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¿Dónde está la polémica en las palabras del obispo de Huelva?

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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Ya tenemos nueva polémica ficticia en la campaña electoral andaluza. Resulta que el obispo de Huelva, en la misa del Rocío, se ha lanzado a “pedir el voto para la derecha andaluza”. Según unos analistas para el PP, según otros para Vox. Un intento de volver Andalucía al siglo XVII como poco. Debe ser que está la cosa muy achuchada para la victoria de la derecha y los obispos andaluces han decidido meter baza en favor de “los suyos”, este es el argumento “muy sesudo” de Verónica Fumaral.

Este artículo no va en la línea de defender a los obispos andaluces sino en señalar el estado de estupidez general de los “conocidos” que suelen aparecer en los medios de comunicación y, por arrastre, las gentes que se decantan por opciones de la izquierda… y la derecha. Si todas estas personas que han salido en tromba contra el obispo de Huelva pretenden conseguir más votos para la izquierda, no son más tontas porque no entrenan. Igual consiguen el efecto contrario y no saben de qué están hablando, que es casi lo peor porque luego van de listos por las redes sociales.

¿Quieren que los católicos no sean católicos?

Santiago Gómez Sierra, que así se llama el obispo de Huelva, no ha dicho nada distinto a lo que todos los obispos de Andalucía expresaron en su nota “Ante las próximas elecciones al Parlamento de Andalucía”. De hecho, el discurso que les ha parecido escandaloso a los “pijos-progres” es una lectura de la carta: “Así, recordamos que, en esa coherencia con la fe cristiana, es necesario respetar el derecho a la vida humana, inviolable desde su concepción hasta su muerte natural; el reconocimiento, la promoción y la ayuda a la familia, como unión estable entre un hombre y una mujer, abierta a la vida; la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos según las propias convicciones morales y religiosas, como recoge la Constitución; el respeto a la dignidad de toda persona, a la libertad religiosa, a los valores espirituales y a la objeción de conciencia; la defensa y ayuda a los más débiles de la sociedad, como ancianos, jóvenes, parados e inmigrantes”.

¿Dónde está el escándalo? ¿En la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural? O lo que es lo mismo, ¿en la oposición al aborto y la eutanasia? Sería escandaloso si hubiese habido un cambio de opinión de la Iglesia católica, pero llevan defendiendo esto desde hace décadas. ¿Es escandaloso que entiendan la familia como solamente formada por mujer y hombre? Llevan milenios diciéndolo, pero se obvia que la defensa de la familia conlleva muchas más cuestiones de ámbito social que se obvian interesadamente. Pedir que los padres y madres puedan decidir que sus hijos e hijas no sean educados bajos los parámetros queer es algo que defienden hasta personas de izquierdas. ¿Dónde está el escándalo (salvo que se cobre o se viva de subvenciones de ciertos lobbies)?

Todo lo expuesto por el obispo de Huelva lo firman el resto de obispos y arzobispos andaluces y el Vaticano es el principal impulsor de todo ello. Incluso el papa Francisco, por aquellos que dicen que si es un papa rojo. No hay contradicción entre la doctrina católica y lo expuesto en el discurso y la nota obispal. Cuestión bien distinta es que esta banda de incultos no sepa nada de la doctrina de la Iglesia católica, pero ese no es problema de los eclesiásticos sino de los “famosillos”. Igual lo que pretenden es que los católicos dejen de ser católicos para hacerse, no se sabe, ¿queer?, ¿posfoucaultianos?, ¿ateos?, ¿mononeuronales?

¿Molesta que una asociación diga algo?

Lo más curioso de toda esta polémica es que estos popes de la burguesía progre, porque no son otra cosa que eso, se quejan de algo que los obispos y cardenales españoles llevan haciendo desde 1976, como poco. En cada elección la Iglesia católica emite una nota o un comunicado diciendo que hay ciertos principios que defender y que deben buscar los católicos quienes mejor lo defiendan. Véase lo que han dicho: “Somos conscientes de que ninguna opción política se adecúa plenamente a la experiencia cristiana y a la enseñanza de la Iglesia. La fe cristiana no es una ideología política. Por ello, se hace necesario discernir entre las opciones posibles, en coherencia con la comunión eclesial y con los principios morales que le son inherentes”.

