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El escenario soñado por el PNV

Gorka Maneiro
Gorka Maneiro
Nací el 11 de noviembre de 1974: tengo, por tanto, 42 años. Soy Diplomado en Ciencias Empresariales, Técnico en Gestión Fiscal y Técnico Especialista en Administración y Dirección de Empresas. Milité desde muy joven en diversos movimientos sociales que se enfrentaron al terrorismo de ETA, como Denon Arten-Paz y Reconciliación (durante los primeros años de los años 90) y Basta Ya (desde finales de los años 90). Milité posteriormente y durante unos tres años en el PSE, partido político que abandoné en 2006 al comprobar que dejaba de ser un partido nacional y de defender la igualdad y por su política en relación a ETA. Me afilié a UPYD el 29 de setiembre de 2007, el mismo día en que se presentó públicamente en Madrid. Desde el 1 de marzo de 2009 hasta el 20 de octubre de 2016 fui parlamentario vasco por UPYD. He estado en la Dirección de UPYD desde 2009 y soy exportavoz nacional del partido. Portavoz de la Plataforma Ahora
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análisis

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Si atendemos al reparto definitivo de escaños del Parlamento Vasco, concluyo que nos encontramos ante el escenario soñado por el PNV. Aparte de la mayoría absoluta, de momento inalcanzable, este era el mejor de los escenarios posible para los jeltzales. Es cierto que, al menos de momento, el PNV siempre gana, pero no siempre se le ha presentado un panorama parlamentario tan propicio como el actual. Veamos.

El número total de escaños del Parlamento Vasco son 75, por lo que la mayoría absoluta se alcanza con 38. El PNV (31) puede pactar y pactará con el PSE (10) para formar un gobierno estable que mantenga la senda del actual, con atención especial, obviamente, a las crisis provocadas por el Covid-19 y sus consecuencias directas en Euskadi; con Bildu (21) para aprobar iniciativas sobre presos de ETA, derecho a decidir u otras cuestiones identitarias, casi siempre más simbólicas que prácticas, de esas por las cuales Bildu puede sacar pecho durante unos días y la parroquia más independentista del PNV hacerse ilusiones; y con PP-Cs (6) y VOX (1) para cuestiones fiscales y económicas en caso de que fuera necesario, o para impedir que PSE, Bildu y Podemos (6) puedan tocar demasiado las narices.

La supuesta posible entente de supuesta izquierda a conformar por PSE, Bildu y Podemos no llegó finalmente a los 38 diputados necesarios para desalojar al PNV de la Lehendakaritza, como dijo que pretendía Podemos (aunque tampoco habrían desalojado al PNV del Gobierno); en el último segundo, gracias al voto extranjero, PP-Cs recuperaron en Bizkaia el escaño inicialmente otorgado a Bildu… lo cual el PNV celebraría, supongo, por todo lo alto, aunque, eso sí, de manera discreta, no fuéramos a enterarnos de que se alegraban, y mucho, del escaño de más obtenido por el centro derecha… español.

El escenario en su globalidad es, por tanto, propicio para el PNV. Es decir, que puede estar tan tranquilo como casi siempre, o incluso más. También porque no hay mayorías alternativas, aun cuando fueran ocasionales o puntuales, de esas que pudieran y quisieran darle de vez en cuando un pequeño susto o disgusto. Por ejemplo, en la primera parte de la X legislatura (2012-2016), el PNV sufrió varias derrotas parlamentarias, consecuencia de que, primero, gobernaba en minoría y, segundo, PSE, Bildu y UPYD sumaban un escaño más que PNV y PP, lo cual, no se sorprendan, se evidenciaba especialmente cuando se debatían cuestiones fiscales, sociales, económicas… o relativas a la foralidad, lo cual no creo que pueda ser considerado poca cosa. A pesar de que en los inicios de aquella legislatura este hecho pasó desapercibido, a lo largo de los dos primeros años de la misma provocó al PNV varias derrotas parlamentarias que le hicieron replantearse la situación precaria en la que se encontraba y buscar el acuerdo estable con el PSE, que años después se mantiene.

Sin ir más lejos, en aquella legislatura, el Gobierno del PNV tuvo que tragarse la Ley de Vivienda aprobada con los votos de PSE, Bildu y UPYD, la que pasa por ser la ley de vivienda más avanzada de España. Además, sufrió varias derrotas en debates sobre el modelo institucional vasco y lo que yo solía calificar insistentemente como “el entramado institucional vasco” (cuatro parlamentos, cuatro gobiernos, tres haciendas y tres políticas fiscales para una comunidad de apenas dos millones de habitantes), es decir, la sacrosanta foralidad, lo que no pasó a mayores porque tanto el PSE como Bildu disparaban con balas de fogueo foral.

Y lo mismo en relación a las políticas fiscales. A pesar de que el Parlamento Vasco no tiene competencias fiscales (las competencias residen en cada uno de los parlamentos de los tres territorios históricos, por lo que el Gobierno Vasco decide el gasto pero no puede decidir sobre los ingresos), fueron varias veces que el Parlamento Vasco instó al Gobierno Vasco y a los parlamentos provinciales a variar su fiscalidad (para hacerla más justa y progresiva) o a luchar conjuntamente contra el fraude fiscal, en contra de los deseos de PNV y PP, forofos ambos de la foralidad. Tampoco en este tema la cosa pasó a mayores, principalmente porque Bildu es más conservador de lo que parece (perro ladrador, poco mordedor en lo concerniente a la foralidad) y porque el PSE tenía como único objetivo solo asustar al PNV para obligarlo a pactar y a hacerles un hueco en Ajuria Enea, lo que ocurriría en la siguiente legislatura y va a ocurrir en esta.

Respecto a los nuevos, es posible que VOX pretenda hacer mucho ruido y está por ver qué grado de independencia ejerce Ciudadanos respecto del PP. A los que, ingenuos, todavía los mirábamos de reojo, su portavoz Luis Gordillo nos lo ha vuelto a dejar claro: “Nunca hemos rechazado el Concierto Económico y somos sus máximos defensores”. ¡Toma ya! Intuyo por lo demás que ni unos ni otros tendrán demasiadas ganas de pelea, más allá de florituras semánticas y representaciones teatrales. En fin, preveo una legislatura al ralentí, con calma chicha parlamentaria; una legislatura sin que nadie ose toser al PNV ni a una sola de sus políticas nacionalistas predominantes; a la espera, eso sí, de lo que ocurra en el Congreso de los Diputados y en el Gobierno de España, donde creo que es probable que se juegue de verdad la partida. Y donde el PNV tratará de pillar cuanto pueda. Como siempre.  

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