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El espacio y la copla

Antonio Periánez Orihuela
Antonio Periánez Orihuela
Maestro de Primera Enseñanza. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia del Arte) Doctor en Comunicación Audiovisual. Tesis: La Imagen de Andalucía en el Cine Español (1940-1960) Diplomado por la Universidad de Valladolid. Historia y Estética Cinematográfica. Colaborador varios años del Periódico Comarcal, "El Condado".
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análisis

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Paralelo a el cine de ambiente y temas sobre los andaluces tenemos la música folklórica, así entendida la copla es una de las manifestaciones populares consagradas y de fuerte implantación en determinados grupos sociales. Los temas recurrentes, desde sus principios, estuvieron emparentados con unaa determinada visión del mundo fuertemente enraizada en pensamiento conservados y religioso. En este sentido esta música popular contiene una muestra clara de la ideología dominante y los temas, la mayoría de las vecess, estan en bastante sintonía con los argumentos de las películas de su tiempo. El tema de «La otra», es decir de la querida, junto a las canciones de los años cuarenta forman lo que Manuel Vázquez Montalbán ha escrito como «Crónica sentimental de España». El cine ha recogido parte de esas canciones en Canciones para después de una guerra (1.971), de Basilio Martín Patino las coplas que hablaban del destino fatal de las mujeres amantes. Mujeres que tenían que vivir a expensas del hombre que la hacían esclavas de sus caprichos y decisiones machistas. Algunas de ellas de 1.940 como «Dolores La Petenera» y «La Parrala». De 1.941 es «Con un pañuelito blanco» y «La Lirio» y de 1.942 «La Chiquita Piconera».

La forma de vida de las prostitutas o queridas dependía del lugar en que estuviera situado el prostíbulo o la casa puesta por el amante. A veces los barrios populares tienen menos escrúpulos, porque parte de clase trabajadora ha sido más abierta y con menos problemas éticos. Para la burguesía y la aristocracia las cuestiones de honra se unían a otros intereses sociales, la parte social menos favorecida ha carecido siempre de ciertas normas sociales que no precisaba defender. Estas cuestiones han representado un problema serio para las clase media, porque este grupo social estaba imbuido del espíritu cristiano tradicional que la Iglesia franquista logró mantener. La clase media rural fue portadora de un ideario modélico y conservador defendido desde los púlpitos. El franquismo tuvo en esta clase social un aliado para su ideología político-social, el modelo ideológico de la pequeña burguesía está representada por Leonardo.

El comportamiento de los espacios es cuestión de representatividad y su valorización simbólica viene impuesta por las pautas culturales que confiere su origen. La cultura que ha creado Malvaloca entiende que un espacio representa lo bueno, lo permitido y el otro lo prohibido y lo malo. Es un punto de vista tan simple como efectivo y cargado de un maniqueismo conservador. Este pensamiento de fuerte carga ideológica se centra el principio ético de parte de nuestra cultura tradicional que fue la base del pensamiento franquista. Las imágenes, tanto como las palabras, tienen el poder de mostrar el mundo en su intento de reconocer su posible realidad. Pero del mismo modo pueden quedarse con la realidad a cambio de mostrar la fantasía o de recrear nuevas realidades imaginarias. Basta recordar los versos de los creadores de las conocidas coplas, León y Quintero de 1.943 cantados con música del maestro Quiroga:

» ¿Por qué se viste de negro- ¡ay, de negro!-/ si no se le ha muerto nadie?/ ¿Por qué está siempre encerrada- ¡ay, porqué!-/ como la que está en la cárcel?./

¿Por qué no tiene familia,/ ni perrito que le ladre,/ ni flores que la diviertan,/ ni risas que la acompañen?.

Del porqué de este porqué/ la gente quiere enterarse./ Cuatro suspiros responden/ y no los entiende nadie.

Y el Estribillo que dice: Yo soy la otra, la otra,/ y a nada tengo derecho,/ porque no tengo un anillo/ con una fecha por dentro.

No tengo ley que me ampare/ ni puerta donde llamar,/ y me alimento a escondidas/ con tus besos y tu pan.

Con tal que vivas tranquilo,/ ¡qué importa que yo me muera!/ Te quiero, siendo ¡la otra!,/ como la que más te quiera.etc». [1]

En el «Romance de la otra» quedaba claro que la querida tenía una vida dedicada al hombre, en la mayoría de los casos vivía a escondidas y sin relaciónes normales con los vecinos. De 1.943 es «Callejuela sin salida» de Quintero, León y Quiroga, una copla donde se puede leer la estrofa siguiente:

«Tu querer clavó mi puerta/ no puedo salir, ni entrar /ni estoy viva, ni estoy muerta/ni soltera, ni casá”.

La oposición de los espacios de una misma ciudad representan el itinerario marcado de una vida imposible de recuperar, porque el destino exige seguir por la senda iniciada. “Rosas de ayer” de Quintero, León y Quiroga, 1.943:

Yo salía de un baile de la Zarzuela, /por la calle venía la luz del alba, /

con un traje castizo de madrileña/ la verdad de mi vida se disfrazaba.

Cuando yo iba llorando la pena mía/ de llamarme Rosario la de las pieles, /

unos ojos me dieron los buenos días/ en la esquina del Prado junto a Cibeles”.           

En la copla es frecuente el tema de la arrepentida como la Malvaloca. “No me mires a la cara” 1.948 de Quintero, León y Quiroga:

Con un nudo en la garganta/ a tus pies vengo a caer/

Hasta que digas .- Levanta, / levanta, mala mujer”.

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