En ningún momento han dicho que haya que votar al PP o a Vox como aducen los “listos”, sino que hay que discernir entre los partidos para ver cuál de ellos está más en comunión con los principios católicos. Y dicen esto porque son conscientes que en el PP, por ejemplo, no están en contra de la eutanasia, ni del aborto (sólo de parte de la legislación). O porque en Vox “la defensa y ayuda a los más débiles de la sociedad, como ancianos, jóvenes, parados e inmigrantes” no es algo que les llame la atención. El libertarismo liberal de ambos partidos es algo que los obispos saben que no se corresponde a la doctrina social de la Iglesia. Por la izquierda encuentran apoyo a lo social, pero no a lo moral y/o ético. Y esto es lo que ha defendido el obispo Gómez Sierra. Al igual que el título de la esta columna, ha repartido a diestra y siniestra.

Igual lo que molesta es que los obispos se expresen. Si se considera a la Iglesia católica como una más de las asociaciones de la sociedad civil ¿por qué no molesta que se manifiesten en un sentido u otro colectivos queer, LGT, empresarios o sindicatos? Es que la Iglesia está subvencionada… Claro, claro y las demás asociaciones se financian gracias a las cuotas (guiño, guiño). Salvo la mafia, el resto de asociaciones suelen vivir de las subvenciones. Y qué decir de todas las personas que son de izquierdas y católicas (muchas de las que estaban en el Rocío lo serán). O no son católicas pero comparten una visión moral de la vida similar. Vuelve el “todos fachas menos los míos” que tantos triunfos está procurando a la izquierda. Los mismos que vienen señalando a Susana Díaz o a Emiliano García-Page

Si no entienden Andalucía (o cualquier otro lugar) para qué se meten

De todo esto queda claro algo, que casi todo el mundo tienen que meterse donde no le llaman o donde no entiende (cuñadismo inilustrado). Como Jordi Evolé que dice que las palabras del obispo de Huelva (como han sido las palabras de los demás obispos y arzobispos este domingo) van a ser un revulsivo para la activación del voto de la izquierda. ¿Qué izquierda? ¿La de los penes femeninos que se tienen que comer las lesbianas? Lo mejor es eso de “lo tiene todo”. Cierto tiene lo de la dignidad de la persona que es algo que no alcanzan a comprender estos piji-progres. Dentro de la dignidad está la libertad de expresión, que parece que molesta.

Le pasa como a Fumaral –que para ser “experta” en comunicación política parece no aplicarse las recetas (como para contratarla)-, que proyectan sobre algo que siempre ha sucedido sus propios deseos. Pero no llegan al nivel de José Zaragoza, ese diputado sin oficio, ni beneficio, que pisa todos los charcos sin tener ni idea. “Se oponían al divorcio y ahora se divorcian. Se oponían al aborto y ahora abortan en España. Se oponían al matrimonio homosexual y ahora se casan” ha escrito. ¿En qué momento se han casado los obispos para divorciarse? ¿En qué momento un hombre puede abortar? ¿En qué momento se han casado dos obispos homosexuales? ¿No se da cuenta de las tonterías que dice?

Imponer la moral del sistema

En Andalucía lo católico, no el catolicismo en sí, está muy implantado y se hace el caso justo a los obispos (pregúntenle a alguno). Pero ese fermento ético y/o moral impregna muchas conciencias. De muchas personas que no son de derechas pero a las que se acaba criminalizando por sus creencias. El problema es que parece que sólo existe una forma de ser un buen ser humano y las demás deben ser sometidas y excluidas. La riqueza de una sociedad, que se quiera llamar democrática, está en la pluralidad de posiciones y la posición católica está ahí. Lo que es estúpido es pretender que dejen de ser lo que son y en lo que creen.

Todos estos socialistas que han abandonado toda fe en el socialismo, se agarran ahora a lo políticamente correcto como mantra censor y estigmatizador. El pensamiento único de las dos caras del neoliberalismo (algo sobre lo que ha escrito el arzobispo de Granada, pasando por la izquierda a estos popes de la izquierda caviar) que aliena a las personas debe imponerse a la dignidad de la persona del catolicismo, al materialismo analítico del socialismo, a la fraternidad o al amor cristiano, a la defensa de la familia y cualquier otra posición que desvele las fallas del sistema. Todos fascistas, neorrancios y, por ende, homines sacrum (que diría Giorgio Agamben) que pueden ser aniquilados. Hasta el momento han perdido todas las elecciones con este tipo de discurso, igual es momento de detenerse y pensar que es erróneo, aunque lo de pensar sea complicado para según qué personas.

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1 COMENTARIO

  1. La Iglesia tiene que realizar su función propia, que es la predicación del Evangelio. No está autorizada para manipular nada ni inclinarse por una determinada opción política. Lo que hace el obispo es una mezcolanza vergonzosa. Hay que cuidar mucho más las cosas y ser prudente. Esto ¿qué era? ¿Una festividad religiosa o un encuentro político entre afines? Las dos cosas no. Afortunadamente los tiempos están cambiando, no para todos.

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