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El flamenco: la mayor expedición que el ser humano puede experimentar al entrar en su alma, algo que sólo se logra a través de la mística.

Mañana arranca la Bienal de Flamenco de Cádiz, Jerez y los Puertos, un festival que mostrará al mundo la riqueza de uno de los mayores activos que tiene la Marca España que se refuerza con el apoyo de las instituciones locales y autonómicas pero que, tal vez por desconocimiento, es desaprovechado por los gobiernos centrales como un elemento vertebrador de país. El flamenco no es sólo música, cante o baile. El flamenco es la mayor expedición que el ser humano puede experimentar al entrar en su alma, sentirla, palparla y vivirla, algo que sólo se puede lograr a través de la mística. El lamento de una mujer víctima de la violencia puede tener reflejo en ese quejío que trepana el alma y, como tal, podría ser la herramienta perfecta para que el mundo conozca lo que sienten esas mujeres.

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análisis

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Alfredo Kraus afirmó en una entrevista en 1996 concedida a Ópera Siempre que le gustaba el flamenco. «Y además digo una cosa —que nadie ha dicho nunca pero que es cierta—, que los flamencos son los que cantan con mejor técnica del mundo». Sin embargo, en España se le sigue considerando como un activo cultural focalizado en Andalucía cuando, en realidad, es el mayor activo que tiene España para exportar al mundo y mostrar a la humanidad lo que realmente es la Marca España.  

En este sentido Paco de Lucía fue contundente: «El flamenco es la cultura más importante que tenemos en España y me atrevo a decir que en Europa. Es una música increíble, tiene una gran fuerza emotiva y un ritmo y una emoción que muy pocos folclores europeos poseen. Es muy importante no perderse de la tradición porque ahí es donde está la esencia, el mensaje, la base. Sobre ella si puedes ir a cualquier sitio y escapar pero sin dejar nunca esa raíz porque, en definitiva, la identidad, el olor y el sabor del flamenco están ahí».

El flamenco no es sólo música, cante o baile. El flamenco es la mayor expedición que el ser humano puede experimentar al entrar en su alma, sentirla, palparla y vivirla, algo que sólo se puede lograr a través de la mística. Esa diversidad se transpone en los más de 50 palos existentes que van desde la soleá, el martinete, la bulería, el mirabrás, el fandango, los tientos, los tarantos o las alegrías de Cádiz. Cada cual refleja un compás, un tono y, sobre todo, un sentimiento que penetra hasta lo más hondo. El flamenco, dentro de la cultura, es la humanidad, la verdad y la coherencia de un pueblo.

El problema está en que una de las características del ADN español es abjurar de lo propio. Mientras grandes figuras de la música han ponderado la grandeza del flamenco, en España se le mantiene arrinconado al ámbito local o del elitismo de los entendidos. Jimi Hendrix afirmó que si hubiera conseguido los sonidos de los flamencos, habría sido feliz. Billy Sheehan, el mejor bajista de la historia del rock, dijo que estudió las técnicas utilizadas en el flamenco porque enriquecían su manera de tocar el bajo. Todo ello por no hablar del amor a este arte de personas como el actor John Wayne que en la película El Álamo incluyó un cuadro de baile flamenco.

Además, no se puede olvidar jamás que el flamenco fue declarado como Patrimonio Cultural Inmemorial de la Humanidad por la UNESCO en noviembre de 2010.  

La Bienal de Cádiz

A pesar de todo lo anterior en España hay iniciativas y festivales que intentan sacar de manera definitiva del localismo y del elitismo. Mañana se inicia un gran evento del flamenco, la Bienal de Cádiz, Jerez y los Puertos, que terminará el 29 de agosto y en el que actuarán importantes figuras en siete ciudades de la provincia de Cádiz que forman parte del ADN del flamenco.

