estado del 23-F, el presidente del PP afirmaba que «no es Génova o Ferraz, no es derecha o izquierda; esta vez es este Gobierno o España y nosotros sabemos que lo que importa es España».

Ese es el mismo mensaje utilizado por Isabel Díaz Ayuso el pasado 30 de noviembre. «Esto ya no se trata de o izquierda o derecha. Esto se trata de libertad. Y esto ya es: O Sánchez o España».

Por otro lado, también ayer, cuando el Constitucional seguía deliberando y los magistrados recusados votaban en contra de su propia recusación, lo que es un verdadero escándalo jurídico, Ayuso se reunió con un alto mando militar en la Casa de Correos. Puede ser un acto meramente institucional, pero en la situación actual da mucho miedo la casualidad de que, en medio de la grave crisis, la persona que lleva años pidiendo que se saque a Sánchez de la Moncloa por lo civil o criminal, mantenga reuniones con los altos mandos militares.

Huele a golpe de Estado en España. Jamás la oposición de la derecha había estado tan beligerante e impaciente por recuperar el poder. Ha habido oposiciones duras, como la de Aznar a Felipe González, pero siempre desde el respeto institucional a la democracia. Sin embargo, cuando aún falta un año para las elecciones generales, la derecha y los ultras tienen prisa para tomar la Moncloa.

Ahora ya no hacen más que reclamar elecciones o, directamente, una rebelión ciudadana contra el gobierno. Hablan de totalitarismo porque no tienen mayoría en el Congreso y se olvidan de la «dictadura parlamentaria» aplicada por los gobiernos del PP cuando tenían mayoría absoluta. A Pedro Sánchez no le pueden sacar de la Moncloa más que los españoles, salvo que se produzca por otros medios que, según está la situación actual, no se descarta que sea «por las bravas», un método, por cierto, muy español.   

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2 COMENTARIOS

  1. Es el segundo golpe que se dan poco tiempo. Primero lo dieron en la República Catalana, ahora lo dan en el Estado Español. Los mismos perros con los mismos collares. Como ya dijo Rufiàn: primero somos nosotros, vosotros no seguiréis. Los criminales, parece que vuelven a ganar en este sometido estado, nacido de una transacción con pistola. Este sistema se está volviendo recurrente en Latino América. Ahora también aquí. Ciertamente, el progresismo se puso de perfil, cosa que no le servirá para nada frente a criminales confesos.

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