En los últimos días venimos publicando en Diario16 un análisis respecto a las irregularidades cometidas por la banca en los contratos hipotecarios referenciados al IRPH. Entre ellas se encontraba la redacción que en la gran mayoría de las escrituras de préstamo incluso omitía parte de la definición del índice publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Sin embargo, el análisis de la Circular 5/1994 del Banco de España también muestra una redacción que hubiera hecho imposible que los consumidores que contrataron este tipo de hipotecas comprendiesen lo que realmente estaban firmando y las graves consecuencias que iba a tener.
El BOE publica lo siguiente respecto al IRPH: «Los tipos medios escogidos son, en último análisis, tasas anuales equivalentes. Los tipos medios de préstamos hipotecarios para adquisición de vivienda libre de los bancos y del conjunto de entidades, lo son de forma rigurosa, pues incorporan además el efecto de las comisiones. Por tanto, su simple utilización directa como tipos contractuales implicaría situar la TAE de la operación por encima del tipo practicado por el mercado. Para igualar la TAE de esta última con la del mercado sería necesario aplicar un diferencial negativo, cuyo valor variaría según las comisiones de la operación y la frecuencia de las cuotas».
Las expresiones resaltadas muestran cómo un consumidor medio y bien informado no podía desentrañar de la definición legal del IRPH que iba a ser engañado porque ese párrafo del BOE está redactado con un vocabulario financiero muy avanzado.
La expresión «último análisis» es, por un lado, muy ambigua porque, en el contexto de la definición podría significar muchas cosas, desde «en último extremo» hasta «en realidad».
Según se indica en el Estudio sobre el Desequilibrio Financiero en la Contratación IRPH, publicado por la Dirección General Consumo de la Conselleria de Salud y Consumo del Gobierno de Baleares, «dado que las personas con conocimientos financieros disponen de un bagaje que los consumidores medios no tienen, se puede aplicar dicho bagaje para interpretar la expresión. Por tanto, entendemos que esta expresión equivale a decir ‘en realidad’. Esto es, la primera línea del texto quiere decir ‘Los tipos medios escogidos son, en realidad, tasas anuales equivalentes’. Sin embargo, llegamos a esta conclusión mediante los conocimientos previos que disponemos, no desde la lectura que puede realizar un consumidor medio».
Respecto a la tasa anual equivalente (TAE) hay que tener en cuenta que los sistemas educativos, en lo referente a la formación financiera, sólo incluyen conceptos como intereses simples y compuestos. El concepto de TAE se enseña en niveles universitarios, en concreto en asignaturas como «matemáticas financieras» de los grados o licenciaturas con contenidos financieros. Por tanto, un consumidor medio, aunque estuviera bien informado, no podría conocer con exactitud la realidad de lo que estaba firmando.
En consecuencia, el argumento que utilizan la banca y el Supremo para apoyar la legalidad del IRPH se cae porque, aunque el consumidor hubiera acudido al BOE tampoco se habría enterado de lo que estaba contratando y de las graves consecuencias que iba a tener para su economía en el futuro.
