El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha apostado por que la política fiscal nacional actúe “de forma muy granular y focalizada en hogares, empresas y sectores afectados más vulnerables al objeto de paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania”.
En su intervención en el debate titulado: “El contexto económico tras el inicio de la invasión de Ucrania y la respuesta de política económica”, desarrollado en un desayuno de trabajo organizado por Hill & Knowlton.
Efectos potenciales muy negativos de la guerra
“Un contexto que ahora, cuando se cumplen dos años del inicio de la pandemia, se ve nuevamente condicionado por otro acontecimiento extraordinario y con efectos potenciales muy negativos para la economía mundial. El derivado de la invasión, hace ahora 20 días, de Ucrania por el ejército ruso”, ha destacado de Cos.
Por eso, el gobernador del Banco de España considera que es importante que la política fiscal nacional “haga uso de su capacidad para actuar de forma muy granular y focalizada, y centre sus esfuerzos en apoyar a los hogares, empresas y sectores que más se están viendo afectados por esta combinación de perturbaciones”.
Colectivos vulnerables
“En particular, a los hogares de rentas más bajas, que son los que más sufren el impacto de la inflación, y a las empresas más intensivas en energía. Todo ello sin olvidar que estos shocks negativos tienen lugar en un contexto en que muchos de estos colectivos vulnerables y algunas empresas aún no han podido recuperarse plenamente de los efectos adversos causados por la crisis sanitaria”.
En su opinión, “el contexto de elevada inflación actual es un argumento adicional para justificar que el apoyo debe ser selectivo y que debe evitarse un impulso fiscal generalizado. En caso de producirse, este podría traducirse en un aumento de los cuellos de botella ya existentes en los sectores más tensionados que se terminara por filtrar a los precios”.
Considera “particularmente importante evitar el uso generalizado de cláusulas de indexación automáticas en las partidas de gasto que pudieran alimentar adicionalmente el actual proceso inflacionista. Esta desindexación debe ser parte del pacto de rentas”.
Pacto de rentas
También considera “resulta particularmente importante evitar el uso generalizado de cláusulas de indexación automáticas en las partidas de gasto que pudieran alimentar adicionalmente el actual proceso inflacionista. Esta desindexación debe ser parte del pacto de rentas al que me voy a referir más adelante”.
Este pacto de rentas “debe suponer un reparto, entre empresas y trabajadores, de la merma de rentas de la economía nacional frente al resto del mundo que implican los aumentos de costes recientes”. Ha insistido, “se trata de repartir costes”.
Todos los agentes implicados han de asumir una pérdida
Todos los agentes implicados han de asumir una pérdida. “Ni los trabajadores podrán mantener su poder adquisitivo en el corto plazo, ni las empresas serán capaces de mantener sus márgenes. Si todo el ajuste recayera sobre los trabajadores, en el medio plazo las empresas también acabarían sufriendo las consecuencias al experimentar un fuerte retroceso en su demanda”, ha señalado el Gobernador del Banco de España.
En cambio, “si en la coyuntura actual hiciéramos recaer todo el ajuste sobre las empresas, muchas de ellas se verían abocadas al cierre y otras muchas sufrirían pérdidas significativas de competitividad que afectarían a su capacidad de inversión futura. Todo ello acabaría trasladándose en menor creación de empleo y bienestar para los ciudadanos”.
Reparto de los costes entre trabajadores y empresas
Con la última información disponible, todo apunta a que este reparto de los costes entre trabajadores y empresas ya estaría produciéndose. Por el lado de los trabajadores, es indudable que estos están perdiendo poder adquisitivo. Así, los convenios colectivos registrados en nuestro país hasta febrero de este año ponen de manifiesto que la reacción de los salarios negociados a la elevada inflación está siendo moderada.
En febrero, el incremento salarial pactado para 2022 se incrementó hasta el 2,3%, desde el 1,5% acordado en los convenios colectivos para 2021. Un porcentaje claramente inferior a las tasas de inflación observadas en los últimos meses y a las esperadas para el conjunto de este ejercicio. Para Hernández de Cos, “el sistema de negociación colectiva muestra una inercia elevada. De forma que las cifras anteriores reflejan, fundamentalmente, lo acordado en convenios colectivos de carácter plurianual negociados a lo largo de los dos últimos años en un entorno inflacionista muy diferente al actual”.
19 convenios firmados en este año
Las cifras referidas a 2022 sólo incorporan 19 convenios firmados en este año. Con un incremento salarial pactado del 2,6%-, que afectan a menos de 15.000 trabajadores, por lo que no pueden considerarse representativas de la marcha de la negociación colectiva al inicio de este año.
Para el Gobernador del Banco de España, “es fundamental que un eventual pacto de rentas entre trabajadores y empresas facilite el grado de coordinación de la negociación colectiva entre los diferentes ámbitos de negociación, pero evite adoptar medidas cuya implementación sea excesivamente general”.
Evitar la cláusula automática de los salarios
También sería deseable que “se eviten fórmulas de indiciación, automática de los salarios a la inflación pasada o de cláusulas de salvaguardia. Un incremento o generalización de estas cláusulas elevaría significativamente el riesgo de que se materializara una eventual espiral de incrementos salarios-precios”.
(Se entiende por indiciación o indexación el vínculo que se establece entre el crecimiento de una variable con el de otra)
En un escenario tan extraordinariamente incierto, causado por una perturbación que poco tiene que ver con los fundamentales económicos, “es indispensable que las políticas económicas respondan de forma decidida y provean un apoyo focalizado a los hogares, empresas y sectores afectados más vulnerables, y aporten certidumbre”, ha considerado de Cos.
Según ha detallado, “el fuerte repunte de los precios de la energía y de algunas otras materias primas que se ha producido a escala global en los últimos trimestres, y que se ha intensificado como consecuencia del conflicto en Ucrania, supone para la economía española, importadora neta de estos productos, un shock negativo a nuestros términos de
intercambio que reduce la renta nacional y eleva las presiones inflacionistas en el corto plazo”.
En este contexto, considera que “es fundamental evitar que estas presiones inflacionistas de corto plazo se trasladen también al medio plazo. A través de efectos de segunda vuelta y, en particular, a través de una espiral inflacionista de precios y salarios”.
Perdida a corto para los trabajadores
Por eso, ha apostado por “evitar esta espiral no es en absoluto fácil ni, desde luego, gratificante en el corto plazo”. Ello, “exige acordar un pacto de rentas entre trabajadores y empresarios. En el que todos acabarán ganando en el medio plazo, pero en el que todos han de asumir una pérdida en el corto plazo”.
El gobernador del Banco de España ha apostado por “alcanzar consensos para afrontar de manera eficaz el escenario al que nos enfrentamos”.
Los contextos económicos son extremadamente cambiantes.