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El Colegio Oficial de Ingenieros de Montes presenta 11 propuestas para luchar contra los incendios forestales todo el año

Solo la gestión forestal puede ofrecer soluciones al fenómeno del fuego, y la deben hacer los propietarios públicos y privados, conforme a una planificación técnica profesional

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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Las más de 250.000 hectáreas afectadas por incendios forestales, de los que 54 han sido grandes incendios -más de 500 has-, casi duplicando el peor dato del decenio y cuadruplicando la media del periodo, hacen del 2022 un año de imprescindible reflexión. El hundimiento de las actividades tradicionales en el medio rural, como el aprovechamiento de la madera, leñas, pastos y otros productos forestales, ha llevado a que los montes no hayan parado de cargarse de combustible desde los años 50. Si se añade un clima mediterráneo de altas temperaturas y sequías, con olas de calor cada vez más frecuentes e intensas en un contexto de cambio climático, y la aparición de nuevos paisajes de matorral y altas continuidades de vegetación que ponen en jaque al personal de los servicios de extinción, tenemos la receta perfecta para vivir virulentos incendios forestales como los acontecidos este verano con varios episodios de simultaneidad.

De la reflexión realizada por el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes a través de un análisis pormenorizado de las causas de estos incendios y sus consecuencias, se ha obtenido la necesidad de definir un nuevo estilo de vida para combatir el fuego, más allá del verano, a lo largo de todo el año y que se traduce en 11 propuestas para la acción.

La primera de ellas apela a la bioeconomía para sustituir materiales de alto consumo energético y mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por materiales procedentes de los montes que además son naturales, carbono-neutrales y fácilmente reciclables.

Como la lucha contra el incremento continuado de temperaturas a nivel global no debe parar, es preferible consumir productos derivados de la madera, incluido el papel, que almacenan el CO2 atmosférico fijado por el arbolado al hacer la fotosíntesis. Así se evita que ese CO2 vuelva a la atmósfera si hay un incendio forestal o ante el envejecimiento o muerte del arbolado.

La sustitución del uso de combustibles fósiles por otros a base de madera como pellet, astilla o leña procedentes de bosques cercanos es otra opción. De esta manera se reduce la huella de carbono y emisiones de CO2 a la atmósfera y se contribuye a que España reduzca su dependencia energética con otros países, creando empleo estable en el medio rural y haciendo rentable la gestión del monte.

La utilización de productos a base de madera y sus derivados como revestimientosventanas o suelos; o elementos estructurales en edificación; si usamos corcho como aislante natural, vestimos ropa a base de tejidos de fibras naturales procedentes de los árboles, o utilizamos envoltorios de papel o cartón, estaremos contribuyendo a extraer biomasa de los montes y por tanto a prevenir incendios forestales.

Las medidas propuestas por el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes también incluyen el consumo de carne, leche y sus derivados siempre que estos sean de régimen extensivo porque de ese modo se fomenta que crezca la cabaña ganadera en los montes y que la hierba, el matorral y el arbolado de los que se alimentan los animales, se aproveche y no acabe muriendo y convirtiéndose en combustible fino que es el que mejor propaga el fuego.

El empleo de fuentes de información de profesionales forestales es muy importante, pues otra forma de luchar contra los incendios del siglo XXI es a base de gestión del monte, inteligencia, ciencia aplicada, estrategia y profesionalidad.

La defensa de un cambio del modelo actual, reclamando a las administraciones públicas inversión para conseguir paisajes menos vulnerables al fuego, que permitan a los equipos de extinción de incendios forestales ser más efectivos aún, sin que la eficiencia en la extinción de hoy se traduzca en mayor acumulación de combustibles para los incendios de mañana.

La demanda a las administraciones públicas de un ajuste a la nueva realidad y que mantengan los operativos de prevención y extinción durante todo el año y organizados de forma profesional con servicios dotados de suficiente proactividad para adelantarse al incendio y con unidades especializadas en incendios de mayor extensión e intensidad, siendo esta también una manera de crear trabajo estable y de calidad en el medio rural.

Y finalmente, es imprescindible asegurar las propiedades y poner en marcha un plan de autoprotección para las casas, urbanizaciones, pueblos o explotaciones.

Igual que el monte convivió con el fuego a través de la historia, tendremos que convivir con los incendios forestales. En un contexto de empeoramiento de las condiciones climáticas para los montes, de mayor accesibilidad al medio natural, de paisajes cargados de combustible y de abandono rural, los incendios estarán cada vez más presentes, así que cuanto antes sepamos convivir con ellos, más fácil será minimizar los daños que provoquen.

Desde el Colegio añaden que «solo la gestión forestal puede ofrecer soluciones a este fenómeno del fuego, y la deben hacer los propietarios forestales, públicos y privados, que conservan propiedades en el medio rural, conforme a una planificación técnica profesional. Ayudémosles a que puedan seguir conservando ese medio rural vivo favoreciendo o reclamando políticas que les faciliten continuar con los modelos de gestión que han permitido conservar nuestro patrimonio natural hasta la actualidad».

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