Estamos en 2016 y el victoriano personaje creado por sir Arthur Conan Doyle para disfrute de millones de personas en todo el mundo sigue dando mecha para nuevas creaciones. Es el caso de Arte en la sangre, de la norteamericana Bonnie MacBird, con un amplio currículo cinematográfico desarrollado en Hollywood como guionista.
En un Londres de diciembre nevado del año 1888, el archiconocido detective es apenas un treintañero que ha caído en una intensa adicción a la cocaína tras un fiasco profesional sobre Jack el Destripador. Watson apenas puede darle ánimos a su compañero inseparable. Hasta que una famosa cabaretera francesa llama al 221 b de Baker Street para contratar sus servicios.
La pareja de sabuesos detectives viajará al París finisecular para investigar la desaparición del hijo ilegítimo que tuvo la artista con un lord inglés, todo ello después de sufrir un ataque en las calles de Montmartre.
Quienes aún no hayan tenido suficiente con las historias de Conan Doyle, aquí tienen una nueva dosis. No les defraudará, seguro. Lo importante es que Serlock Holmes siga vivo. Elemental, ¿no?
