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El exterminio en Haití del COVID-19

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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Haití dejó de ser noticia apenas unos meses después de que se produjera el terremoto de 2010. Todo el mundo se volcó con el país caribeño. Se realizaron grandes cuestaciones de dinero. Incluso Bill Clinton llegó a crear un Fondo para ayudar a las víctimas junto con el George W. Bush. Como se puede comprobar, dos ex presidentes, un demócrata y un republicano, que son el mejor ejemplo de cómo el dinero acaba con las diferencias ideologías. El objetivo de esta organización era suministrar de alimentos, agua y elementos de primeros auxilios para ayudar al pueblo haitiano a reclamar su país y reconstruir sus vidas. Incluso, se hizo famoso un hashtag #NoTeOlvidesDeHaiti que, tras una década, ha perdido todo su significado porque todo el mundo se ha olvidado de Haití y mucha gente se ha enriquecido gracias al dinero recibido para la reconstrucción.

La pandemia del COVID-19 ha llegado ya al Estado de la isla de La Española que comparte frontera con República Dominicana. Según los datos oficiales, hay 16 diagnosticados, 1 recuperado y ningún fallecido. Sin embargo, si en países con grandes estructuras sanitarias como España, Italia Reino Unido, Alemania o Estados Unidos los contagios se han reproducido de manera rápida y mortal, llegando a colapsar los sistemas sanitarios, ¿qué no ocurrirá en Haití?

El verdadero peligro del COVID-19 está en que el 66% de los contagios se producen a través de personas asintomáticas. La prensa dominicana publicó que los primeros haitianos contagiados habían estado en contacto con, al menos, 400 personas, lo que da una idea de la expansión de la pandemia que se puede producir en el país en los próximos días. La razón de esto es sencilla: la corrupción que se produjo tras el terremoto provocó que el pueblo no recibiera nada.

El sistema sanitario haitiano ya estaba al borde del colapso absoluto en el mes de enero de 2020, según denunció Médicos Sin Fronteras. Desde el mes de septiembre de 2019 se produjo un duro agravamiento de la crisis económica sistémica del país, unido a inestabilidad política. Esto hace que, la propia idiosincrasia del país, con barricadas y una elevada inseguridad en las diferentes rutas hacia los hospitales impiden que tanto pacientes como personal sanitario lleguen a los centros. Ni siquiera el esfuerzo de las ONG que allí trabajan es suficiente. Imaginen con unos niveles de contagio como en Europa, China o Estados Unidos.

El colapso sanitario es una consecuencia más de la corrupción que se cernió sobre Haití tras el terremoto. No hay que irse muy lejos. Muchos millones de dólares terminaron en las empresas dominicanas. Sobre todo, hay dos nombres: Leonel Fernández —ex presidente de República Dominicana y del PLD que actualmente es de nuevo candidato a las elecciones previstas para el próximo 17 mayo de 2020— y su inseparable Félix Bautista —empresario y senador— quien está investigado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por, entre otras cosas, el uso fraudulento del dinero destinado a la reconstrucción de Haití. Una de las consecuencias de esta investigación es la congelación de las cuentas bancarias que Bautista y sus empresas tiene en Estados Unidos.

Sin embargo, no fueron sólo los dominicanos. ¿Dónde están los 5.300 millones de dólares que los países del mundo se comprometieron a dar a Haití? ¿Quién supervisó el destino final del dinero? ¿Dónde terminaron los millones de Petrocaribe? La gran mayoría en manos de corruptos que se llevaron el dinero a Estados Unidos, principalmente en Miami. Ante esto, ¿dónde están los Clinton?, sobre todo cuando fueron tres familias judías haitianas que viven en Florida las que participaron en la gestión y distribución de los fondos pro-Haití. Algunos de los miembros de estas familias fueron compañeros de pupitre en el colegio y la universidad del matrimonio Clinton.

Ese dinero acabó en los bancos custodios y los fondos custodios, los mismos que invierten esos millones que eran del pueblo haitiano en las grandes compañías europeas, americanas y asiáticas, inversiones que los hacen aún más ricos a costa del sufrimiento de los ciudadanos y ciudadanas que ahora están expuestos al contagio porque las condiciones de prevención no son las mismas que en el mundo rico. Por cierto, algunos de esos bancos están en manos de amigos de los Clinton. No hace falta decir mucho más, ¿verdad?

Si en Italia van más de 13.000 muertos, en España más de 10.000 y en Estados Unidos más de 5.000, ¿qué no pasará en Haití? La corrupción dejó indefenso a un pueblo ya de por sí golpeado por la pobreza y la mala gobernanza. La corrupción es la que ha dejado a un pueblo indefenso frente al COVID-19. De momento, sólo ha habido 16 contagios, y esperemos que no suba más, pero… a Haití las desgracias nunca llegan solas y el coronavirus puede convertir esa parte de la isla en un verdadero campo de exterminio.

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