Según la última edición de Perspectivas de la economía mundial del FMI, el año empieza con una reducción de las perspectivas para la recuperación de lo esperado. El Fondo Monetario Internacional calcula que ómicron y la persistencia de la inflación y de la falta de suministros frenarán el crecimiento de la economía, especialmente en los países más avanzados, entre los que está España.
Según las previsiones del FMI, el crecimiento se enfría mientras las economías luchan con perturbaciones en el suministro, el avance de la inflación, niveles históricos de deuda y una persistente incertidumbre.
La recuperación mundial continúa pero se enfrenta a múltiples dificultades al comienzo del tercer año de la pandemia. La rápida propagación de la variante ómicron ha llevado a muchos países a volver a imponer restricciones a la movilidad y ha agudizado la escasez de mano de obra.
La actualización del Informe de Previsiones que acaba de publicar el FMI estima que la economía española crecerá un 5,8% en 2022, confirmando un recorte de 8 décimas sobre la previsión anterior que ya había adelantado a finales de diciembre, y lejos del 7% de crecimiento que prevé el Gobierno en su último cuadro de proyecciones macroeconómicas.
A pesar de este recorte, la española será la economía que más crecerá este año, por delante de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y China, según el FMI.
El Fondo Monetario Internacional parten de la deducción que la economía española creció el año pasado un 4,9%, cifra inferior a la prevista por el Gobierno del 6,5% y a las previsiones de todos los organismos internacionales. A esa peor evolución se le suma un recorte de 8 décimas a las previsiones para este año, que también quedan lejos del 7% de crecimiento del PIB que refleja el último cuadro macroeconómico presentado por el Gobierno.
Mejoras para el crecimiento en 2023
Las malas noticias para 2022 se compensan en parte con una mejora de las previsiones de crecimiento para 2023. Los números del FMI mantiene que España volverá a ser el año que viene la economía que más crecerá entre los países avanzados con un crecimiento del PIB del 3,8%, lo que significa sumar 1,2 puntos a su anterior previsión.
El crecimiento mundial se ralentiza
Los problemas del suministro aún lastran la actividad y están empujando la inflación al alza, acrecentando las presiones generadas por una vigorosa demanda y los elevados precios de los alimentos y la energía. Además, como consecuencia de los niveles históricos de deuda y del avance de la inflación, muchos países tienen problemas para hacer frente a las renovadas perturbaciones.
La última edición de Perspectivas de la economía mundial del FMI prevé que, si bien la variante ómicron lastrará la actividad del primer trimestre de 2022, ese efecto comenzará a desvanecerse a partir del segundo trimestre.
Las proyecciones apuntan a otros problemas o giros de las políticas que influirán más en las perspectivas. Para este año, proyectan un crecimiento mundial de 4,4% —0,5 puntos porcentuales menos que en el pronóstico anterior— principalmente debido a rebajas del desempeño de Estados Unidos y China.
EE. UU.
En el caso de Estados Unidos, eso se debe a una menor probabilidad de aprobación del programa fiscal conocido como Build Back Better, el repliegue anticipado de la política monetaria extraordinariamente acomodaticia y las persistentes perturbaciones del suministro.
China
En el caso de China, la razón radica en la contracción ininterrumpida del sector inmobiliario y el hecho de que la recuperación del consumo privado ha defraudado las expectativas.
Alemania
Los trastornos del suministro han llevado a recortar las proyecciones para otros países, como Alemania. Se prevé que el crecimiento mundial disminuirá a 3,8% en 2023. Esa cifra es 0,2 puntos porcentuales más alta que el pronóstico de octubre último y refleja más que nada un repunte después de que desaparezcan los actuales lastres del crecimiento.
Mayor inflación a nivel mundial
A nivel mundial, el Fondo Monetario reconoce que la economía ha llegado a 2022 en una posición de mayor debilidad de lo esperado y que se han cumplido algunos de los temores reflejados en su anterior informe: nuevas restricciones para frenar repuntes de contagios, mantenimiento de los problemas de suministro y subidas de la inflación. Fruto de todo ello, el FMI rebaja hasta el 4,4% sus estimaciones de crecimiento para la economía mundial en 2022, medio punto menos de lo previsto en octubre.
La corrección de las previsiones se explica también por qué las dos grandes potencias económicas del mundo, Estados Unidos y China, son las más castigadas en este informe. En el caso de Estados Unidos, el FMI rebaja 1,2 puntos sus previsiones de crecimiento por los efectos de los problemas en las cadenas de suministro, la anunciada subida de tipos de interés y la retirada de los estímulos fiscales. Para China, la rebaja es de 0,8 puntos y se justifica por la política de contagios cero que lleva al gobierno de Pekín a aplicar restricciones económicas que frenan el consumo.
En el caso de la zona euro, el informe prevé una rebaja de 4 décimas al crecimiento de este año por las restricciones aprobadas para frenar a ómicron y por los efectos de la falta de suministros que afectarán especialmente a Alemania.
En contraste con este recorte de previsiones para 2022, el FMI mejora todas sus estimaciones para 2023. Explica el informe que esta mejora es puramente mecánica al considerar que los factores que frenarán el crecimiento este año desaparecerán en los próximos meses de manera que la economía tendrá menos obstáculos el año que viene y podrá crecer más.
Las economías de mercados emergentes y en desarrollo sufrirán perdidas
Aun si las reactivaciones continúan, persiste una preocupante divergencia de las perspectivas de los distintos países. Se proyecta que las economías avanzadas retomarán la tendencia previa a la pandemia este año, varias economías de mercados emergentes y en desarrollo sufrirían significativas pérdidas del producto a mediano plazo. Según las estimaciones, en 2021 había alrededor de 70 millones más de personas indigentes que lo que medían las tendencias antes de la pandemia, lo cual significa que la lucha contra la pobreza retrocedió varios años.
