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El Gaudí extremeño

El fallecido Francisco González Grajera levantó en Los Santos de Maimona con tesón y originalidad un monumento con restos de loza y azulejos

Juan-Carlos Arias
Juan-Carlos Arias
Agencia Andalucía Viva. Escritor
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análisis

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La plurinacional España aloja quijotes incansables en sus propósitos y metas por batir. El arquitecto que llevamos dentro en mínima proporción se moldea en las facultades del ramo. Una mayoría de hombres y mujeres tienen en mente la casa ideal. El sueño del hogar que alojará la familia, la soledad y los sueños domésticos. Hay quienes se limitan a reformar, agrandando siempre, la casa que ha hecho una constructora sobre ideales especuladores o quienes se subordinan a su diario y reservan los mejores sueños para materializarlos.

Llegados hasta encontrarnos con el tesón del fallecido Francisco González Grajera. Es un extremeño pacense vecino de Los Santos de Maimona. Padre de familia numerosa, vivía tan tranquilo con los suyos hasta que se puso manos a la obra rompiendo loza, azulejos para erigir mosaicos. Compró una parcela a las afueras de su pueblo y sustanció su sueño durante décadas. Poco a poco reunió piezas del puzle de cantero, albañil y diseñador que desató su creatividad sobre casi 200 metros cuadrados.

‘Cotrina’, apodo de Francisco González, sin haber pisado Barcelona y con formación autodidacta, levantó una obra personal sin ayuda alguna que costaría igualar al mismísimo Gaudí y su tropa de obreros-artesanos para erigir la Sagrada Familia, Parque & Palau & Finca Güell, Casa Batlló, Calvé, Vicens, Milá o el Capricho de Comillas.

Fallecido en 2016 de un infarto en plena faena arquitectónica de ‘Cotrina’, hereda el tesón su hijo Roberto, quien enriquece el legado con el que le honró su progenitor. Padre e hijo comparten orfandad de apoyo, pues la visita al Capricho y expertas palabras de Roberto están al pago de la voluntad del viajero que detiene su camino para admirar el arte con mayúsculas.

El conjunto del Capricho avala a un consumado artista manual que trabajaba despacio, con norte, sin pausa y con esa felicidad que da el lograr objetivos aunque sean inacabados. Flores, estrellas, soles, lunas, fuego, cúpulas, animales de piedra que parecen vivos, colores, bóvedas, formas desiguales, mosaicos y el blanco que tranquiliza el alma armonizan una construcción que parece inverosímil porque la levantaron sólo un par de manos de un aventajado albañil durante casi 30 años, desde 1988.

Los menesteres de Francisco González Grajera han sido han cubiertos en todos sus tramos. Ideó, diseñó, preparó y configuró lo que ha construido, casi el 70% de lo que queda por concluir. Más reconocido fuera de su pueblo y comunidad extremeña, el Capricho de Cotrina figura en un libro de arquitectura especial llamado Entornos de Arte y la dedicación de un artículo en el Encyclopedia de Outsider Art publicado por la Universidad de Chicago.

Otra Universidad norteamericana, la de San José en California, pidió, al que fuera presidente extremeño por el Partido Popular José Antonio Monago y su consejera de Cultura, ayuda para Cotrina. Pero el silencio ha sido la respuesta. Una visita del político al Capricho explicó a su creador que en Extremadura hay demasiados monumentos aunque no paraba de posar para la prensa y elogiar el trabajo de Francisco González, quien no logró en vida ser considerado profeta en su tierra por acreditados méritos propios. Sólo su pueblo, Los Santos de Maimona, rotuló la calle con el nombre de un sueño materializado. La ‘marca’, el activo tangible y valor añadido que regaló Francisco González Grajera con su creatividad y manos están huérfanos de retorno.

 

Una visita a Cotrina

El edificio está construido a base de mampostería de piedra caliza, mortero de cemento y ladrillo, encontrándose revestido por mosaicos de varios colores. Todo representa un juego de formas curvas y redondeadas rematadas con figuras ornamentales. Podría decirse que el arte se camufla en la naturaleza olvidándose de las rígidas líneas rectas y formas convencionales.

Está concebido, el Capricho, para ser habitado como vivienda, encontrándose en su interior todos los departamentos propios de un hogar actual. A su alrededor podemos encontrar otras construcciones que responden al mismo estilo, estanque con cascada, taller de objetos de mármol, fuente, barbacoa, garaje, etc.

Según vecinos, lugareños y otros visitantes del Capricho, la agradable sorpresa e impresión positiva ante un conjunto arquitectónico original e inigualable es lo que se comparte. Sin embargo, políticos y autoridades derramaron en sus visitas sonrisas y palabrería. Los Santos de Maimona es un rincón desconocido para el gran público de la geografía pacense y extremeña salvo por sus afamados caldos de pitarra difíciles de encontrar pues registran producciones cortas y artesanales.

