Miembro de la OEA ofrece declaraciones sobre la suspensión de las elecciones municipales. Foto: Twitter JEC RD

El drama que culminó con la suspensión de las elecciones municipales en la República Dominicana del pasado domingo se inició en la jornada del sábado cuando, de manera accidental, el delegado del opositor Partido Revolucionario Dominicano en la ciudad de San Francisco de Macorís pidió la impresión de la boleta que se usaría en las máquinas de votación del sistema automatizado que debió servir en los 18 municipios más grandes que concentran el 62 por ciento del electorado.

La boleta en cuestión solo presentaba las candidaturas completas del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ni siquiera de sus otros aliados políticos, y, en el caso del Partido opositor, solo figuraban el candidato titular de la alcaldía y cuatro regidores (concejales) de un total de 9. Las otras fuerzas políticas opositoras no aparecían.

El incidente, compartido rápidamente a través de grupos de WhatsApp por los delegados opositores, reveló que la situación era generalizada lo que obligó a la Junta Central Electoral y sus técnicos a intentar resolver la situación reinstalando el software de votación en más de 9700 colegios. electorales lo que le resultó imposible. Los técnicos de la JCE que albergaban la posibilidad de resolver la situación antes de las 7 de la mañana fracasaron y en el mejor momento del proceso apenas se logró la entrada en línea del 12 por ciento de los equipos.

A las 7.30 de la mañana del domingo electoral cuando el presidente de la JCE, Julio César Castaños llamó al líder de la oposición, Luis Abinader, para comunicarle la decisión de suspender el proceso iniciaba la crisis política de mayor impacto en el país desde 1994 cuando un fraude contra el doctor José Francisco Peña Gómez obligó a pactar una reforma constitucional que redujo el período de Joaquín Balaguer en dos años al termino de los cuales una alianza de los sectores más conservadores de la sociedad llevó a la presidencia a Leonel Fernández.

Las elecciones debieron iniciarse a las 7 de la mañana y, de hecho, así ocurrió en el 38% de los centros de votación de los municipios con menor población que usaron el método de votación tradicional en los que no hubo mayores retrasos. Esos municipios, 122 en total, ocupan la zona más deprimida del país y el único lugar donde las encuestas daban alguna posibilidad electoral al partido oficialista, habían sido bombardeados por campañas de entrega de materiales de construcción, electrodomésticos, dinero en efectivo, bombonas de gas e incluso un programa de asfaltado de calles y caminos.

Es por esa razón que los delegados electorales del Partido de la Liberación Dominicano intentaron, y de hecho por un tiempo lo consiguieron, que la Junta Electoral abriera la posibilidad de permitir que se mantuviera el voto manual hasta concluir la jornada y suspender la modalidad automatizada que había colapsado. Esa decisión impulsada por un miembro de la JCE que mantuvo un voto firme en favor de los intereses del partido oficial fue dejada de lado cuando al presidente le advirtieron de la posibilidad de una crisis política de gran magnitud por la decisión.

El anuncio de la suspensión se hizo a las 10 de la mañana. A las 11 el líder opositor, Luis Abinader, exigía una investigación profunda y el establecimiento de responsabilidad y una hora más tarde el partido oficial atribuía el desastre a un sabotaje dirigido personalmente por Abinader. La filtración de un video aficionado donde el pleno del organismo electoral discute con los delegados políticos la implementación de una salida político sirvió para desmentir al PLD.

Protagonista, como siempre, Leonel Fernández se hizo anunciar en una rueda de prensa de su partido y habló doce horas más tarde para decir que había advertido de la catástrofe y reclamar una investigación.

Pocos advirtieron de la alocución del candidato presidencial oficialista, Gonzalo Castillo, apodado El Penco cuya exposición pasó sin pena ni gloria.

Carolina Mejía candidata a la alcaldía de la capital planteó las preguntas de investigación que marcan el porvenir político. ¿A quién beneficia la crisis? ¿Quién tenía las posibilidades de crearla? Y ¿Quién tenía dinero para financiarlo?

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