La Federación Española de Fútbol no contemplaba en su reglamento la suspensión de las competiciones por causa de una pandemia. Es normal. A todos nos ha cogido desprevenidos. Para la próxima temporada ya aparecerá en el reglamento un sistema en previsión de suspensiones.
Con las competiciones desde Segunda División B hasta prebenjamines suspendidas y sin tiempo para reanudarlas y terminar antes del 30 de junio, la Federación Española no tiene las facultades normativas para tomar una decisión. Quien puede hacerlo es el Consejo Superior de Deportes (CSD), que ahora tiene una papeleta.
EL CSD es un órgano deportivo, pero también político, y depende del Ministerio de Cultura y Deporte. Por tanto, cualquier decisión que tome tendrá unas implicaciones políticas que no puede evitar.
Si actúa como pide la Federación, es decir, autorizando un play-off express entre los cuatro primeros clasificados de cada grupo de Segunda División B, estará posicionándose del lado de la Federación, pero a la vez avalará un procedimiento que no está regido por las reglas del deporte que el CSD debe cuidar. No se han completado todos los partidos y no han jugado todos contra todos, faltan treinta puntos que son determinantes para ascender y descender, no se está valorando tanto la regularidad como la oportunidad, en términos generales se beneficia a los equipos más pudientes y que se reforzaron invirtiendo mucho dinero en el mercado de invierno…
Si admite que no haya descensos estará beneficiando a algunos equipos, pero desvirtuando la competición. Además, provocará un atasco en Segunda División B el año que viene, con cinco grupos en vez de cuatro. Algo provisional, claro. Ya hace años, con otra directiva en la Federación, se cometió el error de permitir una Segunda División A de veintidós equipos. También iba a ser provisional, pero muchos intereses lo impidieron. Quizás sea esta la ocasión de que haya descensos pero no ascensos y así solucionarlo.
Si el CSD opta por valorar que se tome como referencia la clasificación al finalizar la primera vuelta en vez de la del momento de la suspensión, sería algo más deportivo porque todos los equipos se habrían enfrentado contra todos al menos una vez, pero los equipos con más disponibilidad económica verán sus inversiones desaprovechadas.
También puede anular esta competición. Nadie sube y nadie baja. Todos comienzan desde donde están la próxima temporada y aquí no ha pasado nada, bueno no ha pasado nada más que una pandemia mortal, que es mucho.
Otra opción sería que se reanudaran las competiciones en septiembre y cuando se acabe la liga ahora interrumpida, que empiece la siguiente aunque sea un calendario más apretado. Al fin y al cabo, se trata de fútbol no profesional que no está supeditado a las competiciones internacionales.
En fin, muchas alternativas para solucionar el mismo marrón. Personas del Consejo Superior de Deportes: cuando tomen la decisión final traten de que prevalezca el deporte y la competición por encima de intereses, personas e interferencias. Traten de que al final gane el fútbol. Ahora tienen la oportunidad de hacer que, a través del deporte, el fútbol no se convierta en una víctima más del coronavirus.
A mí me parece que el titular de este artículo es un insulto a la inteligencia. Una falacia de un diario que apoya a un gobierno hundido y fuera de sí, que está dando coletazos de rabia buscando el chantage para que los partidos se adhieran sí o sí, pero sin pactos de nada. Eso es lo que estamos viendo. ¿Qué van a asumir el resto de partidos que no apoyarán al gobierno?. Pablo Casado no tiene que asumir nada, que lo asuma quien ya ha lanzado a los españoles a las calles sin saber si son asintmáticos contagiadores por no hacer tests. El PP lo tiene muy claro, incluso en el Congreso le propondrá un plan B al gobierno donde se pide que facilite los tests.