El ya ex presidente del Banco Popular, Ángel Ron, lo advirtió en la Junta General de Accionistas: “hay demasiados bancos para tan poco negocio”. Un aviso al que se suman las autoridades bancarias europeas y, por supuesto, el Banco de España. Vuelven a ser necesarias las fusiones. Y en España más. Se avecina una nueva crisis financiera tan grave o más que la provocada por las cajas de ahorro. Y en la mayoría de los casos, las entidades van a pasar de los beneficios a las pérdidas.

Los “grandes”, Santander y BBVA se encuentran muy expuestos a lo que va a ocurrir a nivel internacional. El “brexit” va a afectar al grupo que preside Ana Patricia Botín, con fuertes intereses en Gran Bretaña. El Bilbao Vizcaya Argentaria ya ha empezado a experimentar en su cuenta de resultados los problemas que atraviesa México tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Y luego está el caso de Turquía que también afecta al grupo de Francisco González. Una de las expectativas con que más han jugado ha sido la de la integración del país en la Unión Europea. Una posibilidad que se aleja tras el endurecimiento de la política de Endorgan.

Pero lo que más preocupa es la situación financiera interna. No sólo la española sino la que atraviesan los “grandes” de la UE. La crisis del Deutsche Bank está arrastrando al sector financiero. El italiano Monte del Paschi di Siena va a recibir 20.000 millones de euros para ser rescatado. Más o menos lo que hizo falta en Bankia. La diferencia es que Italia no va a necesitar el “examen” de Bruselas ni las visitas de los “hombres de negro” que tanto daño político hicieron en Grecia.

Y a todo esto, se ha sabido que las entidades crediticias europeas acumulan unos “activos tóxicos” que sobrepasan el billón de euros, un volumen equivalente al 5,43% de los activos totales de las 131 entidades de 24 países europeos, incluyendo 14 españolas. Estas alcanzan una ratio media del 5,96%, unos 141.500 millones de euros, en créditos en riesgo de mora, situándose en la parte media de los 24 países analizados, según datos de la Autoridad Europea Bancaria, ABE.

Parece, entonces, que el peligro de crisis en España no se producirá como consecuencia de los activos tóxicos como ocurriera con las cajas de ahorro. También parece que se ha reducido, y bastante, la exposición al sector inmobiliario. Si todo eso es así, ¿por dónde puede estallar la “burbuja financiera”?. Pues precisamente en la falta de negocio bancario convencional

Su volumen se ha reducido notablemente tras la crisis y ha provocado que bancos como el Popular hayan entrado en pérdidas en 2016. Los resultados en otras entidades tampoco son optimistas. El beneficio ha crecido, pero si se resta del mismo el obtenido por los llamados “atípicos”, – ventas de activos y desinversiones industriales-, se comprueba que dicho beneficio ha sido mucho menor que el de otros años.

El margen cada vez es más estrecho. La “guerra comercial” supone tener que renunciar, en algunos casos, a comisiones que suponen una importante fuente de ingresos. Y, encima, se calcula que van a tener que devolver del orden de diez mil millones de euros entre cláusulas suelo, gastos de constitución de hipotecas cobrados indebidamente, preferentes y swaps mediante resoluciones judiciales.

La solución que propone el Banco de España es la vuelta a las fusiones. Santander, BBVA, Sabadell, Caixabank y Bankinter, entre otros, se están preparando para “salir de compras”. Preferentemente en Europa donde parece ser que existen buenas oportunidades.

Ninguna de estas entidades reconoce, oficialmente, la posibilidad de fusiones y adquisiciones. Pero en la patronal bancaria, la AEB, insinúan que “algo se está moviendo entre bastidores”.

Hay tiempo. Al menos mientras dure la “barra libre de liquidez” que lleva a cabo el Banco Central Europeo, que supone un alivio para las maltrechas contabilidades. Pero la política que lleva a cabo Mario Draghi tocará a su fin probablemente después del verano. Y para entonces conviene estar preparados.

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