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El 40% de las mujeres palestinas ha sido víctima de la violencia machista

Las mujeres palestinas han decidido alzar su voz, para denunciar al sistema patriarcal que las oprime y decir basta a los crímenes de honor. En 2019 se produjeron 18 feminicidios que dejan al descubierto el control que se produce sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres

Agustín Millán
Agustín Millánhttp://pompona22.wixsite.com/agustinmillan
Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Desde 2011 fotografiando la crisis más dura de la historia moderna. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. Fotógrafo con 5 campañas electorales entre ellas la de Manuela Carmena y la de Enrique Santiago en IU Madrid.
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análisis

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El 40% de las mujeres palestinas ha sido víctima de la violencia machista. El 90% de las que sufre malos tratos dentro del matrimonio no lo denuncia. Son datos dramáticos, pero que se repiten sin variaciones, desde los primeros informes de 2914.

En los últimos meses, las mujeres palestinas han decidido alzar su voz, para denunciar al sistema patriarcal que las oprime y decir basta a loa crímenes de honor. En 2019, 18 feminicidios, dejan al descubierto el control que se produce sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres, por los varones y sus familias.

El mes de septiembre las mujeres se movilizaron por primera vez, en las principales ciudades de Cisjordania contra la violencia machista y los llamados crímenes de honor, bajo el lema “Patria libre, mujeres libres”, para poner freno a las múltiples opresiones que sufren cotidianamente.

La ONG Alianza por la Solidaridad, miembro de Action Aid y presente en el Territorio Ocupado Palestino desde hace más de 20 años, denunció la situación de las mujeres que luchan en zonas de conflicto alrededor del mundo y la acuciante necesidad de atención a las mujeres supervivientes de violencia de género en la Franja de Gaza.

El grave deterioro de la situación socioeconómica ha incrementado la tensión y la crisis económica agravada por el bloqueo y ha hecho que la situación sea insostenible para la población. Una de las consecuencias es el incremento de la violencia contra las mujeres, que además se ven afectadas por los escasos servicios de asistencia a los que pueden acceder.

Según cifras de 2011 –año de la última encuesta de la Oficina de Estadísticas Palestina- más de 148.000 mujeres están expuestas a sufrir violencia en la Franja de Gaza, aunque presumiblemente esa cifra se ha incrementado sustancialmente en los últimos años. Adicionalmente, y de acuerdo con las cifras que maneja el subgrupo de trabajo de Naciones Unidas sobre violencia de género en Palestina en 2017, más del 40% de las supervivientes han sido expuestas a abusos psicológicos, 25% a abusos físicos y a un 18% se les ha negado el acceso a los recursos. Aunque la mayoría de los abusos sexuales y las violaciones continúan sin ser denunciadas, aproximadamente un 15% de las mujeres casadas están expuestas a la violencia sexual en Gaza.

La ocupación israelí sobre la franja de Gaza provoca violencia hacia la salud para las mujeres palestinas

La dependencia de la ayuda humanitaria en la Franja es muy alta, según señala la UNRWA, (la Agencia de la ONU para la población refugiada palestina), más del 80% de la población depende de ella, sin embargo, los fondos están reduciéndose. La falta de financiación ha obligado a cerrar hospitales y clínicas, dejando sin ningún tipo de asistencia a miles de mujeres, niñas y niños que sufren las consecuencias de la violencia machista. Según OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios), el 67% de las intervenciones relacionadas con violencia de género requeridas no encontraron financiación en 2017.

Desde 2016, Alianza por la Solidaridad ha incrementado su presencia en Gaza a través de proyectos financiados por la cooperación española (AECID, AACID) y agencias internacionales (OCHA), llegando de forma directa a más 50.000 personas, principalmente mujeres. Las acciones se han enfocado a proveer acceso a servicios multisectoriales (salud, atención psicosocial y atención legal) a mujeres supervivientes de violencia de género y a la difusión y sensibilización para la prevención de la violencia de género y a favor de los derechos de las mujeres entre la población, incluyendo trabajo con líderes religiosos y comunitarios.

“Gracias a estos servicios, estas mujeres han fortalecido su capacidad para hacer frente de una manera más positiva, no solo a la violencia, sino también a las amenazas y choques relacionados con la permanente exposición al bloqueo y la ocupación” ha explicado Eva Moreno Anadón, jefa de misión de la ONG en Palestina.

En Palestina, un centro ofrece refugio y a las sobrevivientes de violencia

El Centro Mehwar se inauguró en Belén en el año 2007. Ha cambiado la vida de muchas mujeres sobrevivientes de la violencia machista, y ha conseguido que muchas de ellas tengan seguridad en sí mismas.

Creado con el apoyo de ONU Mujeres y fondos del Gobierno de Italia, fue el primer centro polivalente nacional del territorio palestino ocupado en combinar actividades de prevención, protección, empoderamiento y sensibilización de la comunidad, ofrecer servicios sociales, psicológicos y de asesoramiento jurídico y servir de refugio para mujeres y sus hijas e hijos.

Mayy (nombre ficticio) tenía 19 años cuando su familia amenazó con matarla. En busca de auxilio, acudió al Centro Mehwar de protección y empoderamiento de las mujeres y las familias. Fue una de las primeras mujeres atendidas,

Mayy necesitó más de un año para sincerarse con el equipo de Mehwar. Las mujeres sometidas a abusos sexuales dentro de la familia en edades muy tempranas sufren un profundo daño emocional y afectivo. Crean barreras de protección en las relaciones sociales y afectivas para evitar volver a ser victimizadas.

Finalmente, el apoyo constante del personal del Centro sirvió para que Mayy pudiera explicar su horrible historia de abusos y violencia cometidos primero dentro de su familia, y posteriormente por su comunidad.

El camino hacia la rehabilitación y el empoderamiento fue largo, y para muchas mujeres como Mayy, estudiar no fue una opción fácil. Al principio, Mayy no quería estudiar, le faltaba concentración y disciplina. Su equilibrio psicológico y emocional era muy frágil. Pero, poco a poco, se la pudo convencer para que asistiera a un curso de un año para enfermeras. Pero dado su necesidad de seguridad económica, empezó a trabajar en una tienda para ganar algo de dinero.

Pese a haber abandonado el refugio, el equipo de Mehwar continuó trabajando con ella. Se centró en su protección y reintegración en su comunidad y familia, e inició una larga y ardua negociación y un reacercamiento prudente que finalmente convenció al padre de Mayy de que lo mejor para su hija y para la credibilidad de la familia era darle una oportunidad para educarse y conseguir un trabajo cualificado.

Mayy se inscribió en un curso de enfermería en el Hospital Infantil de Cáritas de Belén, mientras vivía en una residencia de estudiantes bajo la supervisión del equipo de Mehwar. Durante sus dos años de estudios, el equipo de Mehwar siguió ofreciendo a Mayy no sólo apoyo psicosocial y un lugar seguro donde ir siempre que lo necesitara, sino también ayuda económica para poder sufragar la colegiatura y contribuir a los gastos de alojamiento en la residencia de estudiantes. Al final, Mayy se graduó como enfermera. Eso fue hace muchos años, pero muchas mujeres gazatíes como ellas han seguido sus pasos.

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