Diario16 ha hablado con Mario González, gerente de La Guarida del Ángel, la empresa organizadora de esta Bienal que nació en el año 2019 en Jerez y que este año se ha expandido por toda la provincia gaditana a esos siete lugares que «fíjate, Sanlúcar, con Manolo Sanlúcar y muchos jóvenes como María Mezcle, Naike Ponce, que ha estado nominada a los Grammy o Diego Villegas que es un músico habitual con Sara Varas. Cádiz, desde La Perla de Cádiz hasta Juan Millán, pasando por David Palomar. En El Puerto de Santa María, con Selu del Puerto, Nitri o Wilo del Puerto, que ganó La Silla de Leganés. En San Fernando, desde Camarón hasta Jesús Castilla o Paula Sierra, una bailaora joven. En Algeciras, qué te digo, desde Paco de Lucía hasta los actuales como José Carlos Gómez, un guitarrista con muchísima relevancia a nivel internacional. En Chiclana tenemos al homenajeado este año, que es Alonso Núñez Rancapino y a esa casa cantaora, porque ahí canta todo el mundo. Cádiz, a las alturas que estamos y con la importancia del flamenco a nivel internacional, era merecedora de este gran evento, de tener una bienal, como la tiene, por ejemplo, Sevilla. Es un evento que viene para quedarse y en esta segunda edición ya da su salto tanto a nivel cuantitativo como cualitativo», afirma Mario González.

Apoyo institucional

La Bienal de Cádiz ha contado con el apoyo de la Diputación de Cádiz, la Junta de Andalucía y de los diferentes ayuntamientos, cada cual con sus posibilidades. Sin embargo, desde fuera del mundo flamenco siempre da la sensación de que, aunque es Marca España, no tiene el reconocimiento a nivel estatal que debería tener como un elemento vertebrador de la promoción del país.

A este respecto, González ha señalado a Diario16 que es una sensación compartida y, en consecuencia, real: «El flamenco se ha erigido como Marca España, pero desde el gobierno central o desde el Ministerio de Cultura se recibe muy poco. Son Diputación o la Junta de Andalucía los que ayudan».

Mayor reconocimiento internacional que nacional

En España ya se ha convertido en un tópico afirmar que si algo nuestro, como es el flamenco, hubiera nacido en países como Estados Unidos o Gran Bretaña la historia sería muy distinta. «Así lo sentimos. Trabajo mucho fuera y cuando viajo a Estados Unidos, México o Grecia, sobre todo en Latinoamérica, nos dicen que tenemos el petróleo encima de la mesa y no sabemos aprovecharlo».

Ese reconocimiento internacional se demuestra en artistas como Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Juan el Habichuela, Vicente Amigo y, más recientemente, Joaquín Cortés, Francisco José Arcángel o, en otro nivel, los hermanos Vivanco.

«Fuera de España se les trata, se les valora y se les paga mejor que aquí. Aquí da la sensación, aunque no quiero decirlo así, de que el flamenco siempre ha sido el hermano pobre y no ha sido visto como algo propio de nuestra cultura. A ver quién se pone a cantar por seguirillas o por soleares. Tenemos una sala, la Guarida del Ángel, y por aquí ha pasado gente como Alejandro Sanz, Antonio Orozco, Pablo Alborán o Javier Krahe y todos se quitaban el sombrero», afirma Mario González quien, incluso, es el responsable de que el flamenco haya tenido su espacio en el Festival de Glastonbury, una de las mecas de la música.

Función social del flamenco

El flamenco tiene tal profundidad que puede tener una función social como herramienta para la resolución de problemas y lacras que asolan a la sociedad actual como, por ejemplo, la lucha contra la violencia de género. En la actualidad, la Escuela Superior de Igualdad Real está desarrollando un proyecto para la inclusión del flamenco dentro de sus programas formativos y de acción social. El lamento de una mujer víctima de la violencia puede tener reflejo en ese quejío que trepana el alma y, como tal, podría ser la herramienta perfecta para que el mundo conozca lo que sienten esas mujeres.

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