Fallecido en 2016 de un infarto en plena faena arquitectónica de ‘Cotrina’, hereda el tesón su hijo Roberto

Ninguna autoridad ayudó a Cotrina ni a su hijo a ultimar la magna empresa del Capricho, aunque cuenta con avales universitarios y artísticos sin perjuicio del activo turístico que representa para redimir la empobrecida economía de la zona. La inacabada obra de Francisco González precisa dinero y medios para colmatar sus espacios interiores, subterráneos y la finca donde se levanta.

Es paradójico que se financien o subvencionen ‘rutas virtuales’, ferias sin negocio ni visitantes que compren, observatorios donde yacen cesantes, monumentos religiosos cuyos responsables cobran entradas y no haya un céntimo para dar el último empujón al Capricho de Cotrina. ¡País!

Apoyo 

Flores, colores, animales, sueños

Lo que más sorprende del Capricho de Cotrina es el fogonazo de originalidad que recibe el ojo del visitante. Comparar la obra de Francisco González Grajera a la del arquitecto Antoni Gaudí es mera etiqueta. La riqueza del detalle, el trabajo silente aunque eficaz y la creatividad del conjunto arquitectónico sorprende a cualquiera. Hablamos de un tesoro en la mitad de la nada.

Los Santos de Maimona es uno de los cientos de pueblos que tiene Badajoz, la provincia más grande en extensión. Posar la vista en el colorido de las flores de piedra y azulejo, vivacidad de los animales y voluptuosidad de las formas que adoptan las diferentes estancias y partes del Capricho hacen que Cotrina, con su obra y desde el más allá, lance un mensaje para repetirnos que los sueños son posibles. Y se pueden materializar.

Francisco González en vez de coleccionar algo que al cabo se acumula y multiplica optó por sustanciar algo tangible que jamás vivió ni fue su hogar. El corazón se le paró en plena faena cuando le quedaba ese trabajo de afinar al arte que llevaba dentro. Tras visitar el Capricho vemos que Cotrina simboliza ese conquistador extremeño que hizo las américas, ese héroe solitario que disfruta con su trabajo sin esperar reconocimiento alguno. Su testamento, su legado asalta el cotidiano de nuestra vista, quizá cansada de bloques-hormiguero donde residimos o calles y avenidas llenas de coches y humos nocivos donde el humano apenas se transporta. Cotrina insinúa que otra realidad es posible con su magnífico Capricho.

Imaginando, soñando –pues hablamos de algo que está en Extremadura, autonomía española–, una reforma que dará a la inconclusa obra de Francisco González Grajera que apenas se salva con unos 100.000 euros para ultimar la dotación interior y configuración exterior del Capricho, este monumento es idóneo para ubicar eventos (bodas, celebraciones, convenciones), visitas escolares y de alumnos de escultura, arquitectura o ser incluida en rutas turísticas extremeñas, ya que está a pocos metros de la Ruta de la Plata en tramo no lejano de Salamanca, Mérida, Badajoz y Sevilla o al alcance de Madrid. Confiemos que esos potenciales se materialicen con el aval de ‘quien corresponda’.

La realidad nos informa que la Sagrada Familia de Gaudí es el icono, el símbolo más identificativo de Barcelona. La Torre Eiffiel hace lo propio con París y la Girada con Sevilla. Desde ya vaticinamos que el Capricho de Cotrina es lo más emblemático de Los Santos de Maimona.

Cómo llegar al Capricho de Cotrina

La autovía Ruta de la Plata (A66) tiene salida a Los Santos de Maimona, término donde se enclava Capricho de Cotrina. A 90 minutos de Sevilla, 30 de Mérida y 60 de Badajoz, está a cuatro horas de Madrid y 2,5 horas de Salamanca. La carretera EX368 conecta la A66 con el Capricho hasta la calle del mismo nombre.

 

Contacto: 607502661 (Roberto González).

 

Web www.gaudiextremadura.es

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1 COMENTARIO

  1. Queridos Amigos: Quiero invitaros a la exposición individual, “Futurismo y Puntillismo Abstracto” en un espacio singular en Madrid, La sala privada del salón Gaudí. Me gustaría que pudierais disfrutar con la obra de Gabino Amaya Cacho y pasar una agradable velada con nosotros, habrá una gran sorpresa para los asistentes. Ya que se le estará otorgando 10.000 € a la persona que encuentre una cara feliz en el salón.
    Os espero. El JUEVES 5 de Abril. UN ABRAZO.

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